Todos los padres quieren que sus hijos lleven vidas felices, abundantes y exitosas. Pero esto no se logrará por accidente. Los niños necesitan guía específica. Todos reconocen que las personas son más influenciables cuando son jóvenes. Está es la razón del por qué es tan importante que los padres inculquen, comenzando desde una edad muy temprana, el enfoque y esquema apropiados sobre los cuales basar sus vidas.
Los siguientes tres capítulos contienen una extensa lista de los diferentes atributos y cualidades para enseñarles a sus hijos. Ningún libro de este tipo podría abordar cada rasgo importante de carácter necesario para llevar una vida feliz y productiva. Por tanto, esta lista no lo incluye todo, y otros puntos ciertamente podrían ser añadidos a ésta, pero cubre todas las cosas más importantes que los niños necesitan aprender a fin de estar bien equipados para la vida adulta.
La participación de los padres es fundamental en la educación exitosa de todos los niños — es decir, no solamente cuán bien les está yendo en la escuela, sino también en una serie de otras áreas de vital importancia de su desarrollo. Ha sido demostrado que los niños tienden a desarrollarse bien en una rutina administrada de forma más estricta. Esto es particularmente importante cuando se trata de qué tan bien les irá a ellos en la escuela.
Por ejemplo, como hemos visto, los doctores y educadores ahora hablan en términos de “Trastorno por Déficit de Atención” (TDA) y “Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) cuando están describiendo a un niño que está fuera de control. En realidad, a muchos de estos niños se les ha permitido crecer fuera de control — sin orden y estructura en sus vidas — y estos términos han sido inventados para simplemente proporcionar una excusa para lo que suele ser una mala crianza. Un creciente número de voces están anunciando que un vasto número de padres han sido “engañados” por falsas teorías, que han llevado a tantos padres y niños a creer que tienen una “enfermedad” que necesita ser tratada con medicamentos, en vez de un problema de conducta que está vinculado a un carácter defectuoso sobre todo los demás factores. Sin embargo, ahora hay más de seis millones de niños norteamericanos que están siendo medicados por TDA y TDAH.
Al final, dependerá de usted ayudar a sus hijos a desarrollar todas las características y cualidades necesarias que les permitirán a ellos llegar a la plena madurez. Estas serán el tema de discusión en los siguientes tres capítulos. Entienda que necesariamente hay una cierta cantidad de coincidencia en los muchos principios y otros aspectos de enseñanza en todo el libro.
Deje en claro la importancia de establecer metas
Para los 70 años de edad, muchas personas habrán pasado casi diez años viendo la televisión. Hay miles de programas de televisión que esperan capturar las mentes de sus hijos y reducirlos a “esponjas” descerebradas, absorbiendo información sin ser capaces de diferenciar entre lo que es bueno y lo que es malo para su consumo. Sin su intervención, sus hijos, casi con toda seguridad, están destinados a convertirse en “adictos a la televisión”. Hoy día millones desperdician toda su infancia en la inactividad física y mental, mirando fijamente a “la tele”.
Cando los pasatiempos son fomentados y se desarrollan los intereses, la confianza es edificada. Los niños aprenden que pueden entrar al mundo de los adultos esperando tener éxito.
Usted puede contrarrestar esto al limitarles a sus hijos el tiempo que ven televisión, y enseñándoles a establecer metas apropiadas.
Enséñeles a leer libros — y quizá a escribir reportes de libros (mi abuelo me pagaba un dólar por cada reporte de libro que yo escribiera y le leyera por teléfono, siempre y cuando tuviera más de 300 palabras). Incentívelos a emprender pasatiempos, tales como construir barcos o aviones a escala, o coleccionar monedas, estampillas o tarjetas postales. Guíelos a que participen en deportes, como baloncesto, fútbol, tenis, natación, etc. Anímelos a aprender un instrumento musical, tales como la flauta, la guitarra o el piano. Ellos pueden aprender a patinar, construir y volar una cometa, escribir un diario, hacer pinturas en acuarela u óleo, moldear con arcilla, cuidar un jardín, y muchas cosas más — la lista es infinita.
Ayude a sus hijos a expandir sus mentes y a explorar sus talentos. Ellos tienen dones ocultos esperando para ser descubiertos. Pero necesitan su guía para hacer esto.
Enseñe a sus hijos a escribir sus metas. Con el tiempo, ellos aprenderán cuáles metas pueden alcanzarse, cuáles deberían ser modificadas y cuáles deberían eliminarse. Luego, enséñeles cómo dar pasos hacia las metas, y cómo ser capaces de medir su progreso a lo largo del camino. Asegúrese de recordarles con frecuencia que los Proverbios enseñan: “El deseo cumplido regocija el alma” (13:19).
Los deportes les enseñarán lecciones y valores. (“No se trata de si ganas o pierdes, sino de cómo juegas” — siguiendo las reglas, respetando al entrenador y aprendiendo a enfatizar el trabajo en equipo.)
Entrene a sus hijos a participar con entusiasmo en las actividades, y a no darse por vencidos o renunciar cuando “las cosas se pongan difíciles”. Se ha convertido en una señal de los tiempos que la falta de espíritu deportivo se ha hundido a nuevos niveles, con los atletas profesionales a la cabeza. Tristemente, el problema fuera de control de los proverbiales “padres de ligas menores” ha llegado a niveles epidémicos también. Esto significa que muchos niños se han vuelto malos perdedores.
Usted debe enseñar a sus hijos a afrontar la derrota — ¡pero también a desear tener éxito!
Guíe hacia la obtención de la excelencia
Esfuércese por inculcar en sus hijos el deseo de alcanzar su potencial, de ir por encima y más allá de lo que se espera de ellos — a aprender cómo pueden hacer mucho más de lo que alguna vez ellos creyeron que era posible. Enséñeles el principio de Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”.
Cualquier meta o cosa de valor requiere de trabajo duro — se debe pagar el precio. Hoy día, la mayoría ya no están dispuestos a pagar ese precio y estarán felices de conformarse con la segunda mejor opción, o menos.
Enseñar a sus hijos a perseverar les dará la fuerza interior necesaria para alanzar sus metas. Esto tendrá implicaciones, no solamente en sus metas y deseos, ¡sino también en cada aspecto de sus vidas! Enseñe a sus hijos a nunca rendirse — incluso ante las dificultades — y usted estará prácticamente asegurándoles el éxito.
Inspire a sus hijos con el conocimiento de que la vida recompensa a aquellos que hacen un esfuerzo adicional: “¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición” (Prov. 22:29).
Jesús tenía mucho que decir acerca de aquellos que sólo hacen lo que se espera de ellos. Note esto: “¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos” (Lucas 17:7-10).
La mayoría de las personas hoy día no está interesada en ir por encima y más allá, prefiriendo en cambio hacer lo menos posible. Muchos ahora están perfectamente dispuestos a hacer un trabajo desordenado y descuidado, sin importar la pérdida o el costo para la empresa, porque tienen prisa en acabar — con tantos siempre a la expectativa de la próxima cosa que será “divertida”.
No sólo sus hijos deberían estar dispuestos a hacer un esfuerzo adicional, sino también siempre deberían estar dispuestos a hacerlo con gozo, celo y entusiasmo — ¡de corazón! Si importar los problemas que estén enfrentando, no los deje estar abatidos o quejarse acerca de “cuán difícil” son las cosas o cuán duras son sus vidas. Recuérdeles que las cosas siempre podrían ser más difíciles — y probablemente se pondrán más difíciles en ocasiones más adelante en la vida.
Ayude a sus hijos a descubrir sus talentos e intereses
Algunas personas viven toda su vida inconscientes de cuáles son sus fortalezas, o peor aún, creyendo que no tienen ninguna. Muy a menudo, esto ha sido porque nadie les ayudó a descubrir estos talentos, y éstas no sabían cómo hacerlo por sí mismas. Aunque este libro sólo puede tocar la superficie del tema, al menos debería inspirarlo a ver que en gran medida usted puede animar e inspirar a sus hijos si les ayuda a ver los talentos naturales con los cuales ellos nacieron. Si son aprovechadas, además de la importancia de la relación de ellos con Dios, estas cualidades les ofrecen la mayor posibilidad de realización y felicidad.
Ayude a sus hijos a darse cuenta de su potencial buscando talentos que podrían necesitar reforzamiento. Enseñar el hábito de perseguir y adherirse a una meta inculca la perseverancia—persistencia inquebrantable—y trae innumerables recompensas.
Piense en esto de este modo: Casi todo ser humano tiene fortalezas y debilidades. Prácticamente no hay excepciones en cuanto a tener algunos talentos y absolutamente no hay ninguna excepción en cuanto a tener ciertas debilidades. Una de sus tareas es ayudar a su hijo o hija a descubrir sus habilidades, talentos e intereses dados por Dios. Por ejemplo, su hijo puede estar extremadamente dotado en un área o en una forma particular, y este don podría ser algo que nunca antes se había presentado en la familia suya. Esté pendiente de esos dones, y no los aplaste cuando los vea simplemente porque nunca antes ha visto estos talentos o habilidades particulares o porque no sean las fortalezas suyas. Por otra parte, no decida que ve talentos que en realidad no están ahí. Tenga cuidado de no intentar rehacer a su hijo a su propia imagen. Usted es un ser humano único, diferente de cualquier otra persona sobre la faz de la tierra.
¡Así también lo es su hijo!
Considere por un momento las propias fortalezas e intereses de usted, independientemente de cómo los descubrió. ¿Qué tal si sus padres, maestros, entrenadores o empleadores nunca se hubiesen interesado en su potencial, o peor aún, activamente hubiesen buscado aplastar esos intereses? ¿Qué si usted nunca hubiera sido capaz de descubrirlos y desarrollarlos? ¿Cuán diferente habría sido su vida? ¿Estaría en la misma carrera profesional o incluso cerca al nivel de felicidad que ha sido capaz de disfrutar? La respuesta casi seguramente es no.
El otro lado de la moneda es que es posible que sus mentores no le animaran a desarrollar sus fortalezas, y llegar a ser todo lo que podría haber sido. Si este es el caso, evite hacer lo mismo con sus hijos. Usted aún puede emocionarse con el logro de un éxito en el desarrollo de ellos que usted nunca tuvo, ¡y esta será una recompensa como ninguna otra que un padre pueda disfrutar!
¿Tienen sus hijos un interés por la música, el arte, la ciencia, las matemáticas, los deportes, hacer maquetas, coleccionar sellos, la horticultura, los animales, la lectura, escalar rocas o una serie de otras cosas? Esfuércese tan duro como posiblemente pueda en reconocer y fomentar estos intereses. Pregunte a sus hijos qué disfrutan. Obsérvelos y hable con ellos. Trate de discernir dónde pueden ser y no pueden ser naturalmente talentosos y dónde están sus intereses. Trate de ser de apoyo de una manera equilibrada, asimismo, no permitiéndoles renunciar simplemente porque las primeras etapas en un deporte o actividad en particular sean difíciles, cuando esto siempre es así en cualquier nuevo esfuerzo.
Establezca límites
Por supuesto, los costos pueden crear ciertos límites — ¡paracaidismo!, ¡pesca en alta mar! — y los niños no pueden perseguir cada deporte, cada pasatiempo, cada instrumento musical, cada actividad — y cada sueño — que ellos puedan tener. Obviamente, todo en la vida tiene un límite razonable y natural. Enseñe a sus hijos este principio y a ser capaces de encontrar este límite por su propia cuenta, en todo lo que hacen. Ellos también tienen que entender que deben terminar lo que comienzan y no saltar de una actividad a otra, de un deporte a otro, y de un pasatiempo a otro, o nunca aprenderán a ser perseverantes y a continuar hasta el éxito final.
Una palabra de precaución. Evite, a toda costa, convertir los intereses, los talentos o los dones de sus hijos en “ídolos” que usted y/o sus hijos inconscientemente adoren. Esto puede suceder con más frecuencia cuando una persona joven tiene un don inusual o verdaderamente extraordinario. Los padres de tales niños deben trabajar excepcionalmente fuerte para evitar que su hijo se desequilibre o se enfoque excesivamente en un don o un interés con la exclusión de todos los demás. Tenga cuidado con esto, ¡o el don extremo de su hijo le condenará a él o a ella a toda una vida de extrema miseria!
Podría decirse que gran parte de la satisfacción de una vida feliz radica en alcanzar el propio potencial, e incluso más con un potencial especial. En ocasiones, y esto será muy raro, los entrenadores privados pueden ser una ayuda si, cuando se sopesa con todas las demás prioridades, esto encaja en el presupuesto familiar.
Esfuércese por respaldar a sus hijos a medida que ellos exploran lo que pueden y no pueden hacer.
El peor pecado de los padres — ¡consentir a sus hijos!
El tema de las últimas secciones introduce un tema relacionado, y uno que difícilmente podría ser más importante.
No podría haber una maldición más terrible de colocar sobre un hijo o hijos, que ser un padre que consienta. Esto produce una serie de problemas tanto en el carácter y la personalidad de los hijos, que les afectará para todo la vida. Pero esto ni siquiera termina ahí, porque luego los efectos serán transferidos e intensificados en las generaciones siguientes.
La generación que vivió y experimentó la Gran Depresión de la década de 1930, y que sufrió a través del sinnúmero de horrores, así como el holocausto (de muchas naciones), de la II Guerra Mundial, quedó cambiada para siempre por lo que soportó. Esta a menudo es referida como “La generación más grandiosa”. Entre otras cualidades aprendidas e inculcadas, estos millones eran más trabajadores, más fuertes de carácter, agradecidos por la libertad, valientes, dispuestos a sacrificar, patrióticos, más agradecidos de todo lo que los demás toman por sentado, y mantuvieron una perspectiva completamente diferente hacia lo que las personas perciben hoy en día que son sus “derechos”.
La historia ha mostrado que los pueblos de Estados Unidos, Gran Bretaña y otras democracias occidentales superaron sus, quizás, más graves pruebas debido al sacrificio de millones (muchos de los cuales perdieron sus vidas) quienes pensaban en términos de integridad, honor y el privilegio de la libertad. Esta forma de pensar ha sido reemplazada por una creencia basada en beneficios adquiridos, queriendo decir que la libertad, las posesiones materiales y todas las buenas cosas de la vida deberían ser automáticas — son derechos de nacimiento.
Pero, al igual que toda generación, incluso los de la “más grandiosa” fueron padres. Como tales, ellos, aparentemente, cometieron un terrible error colectivo — decidieron que sus hijos nunca deben tener que soportar los rigores, las dificultades, los retos y las carencias como tuvieron que experimentar ellos. Esto quizás se asemeja al padre que recibió nalgadas muy a menudo cuando era niño y erróneamente concluye: “Yo nunca le daré nalgadas a mis hijos”.
El resultado fue una generación, usualmente conocida como “baby boomers”, con meno interés en edificar carácter y más interés en enfocarse en sí mismos y en la acumulación de cosas físicas. Pero la cosa empeoró. Los baby boomers a su vez criaron a una generación tremendamente consentida e impulsada por el ego, que fue apodada “Generación X” porque nadie tenía alguna idea de cómo resultarían estos en última instancia. El producto final estuvo lejos de ser bueno. Pero se puso peor — otra vez. La menos industriosa, egoísta y en gran medida “libre de dolor” Generación X que vimos, pasó a producir una siguiente generación, de nuevo, aún mucho peor — esto es cierto de la fortaleza, el carácter, los valores, el egoísmo, el conocimiento, la experiencia, la salud, y casi todo otro aspecto del éxito en la vida de cualquier ser humano. Sí la Generación X es inmoral — y lo es — esta es amoral, y en casi todos los sentidos.
Esta generación más reciente, la “Generación Milenial”, sólo podría ser descrita como infinitamente más consentida — ¡verdaderamente corrompida! (como usted ha entendido del Capítulo Dos) — que sus apenas relativamente consentidos abuelos baby boomers, tan sólo dos generaciones mayores. Aquellos, en comparación, fueron verdaderos modelos de altruismo y desinterés. Es como si la generación moderna se considerara a sí misma puesta en la tierra con el único propósito de disfrutar y festejar.
¡Evítelo a toda costa!
Padres, sobre todas las cosas, no consientan a sus hijos. ¡Eviten esta trampa a cualquier precio! Si no lo hacen, literalmente están sentenciándolos a ser obstinados, egoístas, auto-centrados, impulsados por el ego, groseros y exigentes, y casi por completo materialistas. El resultado final es que serán incapaces de negarse a sí mismos todos sus deseos, y pasarán por alto el dolor y el sufrimiento que viene con esto. Además, los habrán debilitado y habrán formado en ellos un sentimiento de que todo siempre debería ser justo (mencionado hace un momento) — y que tienen derecho a todo lo que tienen — lo que ganaron las generaciones previas — cuando esto no es cierto de la vida.
También están inculcando en ellos, y esto a menudo es hecho al elogiar excesivamente, que son “especiales” y/o “dotados”. Este pensamiento (una evidente falta de humildad) hará que sea muy difícil o imposible enseñarles porque no aceptarán la crítica. Les resultará difícil, o serán completamente incapaces de, admitir que están equivocados, sin importar la ofensa. Ellos, sin embargo, serán capaces, y estarán felizmente dispuestos, de criticar las deficiencias de otros.
Después de un tiempo, tales niños en efecto “poseen” a sus padres — y desde una temprana edad se dan cuenta de esto. ¡Esto se debe a que los padres han estado más dispuestos a ceder — incluso constantemente “transferirles”, si es necesario — ante ellos, que lidiar con la extenuante irritación y molestia de los argumentos y lloriqueos interminables de parte del niño cada vez que no se sale con la suya! Pregúntese: ¿Cuán a menudo ha escuchado, o se ha visto a sí mismo exclamando, “simplemente no puedo lidiar con ellos”?
Finalmente, los niños que son los mayores candidatos a ser consentidos son a menudo el “único hijo”, o el último en nacer — “el bebé” — y particularmente el “bebé a edad avanzada” quien llegó mucho después que sus hermanos o después que a los padres se les dijo que no era posible tener más hijos. (Pero esto también puede ocurrir con un hijo primogénito.) Cuando son mayores, y habiendo alcanzado la etapa de pensar más como abuelos, a estos padres a menudo les resulta difícil disciplinar a estos niños, e incluso más difícil decirles “no”.
Esté atento a la tendencia natural — ¡un potencial dentro de todos los padres! — de llevar a cabo un concurso de popularidad con sus hijos y tomar el camino fácil de “asfixiarlos” con lo mejor de todo. (Desearía tener un centavo por cada vez que mi padre me recordó que “aquí no estoy realizando un concurso de popularidad”.)
Haga de esto una ecuación simple: ¡consentir continuamente equivale a arruinar!
Con frecuencia repítales a sus hijos que ellos no son mejores que los demás, y que la medida de su valor y éxito está únicamente vinculada a un contacto regular con Dios, fuerza de carácter, búsqueda de las metas correctas, voluntad de vencer los obstáculos en su camino, verdaderos logros, lo mucho que dan comparado a obtener, la cantidad de honor extendido a las generaciones que los han precedido, y la cantidad de esfuerzo y sudor invertido para ganarse lo que tienen.
¡Inculque estas y otras cualidades internas vitales relacionadas con una constancia incesante que sus hijos no puedan pasar por alto por su importancia!
¡No hay mayor pecado de los padres que consentir a los hijos!
Enseñe a sus hijos que no siempre pueden conseguir lo que quieren
Millones de padres ahora complacen rutinariamente a sus hijos. Y las formas en que hacen esto son casi infinitas. Es como si los padres sintieran que deben satisfacer cada capricho de su hijo — y lo hacen casi a cada minuto.
Simplemente piense en el tema de la hora de dormir. Muchos niños, cuando son puestos a dormir, se levantarán por una infinidad de razones, ofreciendo una variedad de excusas creativas — “tengo hambre”, “tengo sed”, “no puedo dormir”, “tengo miedo” (en este caso, dicho como una excusa), “no estoy cansado”, “no me leíste un cuento” — y los padres son atrapados como verdaderos prisioneros de las invenciones de sus hijos acerca del porqué ellos no necesitan obedecer a sus padres — ¡e IRSE A DORMIR! Peor aún, he visto a muchos padres que no pueden poner a su hijo a dormir a menos que lo metan en el carro y lo lleven a pasear, a veces por períodos prolongados, hasta que se duerme. Esto es costoso, consume mucho tiempo, es fatigante — ¡y ridículo!
Este tipo de cuidado le enseña a los niños a crecer esperando ser atendidos y los prepara para un duro despertar.
Hay ciertas cosas que simplemente no podemos tener. Justo o no, así es la vida — y sus hijos deben comprenderlo. Sin embargo, la mayoría de los padres no tienen ninguna idea de que deberían estar inculcando en sus hijos incluso este hecho más básico de la vida.
Pruebe este experimento: La próxima vez que esté caminando por un supermercado, escuche a los padres hablar con sus hijos (y trate de darse cuenta si se está viendo y oyendo a sí mismo al mismo tiempo). Vea cómo interactúan padres e hijos. Aunque no sea obvio al principio, notará que el niño está consiguiendo lo que quiere y el padre está casi invariablemente cediendo y obedeciendo al niño. Los niños de hoy pueden ser vistos realmente dirigiendo a sus padres.
Por ejemplo, un niñito puede tomar galletas del estante mientras su madre está empujando el carrito por el pasillo. Cuando la madre toma las galletas y las regresa al estante, el niño a menudo estalla en un berrinche. Frustrada, la madre trata de razonar con el niño para que se calme, persuadiéndole y explicándole — y algunas veces recurriendo a la súplica y al ruego — que esta no es la reacción apropiada, y que ese no es el lugar adecuado para “expresarse”.
Esto puede ser seguido por una serie de intentos para verbalmente calmar al niño, todo lo cual en última instancia falla. Finalmente, impulsado por la vergüenza y la desesperación, el padre coloca las galletas de vuelta en el carrito, calmando rápidamente al niño — pero enseñándole una devastadora lección. Esta “lección” a menudo llega tan lejos hasta incluir la apertura del paquete inmediatamente y darle al niño una galleta. Yo lo he visto.
En vez de que simplemente se le diga “no”, y de responder obedientemente — y demostrar felicidad con la decisión del padre — el niño aprende a cómo manipular a sus padres a fin de obtener lo que él quiere — cómo satisfacer sus necesidades y deseos. En efecto, los padres le están enseñando al niño a hacer, sentir y pensar lo que es “derecho en su opinión” (Prov. 12:15), sin consideración alguna por los que están a su alrededor.
Incluso los siervos más fieles de Dios no siempre recibieron lo que deseaban o pedían. Dios usó a Moisés para guiar al antiguo Israel fuera de Egipto, y durante 40 años de vagar por el desierto, hasta llegar a la Tierra Prometida. Sin embargo, a Moisés no le fue permitido entrar a la tierra con Israel.
Pablo predicó fielmente y difundió el evangelio del reino de Dios por todo el Imperio Romano. A lo largo de su ministerio, él nunca flaqueó en enseñar la verdad completa de Dios. Sin embargo, los hechos de la historia indican que las circunstancias lo habían apartado de lo que debió haber sido una vez una vida previa de considerable comodidad. He aquí lo que él registró:
“¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias” (II Cor. 11:23-28).
Eduque a sus hijos sobre el hecho básico de que no siempre pueden conseguir lo que quieren — que la vida no siempre les dará la mano que ellos esperan o que sienten que merecen. Como Pablo, deben aprender a estar satisfechos con — y apreciar — lo que tienen. He aquí lo que el sufrimiento y la dificultad le enseñaron a Pablo: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad” (Fil. 4:11-12).
Puesto que Dios le da la instrucción anterior a usted como un cristiano, usted incrementará enormemente la felicidad futura de su hijo si le enseña a estar contento con su vida, incluyendo todas las cosas que no puede controlar.
Enséñeles a sus hijos que la vida no es justa
Prepare a sus hijos para quizás la más cruel realidad de la vida: Lo que sucede no siempre es justo. Algunas personas nacen ciegas, sordas o de otra forma físicamente discapacitadas. Algunas veces, personas con menos talento pero con más atractivo o mejores “contactos” son seleccionadas para ciertas responsabilidades o recompensas por encima de aquellos más calificados.
Sus hijos necesitan saber que podrían ser discriminados debido a su antecedente social o económico — o debido a su acento, nacionalidad o raza. Explíqueles que estas injusticias podrían sucederles a ellos.
Luego enséñeles a sus hijos que incluso los cristianos que fielmente obedecen a Dios podrían también ser discriminados — que, a veces, es casi seguro que sufrirán injusticias. En todas estas cosas, recuérdeles que este no es el mundo de Dios, y que su máxima recompensa viene de parte de Él.
Mi padre se cercioraba de decirles a sus tres hijos, literalmente, que él no estaba intentando ser justo, y en realidad no tenía ningún interés en ser justo — porque la vida no es justa. Su pensamiento proseguía: si siempre tenía que ser justo — algo que él sabía que no era realmente posible en muchos casos con los niños, de todos modos — estaría programándonos para creer que siempre recibiríamos un trato justo, ¡cuando la vida no es así para nadie! Quería que entendiéramos que teníamos que tener éxito cuando las cosas no eran justas, y no perdiéramos el tiempo creyendo que la vida siempre nos daría “una buena jugada”. En otras palabras, él enseñó: ustedes tienen que jugar con las cartas que les toquen sea como sea, así que practiquen tener éxito con “una mala jugada”.
Más estadísticas televisivas alarmantes
El alcance de la televisión ha cambiado dramáticamente. Antes, los niños sólo tenían ocho o nueve canales para elegir. Si no había nada interesante que ver, tenían que encontrar algo más que hacer — montar bicicleta, hacer dibujos, jugar afuera, etc. Ni siquiera pensar antes que existiera la televisión.
Hoy día, los niños tienen acceso a cientos de canales. Hay estaciones individuales dedicadas específicamente a la acción, los misterios, las películas de vaqueros, los dibujos animados, la comida, los programas de concursos, la historia, las mascotas, la comedia, las telenovelas, la ciencia ficción y la religión. La lista está creciendo — ¡incluso aumentando masivamente!
Con tantos canales para “navegar”, no es sorprendente que el tiempo dedicado a ver la televisión se ha elevado drásticamente, especialmente entre los niños. Sesenta por ciento de todos los niños ven la televisión y usan Internet un promedio de seis horas diarias.
En una encuesta de 3.155 niños de 2 a 18 años de edad, la mitad dijo que no tenían reglas parentales que limiten su tiempo de ver televisión o los tipos de programas que veían. Y 61% de los niños de ocho años y mayores dijeron que ven lo que quieren, cuando quieren.
De acuerdo con un estudio:
(1) Los hombres y los niños son presentados en la televisión a menudo enfocados en el sexo opuesto. Un muchacho en el estudio, dijo acerca de un personaje: “Su objetivo principal es conseguir la chica”.
(2) Uno en cada cinco personajes masculinos utiliza la agresión física para resolver los problemas.
(3) 49% de los niños encuestados veían videos musicales diariamente.
(4) Más de 25% de los videos incluían algún grado de atención a los senos, las piernas o torsos femeninos. Además, 50% de las veces, era probable que las mujeres fueran presentadas semidesnudas o vestidas con ropa provocativa.
He aquí más datos acerca de la audiencia televisiva en los E.U.:
- 98% de los hogares al menos tienen una televisión, 34% tienen dos, y 40% tienen tres o más.
- En un hogar promedio, la televisión está encendida 7 horas y 40 minutos al día.
- Entre los niños de 2 a 11 años de edad, ¡el niño promedio ve 1.197 minutos — casi 20 horas — de televisión a la semana! Sin embargo, sus padres sólo dedicaron 38,5 minutos a la semana de conversación significativa con él.
- De acuerdo al Departamento de Educación de los Estados Unidos: “El rendimiento académico cae de forma abrupta para los niños que ven más de diez horas semanales de televisión”.
- Por ejemplo, los estudiantes del 6º y 12º grado que veían de California mucha televisión obtuvieron calificaciones más bajas en las pruebas de lectura, expresión escrita y rendimiento en matemáticas que los estudiantes que veían poca o ninguna televisión.
- 52% de los niños de 5 a 17 años de edad y un porcentaje muy alto de los niños de 2 a 5 años de edad también tienen una televisión en sus dormitorios.
- 70% de las guarderías infantiles utilizan la televisión durante un día normal.
- Cuando se les pidió elegir entre ver televisión o pasar tiempo con sus padres, 54% de los niños de 4 a 6 años de edad prefirieron la televisión.
- El joven promedio pasa 1.500 horas al año viendo televisión — pero solamente 900 horas al año en la escuela.
- Sólo hay 1 probabilidad en 12 de que los padres le exigirán a sus hijos hacer su tarea antes de ver la televisión.
- Para cuando el niño promedio termine la escuela elemental, vimos que él o ella habrá presenciado más de 100.000 actos de violencia en la televisión, incluyendo 8.000 asesinatos. A los 18 años, ¡estos números se duplican!
- También vimos que para la edad de 70 años, la mayoría de personas habrán pasado aproximadamente diez años completos viendo la televisión.
- 80% de los ejecutivos de Hollywood creen que hay un vínculo entre la violencia en la televisión y la violencia en la vida real. ¡Sin embargo ellos no hacer nada acerca de la programación que ofrecen!
- 81% de los niños de 2 a 7 años de edad ven televisión solos y sin supervisión. Esto se eleva a 95% para los niños mayores.
- De acuerdo a un reporte de 1999 de la CNN: “…un típico adolescente ve casi 15.000 referencias, insinuaciones y bromas sexuales en la televisión cada año, de las cuales menos de 170 tratan con la abstinencia, control de natalidad, enfermedades de transmisión sexual o embarazo…”
“La supuesta ‘hora familiar’ de televisión, desde las 8 p.m hasta las 9 p.m., contiene más de ocho incidentes sexuales por hora — cuatro veces más que en 1976…”
“El alcohol, el tabaco o las drogas ilícitas están presentes en el 70% de los programas dramáticos en el horario estelar de las cadenas de televisión…” - Los niños que son televidentes exhaustivos suelen tener un mayor riesgo de obesidad, alcoholismo y drogadicción, y actividad sexual.
- Los niños que ven 4 horas o más de televisión al día pasan menos tiempo haciendo tareas, tienen habilidades de lectura más deficientes, no interactúan tan bien con los amigos, y tienen menos pasatiempos que los niños que ven menos televisión.
- De acuerdo con www.limitv.org: “Ver la televisión impide el crecimiento de períodos de atención más largos…la longitud del programa de aproximadamente siete minutos antes de una interrupción comercial puede condicionar a un niño a un período de atención de siete minutos. The Wall Street Journal, del 10 de febrero de 1994, relata la experiencia de Odds Bodkin, quien actúa frente a unas 100.000 personas al año, la mayoría de ellas son niños”. (Recuerde su comentario que aproximadamente después de siete minutos, la inquietud se manifiesta a medida que los relojes internos de los niños anticipan un corte comercial.)
“Ver la televisión interfiere con el desarrollo de las habilidades de lectura. Un niño debe aprender a mover los ojos de un lado a otro a lo largo de la página con el fin de leer. Pero con la televisión, los ojos se quedan fijos en la pantalla. Una hora al día en la escuela aprendiendo a mover los ojos de un lado a otro no puede competir con cuatro o más horas con los ojos fijos en una pantalla de televisión. No es de extrañar que muchos niños tienen dificultad para aprender a leer”.
Si usted prepara a sus hijos desde una edad temprana, ellos estarán preparados para los obstáculos de la vida y los tomarán con mucha más calma.
Enseñe a sus hijos el significado de la palabra “No”
Trágicamente, la mayoría de los padres ya no están dispuestos o no son capaces de decirles a sus hijos “¡No!” en términos enfáticos. Los modernistas han seducido a millones de padres para que razonen con sus hijos — ¡interminablemente! Una generación de psicólogos infantiles cuidadosamente les ha enseñado a los padres cómo razonar con sus hijos sobre casi cualquier asunto — preguntarles a sus hijos si ellos harán esto o aquello, aparentemente necesitando conseguir el permiso del niño para asegurar la obediencia.
Educados en la falsa teoría de la evolución, la cual rechaza el conocimiento revelado, estos “educadores” están a su vez educados en todos los valores erróneos y, carentes de verdadero entendimiento de parte de Dios, han asumido que las formas benignas de castigo perjudican la autoestima y el desarrollo de los niños. Ha sido comprobado que tal razonamiento es defectuoso, y los estudios muestran que los niños en realidad son incapaces de razonar en algo excepto en los asuntos más simples hasta que alcanzan los siete u ocho años de edad.
“No” es la palabra que más carácter forma en el idioma español. ¡Sus hijos tienen el derecho — y la necesidad — de escucharla de su parte! Nunca tenga miedo en decirles lo que NECESITAN escuchar en lugar de lo que puedan QUERER oír. Usted es el padre. Ellos son los hijos. Mantenga clara esta distinción — en su mente y en la de ellos.
Pregúntese cuán a menudo escucha a otros — ¡o a sí mismo! — decir a sus hijos que hagan algo (cualquier cosa) seguido de la petición por el sello de aprobación de ellos al concluir con “¿Sí?” — “Es hora de dormir, ¿sí?”, “Guarda tus juguetes, ¿sí?”, “Cómete tus habichuelas, ¿sí?”, “Vamos a ponerte tu abrigo, ¿sí?”, etc.
Para aquellos que recibirán el mensaje, un padre adulto completamente maduro pidiéndole a un pequeño niño la aprobación es una imponente declaración de quién está a cargo — y hacer esto le enseñará a su hijo a convertirse en alguien que debate, y que toda instrucción suya está sujeta a discusión. Sus hijos necesitan preguntarle a USTED si algo está bien o no. Se supone que USTED debe estar a cargo, ¡nunca el niño!
No es de extrañar que el profeta Isaías dijera de la última era antes del regreso de Cristo: “Los opresores de Mi pueblo son muchachos…” (3:12). Es la triste experiencia de millones de padres actualmente que sus hijos tienen verdadero dominio sobre ellos, ajetreándolos, con los padres no teniendo ninguna idea de qué hacer al respecto o incluso que debería ser de otra manera. Los modernistas han acuñado la frase “familias centradas en los hijos” para describir a millones de los hogares actuales. En lo que ha sido llamada “una vasta crisis de gestión familiar”, grandes números no saben a dónde acudir o que Dios da instrucción al respecto.
Su autoridad es a menudo suficiente
Enseñe a sus hijos a aceptar la sencilla frase: “Porque yo lo digo”, y que esta puede ser la única explicación que recibirán. Aprenderán a someterse a la autoridad sin tener que saber siempre el porqué.
Cuando intentaba decirle a mis padres, en circunstancias en que quería una razón que ellos no estaban dispuesto a dar, quizás intenté decirles un par de veces: “Bueno, los otros padres les permiten a mis amigos hacer (cualquiera que haya sido el caso)”. Invariablemente, mis padres respondían con un sencillo: “Tú no tienes otros padres. ¡Nos tienes a nosotros!”
Como nota aparte, para aquellos que necesitan que sus niños más pequeños estén callados en lugares públicos o en servicios en la iglesia, es crucial que les enseñen cuando “callar”. Aunque es maravilloso ver a los niños pequeños “descubrir” sus voces, ellos deben entender que hay un lugar y un momento para esto. Asegúrese de regularmente estar enseñando a sus hijos la importancia de un “tiempo de silencio”. Esto significa hacerlos practicar en casa. Sus hijos necesitan entender que a la hora de la siesta, o en cualquier otra ocasión que usted quiera que hagan esto, deben responder al significado de “baja la cabeza”. Es una buena idea tratar de coordinar la hora de la siesta de sus hijos pequeños con el tiempo que usted necesita que estén callados, como por ejemplo durante los servicios en la iglesia. Pero esto también se aplica a mantenerse en silencio mientras están despiertos en un lugar público, tal como un restaurante.
Asegúrese de estar exigiendo obediencia en cada circunstancia. Nunca caiga en la seductora excusa de que la desobediencia es “solamente una etapa que están atravesando” o que están experimentando los “terribles dos años”, lo que inevitablemente conduce a los “terribles tres años” y los “terribles cuatro años”. El verdadero problema sencillamente es terrible desobediencia.
Desafortunadamente, demasiados padres les han enseñado a sus hijos, a través de regaños y no aplicando la disciplina apropiada, que “no” significa “tal vez”, “posiblemente” o “ya veremos”. Haga que sus hijos entiendan que “no” no es la ronda de apertura de una negociación. Si bien esto no significa que usted nunca pueda preguntarles su opinión, ¡ellos deben entender que sus decisiones son definitivas! A usted le encantarán los beneficios de seguir este principio — y la paz y el descanso que esto le dará en lugar de incontables frustraciones. Recuerde Proverbios 29:17, que muestra que practicar la correcta crianza puede resultar en que sus hijos le den “descanso”.
Además, los niños deben aprender desde muy temprano que los padres no existen para el único propósito de hacerlos felices — para satisfacer todos sus caprichos, gustos y deseos. La función ordenada por Dios para los padres es proveer para y entrenar a los hijos, mientras inculcan en ellos todos los atributos, las cualidades y las habilidades necesarias para ser productivos, exitosos y felices.
Esto significa que los padres no deben caer en la trampa de pensar que deben comprar todo lo que el niño quiere. Por supuesto, los avisos de televisión no son sus amigos en este aspecto. Muchos hacen esto en un interminable ciclo fatigante — y muy costoso. Si bien usted puede desear conseguir el objeto ocasional realmente especial que su hijo desea, recuerde que nada permanecerá especial si él puede tener todo lo que quiera.
Eduque a sus hijos en el arte de la comunicación
La capacidad de comunicarse de manera efectiva es una de las habilidades más importantes a adquirir, ¡y socializar en diferentes ambientes es inseparable de la vida! Ser capaz de comunicarse efectivamente beneficiará a sus hijos de incontables formas — y por el resto de sus vidas. Esto les ayudará a desarrollar amistades, abrir puertas para ellos, y les ayudará a tener éxito en sus lugares de trabajo.
Uno de los mayores regalos que puede darle a sus hijos es un hambre de conocimiento, y esto puedo ser cultivado en los niños cuando son jóvenes. Enseñe a sus hijos a amar el aprendizaje. Más adelante ellos le amarán a usted por eso.
El arte de la comunicación requiere práctica. Toma tiempo aprender a expresarse de manera precisa y con mucho tacto, y comunicarse bien con los demás. Los niños no harán esto de forma natural. La mayoría de las personas hoy día usan las mismas palabras, términos y frases una y otra vez, generalmente porque nunca aprendieron a desarrollar su vocabulario. Continuamente recurren a expresiones muy deficientes. He aquí sólo algunas cosas que las personas dicen cuando no saben qué decir después — cuando no saben cómo responder con algo de significado o valor: “Ya sabes”, “¿de acuerdo?”, “¡en serio!”, “sí, claro”, “¿sabes a lo que me refiero?”, “como…”, “ajá”, “lo que sea”, “y qué sé yo”, “¡totalmente!”, “¡seguro!”
Una vez, los padres y las escuelas pusieron un fuerte énfasis en hacer una gran cantidad de lectura, en particular de libros más largos. Esto mejoraba en gran medida la capacidad de las personas para conversar en toda una amplia gama de diversas ideas y pensamientos — así como para pensar en esas ideas y pensamientos. Esto servía para familiarizar a las personas con autores famosos, con la filosofía, la historia mundial, la geografía, los eventos actuales y las condiciones mundiales, los grandes líderes, y mucho más — y sus conversaciones reflejaban profundidad.
Todo esto ha cambiado. En un mundo en el cual millones de adolescentes y adultos jóvenes llevan una existencia de telenovelas, donde la mayoría parece hablar de no mucho más que de un sin fin de temas superficiales y sin importancia — usualmente centrados en torno a la actualización de unos a otros respecto a no mucho más que los típicos eventos “él dijo, ella dijo” que ocurren en las vidas de otras personas — se produce muy poca conversación significativa.
Aprendí desde muy temprano el valor de expandir el vocabulario. Desde el momento en que llegué a primer grado, mi madre me exigía que buscara nuestro enorme diccionario familiar (este era casi tan grande como yo al principio) para buscar las palabras que yo no entendía. Aunque esto me frustraba en ese entonces, porque ninguna de las madres de mis amigos exigía eso, ahora estoy agradecido de forma indescriptible por este ejercicio. Todavía está enriqueciendo mi vida más de cincuenta años después.
Enseñe a sus hijos que ellos pueden elevarse por encima de todas las cosas sin sentido — que pueden pensar y hablar de cosas más grandes, incluyendo ideas importantes, y lo que está ocurriendo en el mundo que los rodea que está cambiando con tanta rapidez. Además, anímelos a expresar pensamientos con color y entusiasmo, y a que expandan su vocabulario al aprender y utilizar nuevas palabras. Ellos descubrirán que los demás los considerarán interesantes, e incluso fascinantes, para hablarles. ¡Destacarán para aquellos que piensan!
Anime a sus hijos a responder y a reflejar pensamientos y sentimientos
Los jóvenes de esta generación se han vuelto hastiados, cínicos y perpetuamente malhumorados. Tantos aparentan estar casi por completo sin alegría, ser aburridos y egoístas. Observe a un grupo de adolescentes normales, y notará que la mayoría de ellos parecen llevar máscaras inexpresivas y sin emociones, ocultando sus verdaderos sentimientos. En lugar de decir lo que realmente sienten, generalmente dicen lo que los adultos quieren escuchar. Una de las tragedias de nuestro tiempo es que casi toda una generación literalmente no sabe cómo hablar — cómo expresar un pensamiento de forma inteligente. Por supuesto, no todos los pensamientos son simples. Muchos son bastante complejos y requieren un análisis inteligente y una mayor reserva de palabras, a través de las cuales transmitirlos, de las que existen en el vocabulario de la persona joven promedio de hoy día.
Enseñes a sus hijos a ser alegres y entusiastas — a responder a los eventos que les rodean. No les permita ser cínicos o malhumorados, o que desarrollen y retengan actitudes incorrectas. Hágalos cambiar su estado de ánimo y actitud. Esto los llevará a un hábito de obligarse a sí mismos a hacerlo. El mantra universal de la juventud actual es “estoy aburrido”. Lo que hace esto tan increíble es que los niños nunca han tenido tantas clases de cosas con qué ocupar su tiempo. ¡Esto se convierte en su propio gran testimonio del hecho que tenerlo todo tiene poco que ver con tener felicidad!
Los niños, literalmente, casi nunca deberían aburrirse. Se ha demostrado que el aburrimiento a menudo ha sido un precursor de la creatividad. Cuando sus hijos se están quejando de aburrimiento, esto puede ser un mensaje para usted de que no les está enseñando a explorar, a pensar “fuera de la caja” — a crear con las mentes que Dios les dio. Dirija estas oportunidades en una dirección creativa.
¡Enseñe a sus hijos a desarrollar la capacidad de disfrutar! Los Salmos dicen: “Este es el día que hizo el Eterno; nos gozaremos y alegraremos en él” (118:24). ¿A cuántas personas conoce que practiquen este modo de pensar? La respuesta seguramente es muchos menos que hace apenas una generación. ¿Cuántos padres les están enseñando este tipo de perspectiva a sus hijos? ¿Cuántos padres les están enseñando a sus hijos este tipo de enfoque, centrándolos en el reto de cada nuevo día que comienza?
Permítanme ofrecer un paréntesis: Mi madre enfatizaba que aprendiéramos a disfrutar lo que hacíamos de niños. Su propio ejemplo lo hacía más fácil. Porque ella era cocinera gourmet, fueron muchas las tardes, a la hora de la cena, cuando ella había preparado algo único — y nuevo para nosotros — y luego anunciaba: “Niños, esta noche vamos a instruir nuestras papilas gustativas”.
No permita que sus hijos funcionen como robots. Enséñeles a sentir, a tener empatía por los demás. Por ejemplo, enséñeles a estar felices cuando un amigo o compañero de la escuela gane un premio. Además enséñeles a ser sensibles al sufrimiento de otros.
Considere la perspectiva general de la profecía bíblica: En el futuro cercano, Dios permitirá que muchas naciones sufran lo que es llamado como la Gran Tribulación. Esto describe un tiempo de invasión militar, cautiverio y esclavitud para incontables millones. Sin embargo, Él mostrará favor (y ofrecerá protección) a aquellos que “giman y clamen” por todo lo que están presenciando.
Note Ezequiel 9 y el mensaje que contiene acerca de cómo quiere Dios que sus siervos se sientan respecto al creciente sufrimiento de tantas personas alrededor del mundo: “y le dijo el Eterno: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por Mi santuario” (vs. 4-6).
Dios espera que Sus siervos sientan profundamente por otros, que demuestren verdadera preocupación por ellos — y que sean capaces de reflejar esa preocupación en las palabras y el lenguaje corporal. Enseñe a sus hijos a hacer estas cosas, ¡que la simpatía y la empatía por la difícil situación de los demás es inseparable de la vida! Al hacer así, les habrá hecho un gran servicio a sus hijos — e indirectamente les habrá enseñado a ser más agradecidos por el conocimiento especial que Dios le ha dado a usted y usted les está dando a ellos.
Exija un apropiado manejo y ahorro del dinero
Todo el mundo occidental está sumido en deudas de consumo. La facilidad con que se puede obtener crédito, y la constante tentación de usar excesivamente las tarjetas de crédito, sumado a una creciente falta de mesura y autocontrol en el mundo en general, están empujando a cada vez más personas a la tragedia financiera de la bancarrota. Pero un número mucho mayor está viviendo justo al límite, habiéndose puesto a sí mismos al borde de la bancarrota.
Inculque en sus hijos el valor de ahorrar para los “días de vacas flacas”, porque los tiempos difíciles siempre llegan. En un mundo dirigido por el impulso de la complacencia instantánea — ¡donde simplemente viendo algo en un escaparate significa que uno debe tenerlo AHORA! — a las personas ya no se les enseña o no ven la necesidad de ahorrar. Construir un “nido financiero” para el matrimonio, para el retiro, para comprar una casa o para enviar a los hijos a la universidad, ya no es tan importante para millones de familias. Inculque en sus hijos el panorama general desde una temprana edad. Entrénelos para ahorrar diciéndoles que podrán comprar ciertos objetos si están dispuestos a pacientemente ahorrar primero. Quizás esté dispuesto en ocasiones a compartir el costo con ellos, cuando hagan esto.
Prepare a sus hijos para que entiendan que deben planificar y pagar las facturas (y hacerlo a tiempo). Muchas parejas se casan con poco o ningún entrenamiento (y, en algunos casos, sin siquiera la expectativa) de que en realidad muy pronto van a recibir la “factura de la luz” — ¡y de que tendrá que ser pagada a tiempo!
Inicie a sus hijos con el hábito de regularmente pagar los diezmos y las ofrendas de Dios — ¡en primer lugar! Enséñeles a hacer de Dios su “socio financiero” (Mal. 3:8-12). Distribuya su mesada de una forma en que ellos puedan sustraer fácilmente el 10 por ciento. Enséñeles que el 90 por ciento va más lejos cuando tienen la bendición de Dios de lo que lo hace el 100 por ciento sin ésta — y que literalmente no pueden darse el lujo de no diezmar. Si bien las “matemáticas” de Dios no tienen sentido para la mente carnal, diezmar trae bendiciones extraordinarias para aquellos que lo practican fielmente. Aunque esto requiere fe, siempre da buenos resultados al final. (Para aprender más acerca de diezmar y las bendiciones que trae seguir este mandamiento, anime a su hijo a leer mi folleto Elimine todas sus preocupaciones financieras. Luego ellos también deberían considerar leer Haciéndose cargo de sus finanzas.)
Enseñe a sus hijos la trascendental importancia del dinero — que sólo se puede gastar una vez, que siempre debe ser gastado sabiamente, que las tarjetas de crédito pueden ser una maravillosa bendición o una maldición de proporciones catastróficas con capacidad de estropear todo un futuro, que los diezmos de Dios van primero y que ahorrar es importante, entre otros numerosos principios.
De vez en cuando haga que sus hijos le informen lo que hicieron con el dinero de ellos. Esto les enseñará a cuidadosamente rendir cuenta del mismo. También los ayudará a evitar ser esclavizados a una vida de estrés, constantemente agobiados por la deuda.
¡Enseñe a sus hijos que no tienen ninguna esperanza de tener éxito en la vida si no aprenden a manejar el dinero apropiadamente!
Guíe a sus hijos a ser selectivos al elegir el entretenimiento
Vimos que el niño estadounidense promedio (todas las edades incluidas) ve unas asombrosas 6,5 horas de televisión al día. Un adolescente típico está expuesto a casi 15.000 referencias, insinuaciones y bromas sexuales cada año, entre muchos otros malos actos de violencia e irrespeto a la autoridad. Esto tiene un efecto muy real — y a veces permanente — en el desarrollo de la mente de un niño.
En I Corintios 15, Pablo escribió: “Las malas conversaciones [Griego: compañeros] corrompen las buenas costumbres [carácter]” (vs. 33). Diligentemente entrene a sus hijos, con la instrucción explícita de que protejan sus mentes del entretenimiento sin sentido de este mundo. Si usted les permite desperdiciar horas tras horas relacionándose con el humor vulgar, los videojuegos gráficamente violentos y canciones con letras sexualmente explícitas, no se sorprenda cuando ellos adopten los valores que están viendo y oyendo.
Enseñe a sus hijos lo que significa elegir las formas apropiadas de entretenimiento. Indíqueles que todas las formas de entretenimiento deben ser de calidad, y que deben buscarlo en forma equilibrada, y en el momento oportuno — y que el entretenimiento nunca debería ser buscado como medio para escapar de los problemas.
Asegúrese de que sus hijos jamás pierdan la conexión entre lo que piensan y lo que son. Explíqueles que si ellos alimentan sus mentes con basura sin sentido, disfrazada como entretenimiento, esto afectará la forma en que viven y en quienes se convierten.
Exhorte a sus hijos a ser balanceados y equilibrados
A cada vez más personas incluso les falta el más básico sentido común que poseían la mayoría de los adultos de hace tan sólo una generación. Esto se debe a que la mayoría ya no experimentan la vida tan ampliamente como muchos una vez lo hicieron.
Comience desde temprano a ayudar a que sus hijos se enfrenten a los desafíos de la vida de manera positiva. Ellos aprenderán que resolver problemas puede ser emocionante y divertido.
Muchos hoy día están condicionados a seguir extremos — deportes extremos, conductas extremas, los muy llamados “programas de tele-realidad” que muestran a las personas haciendo cosas terribles (que están en realidad muy lejos de la realidad), violencia extrema, fiestas extremas, música extrema, entretenimiento y videojuegos, e incluso lenguaje extremo. El principio de hacer las cosas en moderación ha dado paso a la necesidad de euforia, excitación y alcanzar cierto factor de conmoción — empujando cada límite — vinculado a hacer todo tan gráfico como sea posible.
Sus hijos están siendo testigos y, ya sea que lo reconozca o no, están siendo atraídos a esta clase de actividades. Usted tendrá que resistir la tendencia. Si le está enseñando a sus hijos a ser equilibrados desde temprana edad, ellos estarán menos interesados en perseguir extremismos, y la tarea suya será más fácil.
Además, el curso de la sociedad ha tenido la tendencia hacia los estudiantes especializándose a lo largo de su educación, en dirección hacia una carrera profesional de especialización, a menudo en un campo muy cerrado. Combata las influencias — particularmente en la escuela — que tratarán de forzar a sus hijos a tomar decisiones sobre su futuro antes que estén preparados para hacer esto, antes, en la mayoría de los casos, que ellos siquiera puedan comenzar a tener alguna idea de lo que quieren hacer con el resto de sus vidas. Yo recuerdo bien esta presión de la secundaria mucho antes que tuviera alguna idea acerca de mi futura carrera profesional. Enfatíceles a sus hijos que no se encierren o se enfoquen demasiado en una cosa. Guíelos para que sean equilibrados en todo: pasatiempos, deportes, lectura, ejercicio, juegos, tareas, alimentación, viajes y otros aspectos de la vida. Enséñeles a buscar y a disfrutar una amplia gama de intereses y actividades, y que la vida es más plena cuando están experimentando variedad en todo.
El peligro de la falsa “tolerancia”
Una palabra de precaución: Asegúrese de no confundir el balance y el equilibrio con la tolerancia, lo cual hoy día significa aceptar todos los puntos de vista, opiniones, estilos de vida, valores y perspectivas. Experimentar ampliamente no significa aceptar ampliamente. Si bien esto es abordado en otras secciones del libro, asegúrese de que sus hijos entienden la clara diferencia entre lo correcto y lo incorrecto — el bien y el mal — ¡y que la conducta extrema por lo general resulta directamente en pecado!
Las personas solían saber que necesitaban sabiduría para sobrevivir los interminables obstáculos y dificultades de la vida. Por supuesto, hay muchas de estas trampas esperando tragar a sus incautos hijos si no están educados en lo que puede ocurrir cuando menos se lo esperan. Pídale a Dios que le de a usted una abundancia de sabiduría (Stgo. 1:4-8). Y luego espere, que Él lo hará. Si sus caminos le complacen, y si está determinado a obedecerle, Él lo guiará para que les enseñe a sus hijos el balance adecuado, a ser equilibrados y a experimentar ampliamente entre una extensa gama de actividades.
Esfuércese por inspirar a sus hijos hacia actividades saludables que ampliarán su pensamiento, mejorarán su confianza — ¡y profundizarán su felicidad!
Enseñe a sus hijos a acercarse a usted con preguntas
La sociedad de hoy (guiada por Satanás el diablo, quien odia el núcleo familiar porque representa una relación que él nunca podrá disfrutar) promueve el antagonismo entre los jóvenes y sus padres — a menudo etiquetado benignamente como una “brecha generacional”. Esta hostilidad incluye ver a casi todos los adultos como el “enemigo”, y el resultado ha sido que ya sólo pocos niños consideran necesario procurar, en busca de sabios consejos, las opiniones de los adultos.
Regularmente hablar cara a cara con su hijo es fundamental por una serie de razones. Le mantendrá al tanto de su pensamiento para que así usted pueda responder como sea necesario. Esto también les muestra a sus hijos que sus pensamientos y preocupaciones son importantes para usted. Esto creará franqueza y un vínculo de confianza que durará toda una vida.
Es una tragedia que la relación entre padres e hijos se haya vuelto un verdadero campo de batalla, con disparos intermitentes de fracontiradores, escaramuzas y minas terrestres escondidas. Millones de jóvenes muestran poco o ningún respeto por las personas que los trajeron al mundo, y que trabajaron (incluyendo padres y madres solteras que a veces tienen que trabajar en más de un empleo) para nutrirlos, alimentarlos, vestirlos y educarlos. Ellos están muy ocupados sintiéndose incomprendidos — cuando, de hecho, sus padres los entienden muy bien. Pero muchos de estos padres no promueven activamente, cuando sus hijos son jóvenes, una franqueza que continuará en los años de adolescencia y adultez.
Los jóvenes a menudo sienten que sus padres no comprenden sus circunstancias actuales. Asegúrese que este no sea el caso con sus hijos adolescentes y los más pequeños. Escuche cuidadosamente a sus hijos. Usted tiene muchos años de experiencia qué ofrecerles, como una base para dar un buen consejo en una amplia gama de áreas. Es su responsabilidad inculcar en ellos suficientes advertencias acerca de fumar, el alcohol, las drogas, el sexo prematrimonial, el juego de azar y cualquier otro vicio que les pueda hacer daño. Esto es mucho más fácil de hacer si sus hijos sienten que fácil y cómodamente pueden venir a usted con preguntas acerca de estas cosas.
Sus hijos nunca deben tener miedo de hacerle preguntas. Ellos deber considerarlo a usted como una fuente de sabiduría y de guía en cada asunto importante. Haga todo lo que esté en su poder para promover un ambiente en el cual ellos se sentirán cómodos preguntándole sobre cualquier cosa que esté en sus mentes. Evite a cualquier precio hacerlos sentir como que sus preguntas no tienen importancia o son “estúpidas”.
A los ocho años de edad, mi padre comenzó lo que se convirtió en un hábito regular durante mi niñez de tener conversaciones “de hombre a hombre” conmigo. Muchas de estas conversaciones tuvieron lugar durante largas caminatas — de cinco a diez millas — por caminos rurales con nuestro pastor alemán corriendo a nuestro lado. Sin embargo, también en ocasiones me sentaba para preguntar qué interrogantes había en mi mente. Ayudó que él utilizaba la frase “de hombre a hombre”, porque eso me indicaba que yo no era sólo un “niño tonto” a sus ojos, y esto me hacía sentir que podía preguntarle cualquier cosa. Aún puedo recordar detalles específicos de estas conversaciones, más de 50 años después.
Cuán triste que a tantos niños hoy en día les resulte más fácil ir a Internet por “respuestas” a sus preguntas porque no pueden o no quieren ir a sus padres. Esto simplemente nunca debería ser así (al menos que se haga bajo la guía de un padre que puede haberlos instruidos a hacerlo).
Anime a sus hijos a desarrollar una profunda sed de conocimiento. Enséñeles a ser inquisitivos — a estar fascinados con la vida — a buscar ser “millonarios” en conocimiento y entendimiento. Explíqueles que ellos siempre deberían buscar la Palabra de Dios como la máxima fuente de verdadera sabiduría, conocimiento y entendimiento. Enséñeles a buscar en el libro de Proverbios las respuestas a las preguntas que tengan, y las soluciones a los problemas que estén enfrentando. (Pocos reconocen que hasta el 20 por cierto de los altos jefes ejecutivos corporativos en los Estados Unidos leen este libro de la Biblia en busca de sabiduría.)
La apariencia es vital
En un mundo dado cada vez más a un sinfín de formas ridículas, extravagantes y estrafalarias de vestir, sus hijos querrán encajar. Ellos estarán bajo una enorme presión para parecerse a todos los demás. Esto pone a los padres en una posición muy difícil. Deben decidir ya sea si: enseñar a sus hijos la importancia de la modestia y la moderación, y no permitirles siempre seguir las modas (que además es muy costoso y consume mucho tiempo), o que cedan a la presión de grupo de la juventud moderna influyendo en sus hijos para volverse — y, en este caso, parecerse a — todas las cosas contra las que Dios enseña.
Es importante instruir cuidadosamente a sus hijos acerca de todos los aspectos de la vestimenta apropiada. Explíqueles por qué ellos no deben vestirse de una manera descuidada o vulgar — por qué sus hijas deben evitar usar ropa indecente o provocativa. Enséñeles a usar la ropa apropiada para cada ocasión (por ejemplo, para dejarlo claro, no asistir con jeans a una boda o con overol a servicios de la Iglesia). Sin embargo, haga esto interesante y divertido, no algo fastidioso — enséñeles a combinar colores y a tener satisfacción de saber cómo reflejar calidad.
Enseñes a sus hijos a peinarse el cabello y a mantener cortes de pelo presentables. Esto significa cabello suficientemente largo para las jóvenes, y suficientemente corto para los varones (I Cor. 11:1-15).
Esta instrucción también debe incluir la razón por la cual nunca deben tatuarse. Note Levítico 19:28: “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo el Eterno”. Aquellos que se han convertido en modelos a seguir de toda clase en la sociedad actual parecen estar casi cubiertos con todo tipo de tatuaje bizarro, perverso, sexualmente sugestivo, e incluso completamente satánico, que una mente “creativa” (en una tienda de tatuajes) separada de Dios pudo imaginar.
Explíqueles a los varones por qué los hombres no deben utilizar aretes, pero por qué estos pueden ser un hermoso adorno en una mujer. La Palabra de Dios en varios lugares menciona a hombres que usaban aretes, pero todos estos involucran a Sus siervos diciéndoles a las personas que se los removieran. Vea Génesis 35:4, Éxodo 35:22, Números 31:50 y Jueces 8:24-26.
Enseñe a sus hijos que las primeras impresiones siempre cuentan en la vida — y que esto está directamente conectado a la apariencia. La forma en que una persona se ve y se viste tiene mucho más peso, de lo que los jóvenes hoy en día puedan reconocer, para las personas mayores e importantes que los están viendo. Asegúrese de que sus hijos sean una excepción a la actual forma de pensar.
Enseñe a sus hijos a practicar las leyes básicas de la salud y la buena nutrición
Las naciones de occidente han sido descritas como sobrealimentadas y desnutridas (y el resto del mundo rápidamente se está uniendo a la tendencia). Además, debido a que tantos niños son adictos a la comida chatarra y viven una existencia sedentaria, muchos tienen sobrepeso y son físicamente débiles. La mayoría comen muy pocas frutas, vegetales y granos, y piensan que beber gaseosas es igual de bueno que un vaso de agua. Un énfasis en la grasa, el azúcar, las comidas rápidas y muchos otros alimentos desprovistos de valor nutricional define la dieta de millones en la actualidad. Encima de todo esto, la mayoría cada vez se está ejercitando mucho menos de lo que debería. Sorprendentemente, varios estudios ahora revelan que los niños ya están mostrando síntomas de endurecimiento de las arterias desde la edad de 7 años.
Los buenos hábitos alimenticios, los cuales pueden ser vinculados con crear buenos hábitos de trabajo, deben ser establecidos temprano para proporcionar una nutrición saludable y una base sólida para el crecimiento y la fuerza física a lo largo de la vida de nuestros hijos.
El papel de los padres en la salud de sus hijos es a menudo pasado por alto. Al igual que inculcar un deseo de aprender, también debe inculcar el conocimiento de cómo — y qué — comer. No importa qué excusas puedan ser planteadas, la salud de sus hijos es su responsabilidad. ¡Usted controla lo que ellos comen y, a su vez, en gran medida usted controla su salud!
Piense muy cuidadosamente acerca de lo que les da a sus hijos para comer. ¿Sigue usted el principio de permanecer en los pasillos externos del supermercado — frutas frescas, vegetales, carnes y granos? ¿O a menudo compra en los pasillos donde generalmente se encuentran gran parte de los alimentos procesados, azucarados y poco saludables?
Explíquele a sus hijos que muchos estudios han mostrado que las frutas limpian, los vegetales edifican, los granos sostienen, y las hierbas pueden sanar. Exíjales que ingieran alimentos saludables. Enséñeles a amar la buena comida. Y, quizá similar a lo que mi madre hizo, trate de hacer que sea divertido.
Casi una interminable variedad de estudios muestran que grandes cantidades de niños y adolescentes simplemente no tienen resistencia — ningún poder físico de permanencia para completar las tareas y quehaceres físicos más básicos. Esto se debe a que a ellos nunca se les obliga — ¡nunca se les exige! — hacer mucho ejercicio más allá del mínimo indispensable en la escuela, y un creciente número de escuelas están descuidando esta parte vital de un desarrollo equilibrado. A muchos hoy en día se les permite rendirse muy rápidamente cuando se enfrentan a la adversidad, cuando tienen que sudar un poco. Por razones de seguridad, ahora grandes cantidades de padres se sienten forzados a llevar a sus hijos en automóvil hasta la escuela incluso cuando la caminata es apenas unas pocas cuadras y el clima es placentero. Atrás han quedado los días de mi niñez, cuando con frecuencia tenía que caminar tres millas hasta mi casa desde la escuela secundaria, incluso en el invierno. ¡Caminé más de una milla en cada trayecto hacia y desde la escuela elemental!
A demasiados jóvenes se les permite sentarse por incontables horas jugando videojuegos, que solamente estimulan el cerebro (y no para bien), y quizás desarrollen la coordinación entre manos y ojos, pero hacen muy poco en la forma de desafiar a esos niños a esforzarse. Los líderes militares han notado la drástica disminución en la fuerza y la resistencia que se observa en aquellos que están entrando a las diversas ramas del servicio. Se ha notado que, en comparación con hace apenas una generación, la condición de los jóvenes de 18 a 20 años de edad que están aplicando para el servicio (para entrar a un riguroso entrenamiento básico) sólo puede ser descrita como patética.
Pocos padres hoy en día les exigen a sus hijos que practiquen las leyes básicas de la salud y nutrición. El resultado ha sido desastroso — ¡para todos excepto los doctores, las clínicas y los hospitales!
Dé a sus hijos el maravilloso regalo de una buena nutrición y un adecuado énfasis en hacer ejercicios. Determínese: Enséñeles a comer cualquier alimento que usted les sirva. ¡No ceda! No permita que sus hijos determinen su dieta, o literalmente puede maldecirlos a toda una vida de poca energía, enfermedad, medicamento(s), salas de espera en los hospitales, cirugías e interminables visitas al doctor.
Para aquellos que no están familiarizados con los importantes principios sobre la salud que están revelados en la Biblia, recomendamos nuestro folleto Principios de Dios para una vida saludable. Aunque es una guía básica, introduce estos principios de una manera profunda, útil y con sentido común directamente desde la Palabra de Dios.
¡Enseñe a sus hijos a pensar!
Previamente comentamos el hecho de que las personas de antes leían mucho más que en la actualidad. Como un resultado directo, eran forzadas a pensar y hablar acerca de los eventos nacionales y mundiales. En otro tiempo, más fundamentados en el valor de recibir una buena educación en artes liberales, muchos se iniciaban en la vida habiendo recibido una educación bien equilibrada. A las jóvenes en general se les enseñaba a profundizar la investigación, a analizar, a razonar, a usar la lógica — ¡y a PENSAR!
Pero actualmente, las personas dependen de las computadoras y los televisores para que hagan por ellos la mayor parte de su proceso de pensamiento. El resultado ha sido que millones de niños no saben cómo estar a solas con sus pensamientos. Ellos constantemente deben tener de fondo música o la televisión a todo volumen, cosas que una vez causaban que las personas expresaran con exasperación: “no puedo oír mis pensamientos”. En cierta medida, esto casi se ha invertido al punto que muchos jóvenes ahora podrían decir: “Puedo oír mis pensamientos”, y estar igualmente frustrados. Una de las tragedias de esta generación es que muchos no tienen idea de qué pensar cuando algo no está preocupándolos.
Guíe a sus hijos hacia el hábito de pensar — analizar — utilizar la lógica — ¡para resolver problemas! Enséñeles a pensar sobre la causa y el efecto de los problemas, y a encontrar soluciones, no importa cuán elusivas sean, a través del arte de ya sea el razonamiento inductivo o el deductivo. Anímelos a expandir sus mentes más allá de límites autoimpuestos. Usted descubrirá que ellos lo harán — ¡y ellos descubrirán que pueden!
Enseñe a sus hijos a meditar sobre la vida y de lo que ven en el mundo que los rodea — y a considerar su propia mortalidad y futuro (Sal. 8:3-9). Además, Proverbios 4:26 dice: “Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos”. Enseñe a sus hijos a “examinar” cuidadosamente y a pensar a profundidad acerca de lo que están haciendo — adónde los están llevando sus decisiones.
Si permite que sus hijos sean adictos sin cerebro a la televisión, usted literalmente los está acondicionando a toda una vida de falta de visión y mediocridad. Ellos nunca serán capaces de afrontar y superar las trabas, los obstáculos, las pruebas y dificultades, que son comunes para todos los seres humanos. Enfrentar las barreras más pequeñas los dejará sintiéndose como si estuvieran al pie del monte Everest.
¡No deje a sus hijos sintiéndose desamparados a medida que llegan a las mayores pruebas de la adultez!