INTRODUCCIÓN
La mayoría de folletos no requieren una introducción formal. Este es una excepción. Es diferente de todos los otros folletos que produce La Iglesia de Dios Restaurada. He aquí por qué.
En 1966, a la edad de diecisiete años, leí el folleto de Herbert W. Armstrong Las siete leyes del éxito. Éste tuvo un profundo impacto en mi joven vida. Jamás he leído nada tan claro y fácil de entender — o que tuviera tanto sentido. Decidí esforzarme por practicar estas leyes por el resto de mi vida.
El Sr. Armstrong llegó a entenderlas durante su carrera en el mundo de los negocios, antes de que Dios lo llamara en el otoño de 1926. Él pasó tiempo observando a los ricos, famosos y poderosos por aproximadamente 15 años previo a su llamamiento. También estableció varias empresas de negocios en este mismo período. Fue a través de la combinación de experiencia personal, conocimiento y ser testigo de los ejemplos de numerosos hombres famosos, que el Sr. Armstrong aprendió las leyes que guían a las personas al verdadero éxito.
Aunque conocí por primera vez al Sr. Armstrong en 1967, una relación personal comenzó en 1971, cuando me casé con su secretaria. Llegué a conocerlo muy bien durante los siguientes quince años, hasta su muerte a principios de 1986. Pude observar personalmente que, como todos los siervos de Dios, él practicó las leyes del éxito en su propia vida a través de los 59 ½ años de su conversión. Esto incluyó su ministerio completo de 52 años, durante el cual se las enseñó a otros.
El Sr. Armstrong fue una de las pocas personas que he conocido que realmente “practicaba lo que predicaba”. También, como con todos los más grandes siervos de Dios, su legado, y la verdad que él enseñó, no terminaron con su muerte. Tampoco lo hicieron las leyes del éxito. Por supuesto, estas leyes son intemporales. Éstas siempre han sido aplicables. ¡Y aún lo son!
Sin embargo el folleto del Sr. Armstrong ya no está disponible. Éste ha sido desechado, sacado de impresión y bloqueado bajo protección de derechos de autor por los que no creen lo que él enseñó. No obstante, el Sr. Armstrong dijo en la introducción de su folleto: “El único CAMINO al éxito no es una fórmula de derechos de autor que se vende a un precio. ¡Usted no puede comprarla! El precio es su propia aplicación de las siete leyes existentes”.
Estoy eternamente agradecido por el conocimiento que su libro reveló — dejándome sólo con la decisión de si lo aplicaría. Tal como el Sr. Armstrong me enseñó este conocimiento vital, ahora puedo trasmitirlo a usted. Usted pronto se enfrentará a la misma decisión que hice — ya sea para aplicar las siete leyes del éxito o no.
Reconozco que este folleto jamás podría reflejar completamente la claridad, elocuencia y profundidad de los ejemplos que el folleto del Sr. Armstrong contenía, en parte debido a la era singular en que él vivió. Pero, como estas leyes fueron dadas gratuitamente una vez, ¡ahora podemos darlas nuevamente de forma gratuita!
Las leyes PARA EL ÉXITO
Jamás he conocido a alguien que verdaderamente deseara fracasar. Todos quieren ser considerados un éxito, y tener éxito. No obstante, muchos no tienen idea de cómo alcanzar el éxito. Y ahora ellos ya no están seguros de cómo reconocerlo si lo ven — ya sea en ellos o en otros. La supuesta educación “superior” jamás lo ha enseñado. Muchos tampoco han comprendido que hay leyes básicas y específicas que deben ser empleadas para alcanzar el éxito.
¿Qué es exactamente el éxito? Tantos lo buscan, sin haberlo definido jamás. Como resultado, muy pocas personas alcanzan realmente el verdadero éxito. Y muchos nunca se sientan realmente y tratan de analizar la razón de su fracaso. Muchos ciertamente son capaces de reconocer que han fracasado — ¡pero no pueden explicar por qué !
Aunque algunos podrían sentir que están destinados a fracasar, esto no es cierto. Los hombres y mujeres de todas las edades pueden alcanzar el éxito. Pero deben entender y practicar la fórmula correcta — ¡y sólo después de entender qué es exactamente lo que están tratando de alcanzar!
Suposiciones acerca del éxito
Muchos creen que el éxito implica alcanzar cierta cantidad de riqueza. Su único propósito para existir es acumular dinero y bienes materiales. Como un hombre dijera: “la meta es ver quién puede morir con la mayor cantidad de juguetes”. Ellos parecen creer que sólo por tener un “patrimonio neto” significativo (y muchas posesiones) pueden decir que lo han “alcanzado”. No obstante, estas mismas personas nunca encuentran la verdadera felicidad al final de su “arcoíris de dinero”.
Otros llegan a creer que el éxito es un reflejo de cuánto poder tienen. Es como si la medida de su vida fuera contada por su influencia sobre las personas, los eventos, o aun los asuntos económicos, gubernamentales o mundiales. Esas personas suelen tener personalidades “controladoras”. Para ellas, el éxito es cuánto — o a cuántos — controlan. En términos generales, estas personas son más miserables que aquellas que buscan poder. Y con frecuencia hacen a los demás a su alrededor aún más miserables que ellos mismos. Ellos por lo general viven en temor de perder su poder.
Aún otros esperan alcanzar fama. Estas personas a menudo son impulsadas por la necesidad de ser conocidas. Entre más conozcan su nombre, mejor. Ellas buscan poseer “reconocimiento”. Por supuesto, a todos les encantaría disfrutar al menos sus “15 minutos de fama”.
Pero no todos creen que la fama es igual al éxito. Y aquellos que son famosos representan quizás, la más miserable categoría del “éxito”.
En cada caso, las personas que parecen haber alcanzado el éxito han ganado cierto nivel de estatus. Ya sea que eso implique riqueza, poder e influencia, o fama, un cierto estatus en comparación a lo que otros han alcanzado. En otras palabras, el éxito implicó elevarse a sí mismo por encima de otros.
Muy pocos son considerados como exitosos sin que hayan obtenido uno o más de estos comúnmente descritos elementos de estatus.
¡Piense por un momento! Y sea honesto. ¿En cuántas personas puede pensar, a quienes considere verdaderamente exitosas, pero que no encajen en una de estas categorías? Dudo que usted pueda pensar en muchas, si es que en alguna.
¿Personas exitosas?
¿Qué acerca de las personas que generalmente se piensa han alcanzado el éxito en sus campos? Consideremos brevemente algunos ejemplos.
Hace algún tiempo, un gran jugador de beisbol murió. Siempre que mueren los atletas famosos, los cronistas deportivos investigan sus logros mediante el examen de sus estadísticas en comparación con otros “grandes” en el mismo deporte. La mayoría de los cronistas deportivos y los jugadores de béisbol consideraban a este “personaje famoso” como el mejor bateador de todos los tiempos. A la edad de 19 años, él dijo abiertamente: “quiero ser el mejor bateador que alguna vez haya practicado este deporte”.
Él alcanzó su meta. No obstante estuvo casado tres veces y generalmente fue considerado como una persona muy infeliz. Él mantuvo una relación de amor y odio con las admiradoras en la ciudad de su equipo, por más de veinte años. Despreció a la prensa hasta el día de su muerte, debido a un solo artículo que ellos escribieron acerca de él al principio de su carrera. Sus hijos continuaron peleando sobre sus restos — con un hijo tratando de congelarlo y clonarlo en más grandes bateadores idénticos. Antes de su propia muerte prematura, este hijo esperaba “traerlo de vuelta a la vida”.
¿Es esto éxito? ¿Reflejó éxito la vida de este hombre?
Muchos grandes atletas alcanzaron los récords y reconocimiento como resultado de lo que hicieron, porque se propusieron llevarlos a cabo. Pero por lo general a sus treinta años, ellos ya no podían competir ni figurar al nivel de clase mundial que alguna vez lo hicieron. Con el tiempo, sus récords eran rotos por alguien que era un poco más grande, mejor, más rápido o más fuerte. En poco tiempo, la mayoría de sus hazañas en el campo de la competencia fueron olvidadas.
¿Significó el reconocimiento de sus compañeros, fanáticos y cronistas de deportes que ellos fueron un éxito?
¿Qué acerca de las estrellas de cine o de los músicos populares? Algunos alcanzan un nivel de fama mundial prácticamente sin paralelo en cualquier otra área. Ellos son prácticamente vistos como dioses y diosas. Ellos son mimados, continuamente se escribe sobre ellos, son fotografiados y a menudo se vuelven extremadamente ricos, con un máximo de cinco o seis casas en distintas partes del mundo. Sin embargo, cuando muchos no pueden encontrar la felicidad dentro de varios matrimonios, recurren al alcohol, las drogas, el sexo y, en muchos casos el suicidio.
¿Reflejan el verdadero éxito las vidas de estas personas?
Considere a los grandes capitanes de la industria. Muchos controlan enormes salarios y riquezas, y manejan gran poder dentro de corporaciones multimillonarias. Ellos viven sus vidas como los “ricos y famosos”. Y, sin embargo, una cadena casi interminable de escándalos diarios revela que muchos de estos “capitanes” querían aún más dinero y más poder — y estaban dispuestos a quebrantar leyes y a practicar corrupción con el fin de acumular lo que buscaban. Al final, ellos no tuvieron principios — y aparentemente poco o ningún carácter.
¿Fueron ellos realmente un éxito?
Y, ¿qué de los más grandes y respetables magnates de negocios de hace 100 años? Después de haberse ido hace tanto tiempo, ¿quién recuerda lo que ellos lograron — asumiendo que alguien recuerde siquiera sus nombres? ¿Cuántas personas hoy se preocupan por el patrimonio neto de J.P. Morgan? y, ¿cuántos saben siquiera quién fue él? ¿Cuántos recuerdan a Carnegie, Guggenheim o Mellon?
¿Fueron esos hombres verdaderamente exitosos? ¿En qué les benefició su riqueza y fama? Si no pudieron “llevárselas con ellos”, y si han sido grande o completamente olvidados, ¿qué bien les hizo — qué éxito permanente les trajo? Cualquier “éxito” que ellos alcanzaron fue temporal — en el mejor de los casos una ilusión efímera.
Hace poco leí de un multimillonario que proclamó: “Desde que tenía tres años de edad, la única cosa que quise fue hacer dinero. Quería poseer más propiedades universitarias que cualquiera en el mundo”. Este hombre recibió una larga sentencia de prisión por cargos relacionados con las drogas y el gobierno confiscó todo lo que tenía. Al final, ¿a dónde lo llevaron sus metas? ¿Qué lograron éstas por él?
Hace muchos años, mi padre le vendió uno de sus negocios a un hombre que había sido uno de mis amigos de la infancia. Él le dijo a mi padre: “Mi meta es estar endeudado por un millón de dólares”. Él explicaba que su razonamiento era “si estoy muy endeudado, significa que tengo tantos hierros en el fuego que algo debe estallar”. Debido a la naturaleza del negocio de mi padre había alcanzado su máximo, él lo vendió en el momento correcto. Mi padre disfrutaba recordándome que él ciertamente había “ayudado a su (mi) amigo hacia su meta”.
Este es un ejemplo inusual. Pero muestra cómo los valores y las metas de algunas personas pueden llegar a ser terriblemente confusos.
Hágase otra pregunta: ¿alcanzaron verdaderamente los autores e inventores famosos el éxito, simplemente porque sus obras los sobrevivieron? Si su respuesta es sí, ¿está usted seguro? ¿Sobre qué bases fueron un éxito?
¿Está usted absolutamente seguro de que su definición de éxito es la correcta? Si la opinión de éxito de la mayoría de personas es correcta, entonces ¿por qué hay tanta miseria en las vidas de las personas que han alcanzado riqueza, fama y poder humanos? ¿Por qué cambian ellos con frecuencia de pareja, como si se estuvieran cambiando los zapatos? ¿Por qué hay tantas de estas “historias de éxito” tranquilamente adentrándose en las drogas, el alcohol, el exceso de trabajo, el sexo libre, el materialismo, el escapismo y la búsqueda del placer? ¿Por qué están vacías sus vidas — carente de significado?
¿Por qué son sus hijos con frecuencia ejemplos vergonzosos que evidencian vidas miserables en sus hogares? ¿Por qué, cuando se les pregunta, muchos dicen que la riqueza, la fama y el poder no fueron satisfactorios? ¿Por qué hay tantos incapaces de manejar sus “logros”?
Cuatro “éxitos” que conocí
Mi mejor amigo de la infancia nació de padres muy ricos. Fuimos inseparables por diez años hasta que fui al colegio. Antes de casarse, su madre era considerada una exitosa cantante de cabaret. Su padre era un médico dotado. Ellos pertenecían al mejor club campestre y eran la única familia en nuestro pueblo, de aproximadamente 100.000 personas, que poseía un Rolls Royce. Yo anduve en éste cientos de veces. Incluso cuando era niño, me sentí como de la realeza. Eran personas muy agradables, también vivían en un hermosa casa, y en un vecindario que hacía juego. Pasé tiempo en su casa varios días a la semana, como él lo hizo en la mía. Su familia viajaba mucho y jugaba golf en los mejores complejos y clubes. Me trataron maravillosamente y los recuerdo con cariño.
Mi amigo es ahora enormemente rico — constructor y propietario de varios mega centros comerciales (entre muchas otras cosas) en una importante ciudad estadounidense. Hace algunos años, yo lo busqué luego de no verlo en 30 años. Discutimos qué había sido de sus padres. Su padre se suicidó con una pistola en el patio trasero de su hogar, en un arrebato de depresión. Poco después, su madre hizo lo mismo con pastillas para dormir. Este fue un final sorprendente para personas que alguna vez habían sido una gran parte de mi vida. Ellos dejaron a hijos (y nietos) dolidos preguntándose cómo sus vidas pudieron terminar de esta manera.
Tuve otro amigo, también de una familia adinerada, cuya madre era alcohólica. Sólo recuerdo haberla visto sobria pocas veces. Cada vez que fui a casa de mi amigo, ella generalmente permanecía en otra habitación. Su familia naturalmente “la encubría” lo mejor que podía. Pero todos entendíamos su condición. Yo sólo recuerdo haberla visto salir de la casa dos veces durante mi niñez. Eventualmente, ella se consumió hasta una condición de palo delgado y murió de cirrosis del hígado. Fue un triste día para sus hijos, ya grandemente privados de su madre durante la mayor parte de sus vidas.
A todos nos habían dicho que ella sabía exactamente lo que estaba haciendo, y básicamente estaba determinada a seguir bebiendo, sin importar las consecuencias. Se convirtió en una especie enfermiza de “reloj de la muerte”. Su familia, su riqueza y su estilo de vida en clubes campestres no pudieron darle la felicidad. Habiendo hecho la elección de suicidarse en cámara lenta, ¡su vida terminó en absoluto fracaso!
El tercer ejemplo es algo parecido al segundo. Tuve otro amigo muy querido cuya madre también era la mejor amiga de mi madre. Muchas personas nos decían a este amigo y a mí, que parecíamos hermanos. Su padre también era un médico prominente y ellos también eran miembros del mejor club campestre en la ciudad. Nuestras madres eran tan cercanas que alguna vez vacacionamos juntos en Florida.
Este médico también era un alcohólico severo. Lo recuerdo entrando con frecuencia a nuestra casa e ir directamente al mueble bar, sin siquiera saludar primero a mis padres. Mi padre luchaba continuamente con la forma de ayudar a su amigo a vencer su problema con la bebida. Él nunca pudo lograrlo. En sus últimos años, este hombre prácticamente vivió en el alcohol. Aunque mi amigo era alto, su padre era muy bajo — y recuerdo ver a este pequeño hombre reducirse a nada, ya que murió de cáncer a principios de sus cuarentas. Él dejó dos hijas y a mi amigo, devastados. Aunque este hombre fue un médico excepcional, murió como un absoluto fracaso, rodeado por amigos y familiares afligidos.
Un último caso en cuestión que vale la pena examinar. Alrededor de 1963, un salvavidas increíblemente apuesto, a quien conocía muy bien, fue reclutado y enviado a Vietnam como piloto. Pronto nos enteramos que su avión de combate había desaparecido — que fue “desaparecido en acción”. A todos nos sorprendió que este hombre se hubiera ido. Él dejó a una hermosa esposa a mediados de sus veintes. No mucho tiempo después, tuvo una relación con el muy rico padre de otros de mis amigos. Su padre le doblaba la edad.
La esposa de este hombre era otra de las amigas de mi madre. Ella era una persona maravillosa, con ojos brillantes y entusiasmo por la vida. Nunca la olvidaré cuando me dijo cómo ella solía salir con el famoso comediante, Jonathan Winters, cuando asistieron juntos a la universidad. Él siempre había sido mi comediante favorito.
Mi amigo, sus hermanos y su madre, fueron completamente devastados cuando el padre de repente “huyó” con esta joven y se divorció de su esposa. Debido a que él era tan prominente en la comunidad, se convirtió en toda una historia.
¿Fue este hombre “exitoso” verdaderamente un éxito? Al final, ¿qué hicieron su riqueza y su prominencia por él o por su familia? Aunque esto sucedió hace muchos años, los efectos sobre sus hijos, nietos, y posiblemente ahora bisnietos, siguen siendo muy reales. Él tenía dinero, pero carecía de integridad y carácter. Él obviamente nunca descubrió qué era importante en la vida. Él probablemente ya murió, sin nunca haber entendido lo que escogió — o por qué.
Mis padres
En medio de todo lo que describí en los cuatro casos previos, debo señalar que yo tuve un conjunto muy diferente de padres. Eran dos de las personas con más principios que he conocido. A pesar de que tenían antecedentes completamente diferentes, fueron capaces de unir sus diferencias y construir un matrimonio feliz y varios negocios exitosos. Ellos estuvieron casados por más de 48 años hasta la muerte de mi madre.
Mi padre creció en la pobreza extrema. Aunque naturalmente dotado de varias maneras, incluyendo su habilidad para los negocios y las ventas, él tuvo que trabajar muy duro por todo lo que logró. Nunca se le dio nada. Aunque mi madre venía de una familia acomodada, ella también tenía una ética laboral excepcionalmente fuerte. Apoyó su liderazgo a lo largo de muchos años, cuando él estaba fuera varias noches a la semana. Aún así, ella siempre encontraba tiempo para hacer cosas por las personas.
Mis padres fueron amados prácticamente por todos los otros padres que he descrito — y por muchos que los conocieron — porque eran muy genuinos en su preocupación por otros. Aunque ellos no eran religiosos en ese tiempo, practicaban activamente el tratar de no decir nada malo sobre nadie. Ellos fueron un ejemplo extraordinario para muchos — y para mí.
Sin embargo, no fue sino hasta después que ellos aprendieron las verdades de la Palabra de Dios — se convirtieron y aprendieron verdaderamente a practicar el cristianismo — que puedo decir que desarrollaron la verdadera felicidad duradera que trascendió todo lo que ellos habían conocido previamente. Por supuesto, su destino final, que es la mejor definición del éxito, estaba firmemente establecido. Más acerca de esa definición posteriormente.
En su mayor parte, mis padres siguieron muchas de las siete leyes del éxito. Lo hicieron mientras ignoraban en gran medida lo que estas leyes eran. En principio, ellos les enseñaron a sus tres hijos a hacer lo mismo. Aún me siento honrado de haber sido su hijo — aunque ambos ya se hayan ido y no puedo expresar este agradecimiento a ellos.
Usted no necesita fracasar
Ahora vamos a ver el éxito en una luz diferente.
Piense sobre el mundo en general. Muchas personas ancianas dependen de los programas de gobierno y diversos tipos de ayuda para sobrevivir. Un gran número son dependientes cuando deberían ser independientes. Cuando llegan a la vejez, se sienten inseguros y preocupados, porque nunca trazaron el curso de su vida hacia un fin claro y definido. Ellos nunca se propusieron alcanzar el verdadero éxito.
¡He aquí por qué esto les sucede a muchos! La suposición general es que el éxito es en gran medida un producto de su capacidad natural. Es como si “usted lo tiene o no lo tiene”. La mayoría piensan que tienen poco control sobre su propio éxito o fracaso. Ellos han sido programados por las suposiciones comunes y creen que no pueden hacer mucho para cambiar su nivel de logro en la vida.
¿Es esto cierto? ¿Está el éxito o el fracaso completamente conectado a los talentos con los que uno nace?
Yo he contratado a muchas personas, y despedido a pocas. Durante cinco años, fui dueño de una exitosa compañía, que heredé de mis padres. (Hace algunos años, se la vendí a uno de mis hijos.) Debido a que era una pequeña cadena de tiendas de menudeo, continuamente buscábamos “contratar personas”. Generalmente encontrábamos que sólo unos pocos trabajaban duro, mientras otros no lo hacían. Pasado cierto punto, su éxito o fracaso parecía tener poco que ver con habilidades o talentos. Aprendí que el éxito de las personas estaba mucho más conectado a su deseo de producir, aprender, crecer y lograr que a cualquier otra razón.
Sin embargo, encontré que prácticamente todos los que no alcanzaban el éxito, podían haberlo alcanzado — si hubieran conocido y aplicado las leyes del éxito. Llegué a comprender que las personas fracasan por elección, no por características heredadas — sus “genes”. Aprendí que las personas tienen mucho más control sobre la dirección de sus vidas de lo que se dan cuenta, o están dispuestas a admitir.
Por lo tanto, la mayoría languidece a lo largo de sus vidas creyendo que hay poco o nada que puedan hacer para alcanzar el éxito que anhelan.
Esquemas para “enriquecerse rápidamente”
Una vez más, la mayoría no entiende que existen reglas absolutas y definitivas que deben aplicarse en el camino hacia una meta específica y cuidadosamente establecida. La mayoría ni siquiera intentan averiguar la gran meta a lograr hacia la que deberían dirigir sus vidas. Sin embargo, estas mismas personas estarían más que dispuestas a que se les dieran grandes sumas de dinero, si esto implicara hacer sólo un esfuerzo mínimo.
¡Permítame probar esto!
¿Cuántas personas compran billetes de lotería? Deben ser muchos millones. Por sólo el esfuerzo de comprar un boleto de cincuenta centavos o de un dólar, estos muchos millones esperan “pegarle al grande”. Ellos quieren algo a cambio de nada. ¿Cuántas de estas mismas personas, u otras como ellas, entran a cada tipo concebible de sorteos, esperando “ganar en grande”? Los anuncios de televisión continuamente describen los ganadores siendo sorprendidos en la puerta de su casa.
Luego están los programas de concursos. Invariablemente, todos estos programas responden a la esperanza de alguien de llevarse a casa ganancias, simplemente por dar las mejores respuestas en un concurso de media hora.
Hasta hace poco, el mercado de valores estadounidense gozaba de un histórico aumento en valor, año tras año. Las personas llegaron a asumir grandes ganancias, simplemente porque les daban su dinero a los inversionistas. Al igual que todos los “auges” del mercado, a la larga un mercado en rápido declive comenzó a disminuir o desaparecer los ahorros de un gran número de inversionistas. Grandes números de personas se enojaron y se sintieron engañadas. ¿Por qué? Debido a que ellas se habían acostumbrado a creer que debían recibir grandes dividendos anuales de manera automática, casi sin esfuerzo, ¡excepto para cobrar los cheques o leer los reportes y ver crecer continuamente el valor de su inversión!
También hay numerosos tipos de “esquemas piramidales” donde las personas pueden hacer “mucho dinero” rápido. Los tele-vendedores continuamente se anuncian en televisión, faxes masivos y mensajes telefónicos, a fin de encontrar “apostadores”. Mientras estaba en la oficia hace unos días, mi contestadora automática recibió una llamada, que he transcrito aquí como un ejemplo de cómo podía “hacer dinero fácilmente”. Ésta es una de las muchas que recibo:
“Hola, soy [nombre]. Lamento no haberle localizado. Normalmente yo le enviaría una invitación por correo, pero, debido al factor tiempo, decidí que sería mejor llamarle para invitarle personalmente a una demostración práctica gratuita, para el más emocionante lanzamiento de un nuevo producto. Estaremos presentando este nuevo producto, por primera vez en su área, para los que quieran mejorar el estilo de vida de sus familias. Este no es un esquema para enriquecerse rápidamente, tampoco es mercadeo multinivel o de ventas. Es un negocio real. De hecho, no hay nada que usted pueda comprar en esta exhibición y no será presionado a hacer nada. Así que deje su chequera y sus tarjetas de crédito en casa. Sin embargo, sólo por asistir, usted recibirá un certificado de vacaciones por dos noches y tres días para uno de veinte destinos populares. Así que, si usted está interesado en generar un ingreso de seis cifras, podemos mostrarle cómo en nuestra presentación de dos horas y media. Si usted quiere ser parte de una industria de ocho mil millones que los consumidores usan diariamente, podemos mostrarle cómo iniciar este negocio sin gastos del bolsillo. La única pregunta es, ¿está usted suficientemente comprometido para asistir a la presentación? El cupo es limitado, pero llame para reservar un lugar para usted y un acompañante, sin costo al [número telefónico]. Una vez más, lamento no haberle localizado y disculpe la duración de la llamada”.
Este muy engañoso anuncio era exactamente lo que la persona que llamó dijo que no era — un esquema para hacerse rico rápidamente. Éste buscaba “enganchar” a las personas para que preguntaran más al respecto, sin decirles de antemano sobre qué estarían pidiendo información. No hubo ninguna explicación de lo que se trataba el “lanzamiento del producto”. Una carnada psicológica fue ofrecida al implicar que personas “suficientemente comprometidas” estarían ahí, si no se movían demasiado lento, porque “el cupo era limitado”. El argumento de “no traiga dinero” tenía la intención de desarmar a los clientes. Estas tácticas funcionan con frecuencia.
Tristemente, ha sido mi experiencia que muchos persiguen este tipo de “oportunidades” para su propio dolor y sufrimiento. Muy frecuentemente he tenido que aconsejar a personas que se metieron en un desastre financiero porque pensaron que podían obtener un “almuerzo gratis” — algo a cambio de nada.
Por último, están aquellos que persiguen lo que podría llamarse el esquema definitivo para enriquecerse rápidamente — ellos roban bancos o hurtan de otras maneras. En otras palabras, a través del crimen, simplemente toman lo que no les pertenece — para enriquecerse.
En un sentido, los ladrones no son muy diferentes de los que intentan esquemas “regulares” para enriquecerse rápidamente. En todos los casos, estas personas codician dinero. Pero su falta de carácter no ha cruzado el umbral del comportamiento criminal. Ellos persiguen las mismas riquezas inmediatas, pero escogen medios que la sociedad define como lícitos.
No es satisfactorio
¡Aclaremos esto! Los que “ganan” en estos diversos esquemas, nunca encuentran la verdadera felicidad — ni alcanzan el verdadero éxito. Su dinero no podría ni siquiera comprarles el éxito. Éste no es un producto que pueda ser comprado, como tampoco se puede ganar por casualidad o por suerte. No, ¡el camino fácil nunca traerá verdadero éxito o felicidad!
Yo he conocido a muchos millonarios y multimillonarios en mi vida. Esto incluye a varios familiares, vivos o ya fallecidos. Puedo decir que ninguno de ellos alcanzó su éxito financiero a través de esquemas. Todos ellos parecían entender que estos esquemas rara vez funcionan, y cuando lo hicieron, trajeron riquezas que eran generalmente pasajeras, en el mejor de los casos.
Invariablemente, las personas ricas que conocí practicaron al menos cuatro de las primeras seis leyes del éxito. En teoría, un ganador de lotería podría convertirse en multimillonario sin practicar ninguna de ellas. Pero nunca he conocido a una persona. Una vez más, los que conocí, siempre practicaron varias, o incluso hasta seis, de las leyes del éxito.
Sin embargo, ¡ni un solo millonario que he conocido jamás practicó la séptima ley!
Cada millonario finalmente muere. ¡No hay excepción a la regla de que todos mueren (Heb. 9:27)! En cada caso, la riqueza, el poder y la fama — y aún el reconocimiento de las personas más famosas — muere con ellas. Tampoco fue suficiente disfrutar de estas cosas para mantenerlos vivos. Aunque algunos pocos pueden ser recordados por un período más allá de su vida, ninguno tiene conocimiento de ello desde la tumba. Y aún el recuerdo de los logros de sus vidas es efímero.
Otros aspectos del carácter
También hay muchos otros aspectos del carácter que generalmente se consideran cualidades virtuosas. Sin duda es cierto que hay que ser cortés, leal, trabajador, honesto, siempre puntual, confiable, paciente, y probablemente mucho más, para tener alguna esperanza de tener éxito en este mundo. Casi todos entienden la mayoría de estas cualidades, pero pocos — y menos cada día — las exhiben.
Pero todas estas están completamente fuera de la enorme importancia de las siete leyes del éxito que este folleto describirá cuidadosamente. Esto será claro.
Reconociendo la primera ley
Ahora la primera ley: ¡establecer la meta correcta!
Muchos diferentes tipos de metas pueden ser establecidas a lo largo de la vida. Todos entienden esto. Algunas metas pueden ser pequeñas — otras medianas — y aún otras podrían ser consideradas grandes o muy grandes. Aunque definir el tamaño de las metas es arbitrario, todos ciertamente estarán de acuerdo en que hay muchos tipos y tamaños diferentes de metas que los seres humanos establecen.
He conocido a muchos que establecen metas para sí mismos periódicamente. Usted probablemente también. Yo sé que lo hago. Alguien podría tener una meta de “arreglar el jardín” (una meta pequeña) u obtener un título universitario (una meta grande). Pintar la casa, tomar unas vacaciones, buscar y lograr un aumento de sueldo, casarse, tener tres hijos, perder peso, comprar una casa, aprender a tocar un instrumento, sobresalir en un deporte, aprender a dar un discurso en público, romper o desarrollar un hábito, leer un libro — y mil otras cosas — son metas de un tamaño o de otro.
No hay nada de malo con ninguna de estas metas. Muchas de ellas, u otras parecidas, son muy importantes para tener una vida productiva y plena. Pero ninguna es algo parecido a establecer la meta correcta general.
La mayoría se deja llevar sin rumbo fijo, sin tener propósito en su vida. Ellos no tienen idea de qué es el éxito — o que está conectado directamente con la primera ley. Como cuestión de hecho, entender la definición correcta del éxito es la primera ley. Aunque muchos definen y establecen con regularidad metas menores, a corto plazo, ¡prácticamente todos ignoran esta fundamental primera ley del éxito!
Casi invariablemente, las personas permiten que las circunstancias dicten el curso de sus vidas. Pocos se sientan realmente y planifican de antemano lo que esperan o desean alcanzar en un determinado período de tiempo. Ciertamente, aún menos determinan de antemano lo que quieren que su vida haya alcanzado cuando llegue a su fin. E incluso si se fijaron muchas metas, a corto, mediano y largo plazo, incluyendo las metas que abarcaron muchos, muchos años, o incluso toda la vida, esto no tiene ningún valor a menos que hayan establecido la meta correcta. Porque sólo una meta basada en el entendimiento correcto del verdadero éxito puede ser considerada la meta correcta.
Pocos realmente toman el tiempo para analizar si por lo menos debería existir o no un gran propósito fundamental para la vida humana. Algunos filósofos y “pensadores” han invertido mucho tiempo y pensamiento en esa meta — pero todos han fracasado en deducir la respuesta correcta. Pero una vez más, la mayoría no hace ese esfuerzo, para hacer lo que sólo pocos parecen interesados en saber o “averiguar”.
Mientras que muchos hombres ricos y prominentes, incluidos aquellos cuya riqueza y estatus los llevaron a gran fama y reconocimiento, alcanzaron tal prominencia mediante su búsqueda, ésta aún murió con ellos porque era la meta incorrecta.
¡Entonces, uno debe establecer absolutamente la meta correcta para alcanzar el éxito verdadero!
La segunda ley revelada
Ahora estamos preparados para revelar la segunda ley: ¡educación!
Prácticamente todo lo que alguien hace consiste en tener cierta educación básica — algún conocimiento práctico — a fin de hacerlo. Esto no es difícil de entender.
Considere por un momento. Si el neumático en su auto se desinfla, se necesita al menos un poco de conocimiento para poder arreglarlo. Lo mismo es cierto de pintar una casa. Se necesita algo más que un poco de conocimiento para hacerlo correctamente. Durante la universidad, yo pinté casas en uno de los veranos. Incluso después de haber tenido alguna poca experiencia con la pintura durante mi adolescencia, tuve que reconocer que aún había mucho más por aprender a fin de dominar la pintura de casas. Me alegro de haberlo hecho, porque significaba un buen ingreso y la experiencia suficiente para que pudiera pintar mi propia casa más adelante en la vida, y enseñar a nuestros hijos para que nos ayudaran cuando lo hacíamos.
Los concertistas de piano practican durante muchos años, y tal vez decenas de miles de horas, para volverse muy hábiles. Ellos deben aprender a tocar el piano. Muchas clases particulares, educación y conocimiento avanzado son necesarios para alcanzar un nivel alto de competencia con las teclas y los pedales de un piano.
Convertirse en un científico espacial requiere una amplia educación en física, química, astronomía y otros aspectos de la ciencia y la aerodinámica. Una gran cantidad de conocimiento complejo es absolutamente necesaria para lograr el éxito en este campo. Casi todos entienden esto.
Trate de pensar en una sola cosa — atar las agujetas de los zapatos, volar una cometa, conducir un automóvil, construir una casa, preparar una comida, escribir un libro de texto universitario — que no requiera al menos cierto conocimiento de saber cómo, y posiblemente una gran cantidad de conocimiento.
¿Qué animal debe aprender a hacer lo que hace? Los animales funcionan por instinto, desde el momento que salen del vientre. Dios simplemente ha programado en los animales, mediante el instinto, todo lo que ellos necesitan para funcionar de manera efectiva dentro de su entorno.
Cuando nace un gatito, sabe instintivamente dónde encontrar la leche materna y qué hacer después de encontrarla. No necesita que se le enseñe este conocimiento básico. Lo mismo es cierto en cualquier otro tipo de mamífero. Ellos nacen con cierto conocimiento instintivo, suficiente para permitirles sobrevivir dentro de su entorno.
No estoy diciendo que los animales no se les puede enseñar a hacer ciertos trucos. Con entrenamiento paciente, los elefantes, los perros, los caballos y diversos otros animales pueden realizar una orden. Pero esto es muy diferente a ser capaz de diseñar, imaginar, planificar, razonar y pensar de una manera dirigida hacia una meta, o cualquier otra cosa.
Por otro lado, los seres humanos son capaces de adquirir conocimiento, tomar decisiones, ejercer la voluntad y desarrollar carácter moral y espiritual. Las personas no saben instintivamente todo lo necesario para funcionar con éxito en la vida. Ellos deben adquirir continuamente más conocimiento durante su vida para enfrentar los nuevos desafíos y demandas impuestos sobre ellos. Esta es la principal diferencia entre los hombres y los animales.
Los seres humanos deben educarse a sí mismos — adquirir conocimiento — con el fin de hacer o lograr algo de valor en la vida. Ellos deben aprender durante toda la vida, continuamente adquiriendo más conocimiento. Esto es en sí mismo el conocimiento fundamental.
La cantidad de conocimiento en muchos campos de estudio ha avanzado lo suficiente para que las personas ahora deban adquirir educación más especializada con el fin de lograr sus objetivos. Ellos deben aprender a hacer — y ser buenos en — su profesión elegida. Muchos no parecen comprender este entendimiento tan básico.
Los avanzados campos de la química, biología, geología, astronomía, ingeniería, historia, medicina y muchos más están disponibles para estudio, porque los hombres han investigado y adquirido grandes cantidades de información en estos campos. Los colegios y las universidades alrededor del mundo los enseñan, exigiendo que los estudiantes estudien, lo que les permite educarse en su profesión elegida.
Pero comprenda. Con el fin de alcanzar una educación verdadera en la moral y los principios correctos, uno debe aprender cómo vivir — no sólo cómo ganarse la vida. ¡Hay una gran diferencia! Aprender la moral, los principios y leyes espirituales — y la gran ley de causa y efecto — es extremadamente importante para recibir una educación completa, suficiente para preparar a alguien para alcanzar el verdadero éxito.
Si el conocimiento básico y la educación son necesarios para entender cómo tener éxito en cualquier tarea física, o profesión, ¿cuánto más importante es que pueda recibir educación en los grandes valores espirituales de la vida?
Nadie consideraría su educación completa sin un poco conocimiento de literatura, música, arte e historia. ¿Por qué entonces muchos piensan que su educación está completa sin tener que aprender mucho, o cualquiera de los conocimientos más importantes de cómo vivir? ¿Por qué muchos creen que ellos simplemente deben ganarse la vida? ¿Por qué tantos descuidan la importancia de recapturar los valores verdaderos? ¿Por qué tan pocos buscan saber si hay un propósito para la vida humana?
Si las respuestas a estas preguntas fueran mejor entendidas, este mundo enfermo, preocupado, confundido, miserable, devastado por la guerra, golpeado por la pobreza, plagado de enfermedades, tendría más personas felices de las que tiene. (Lea nuestro folleto gratuito Lo que la ciencia jamás descubrirá acerca de su mente.)
La ignorancia de los verdaderos valores de la vida ha llevado al hombre a su actual estado decadente y degenerado. La moderna falsa educación ha puesto a un lado el conocimiento correcto. La educación de este mundo está llena de valores y principios falsos, y de doctrinas “sin absolutos” o de “ética situacional”. Los colegios y universidades están produciendo millones de jóvenes que carecen de una brújula moral para dirigirlos en la toma de las muchas decisiones que deben enfrentar. ¡Ellos son barcos sin timón!
¡La educación correcta es el segundo gran paso para alcanzar el éxito verdadero!
La necesaria tercera ley
Ahora estamos preparados para la tercera ley vitalmente necesaria: ¡buena salud!
Su cuerpo está compuesto de materia física. Usted consiste de químicos organizados en cierta proporción entre sí. El libro bíblico del Génesis dice: “Entonces el Eterno Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (2:7).
Usted está hecho de polvo. El polvo está hecho de materia física. No hay escapatoria al hecho que usted debe comer alimentos, beber agua y respirar aire para que la existencia continúe. Sin alguna de estas sustancias físicas, aunque sea por un corto período de tiempo, ¡usted moriría! Usted es totalmente dependiente de ellos para su supervivencia.
Mis padres fueron propietarios de una tienda de alimentos naturales durante muchos años. Con el tiempo se convirtió en una cadena de varias tiendas. La tienda más grande tenía 8.000 productos diferentes. Nosotros crecimos con un entendimiento básico de la nutrición y la dieta correcta. Yo estoy muy agradecido por esto. Es una de las razones por la que soy bendecido con una energía extraordinaria. Muchos carecen incluso del conocimiento más rudimentario de cómo lograr y mantener una buena salud. Ellos parecen creer que la “comida es comida”, y “¿cuál es la diferencia si alguien come de cierta manera en particular?”
¡La mayoría de las personas no tienen idea que las dietas pueden ser correctas o INCORRECTAS! La mayoría se cargan de alimentos grasosos. O muchos otros tipos de alimentos que sólo pueden ser descritos como “bombas de azúcar”, o grandes cantidades de “refrescos” carbonatados, acompañados por consumo insuficiente de agua. Muchos no tienen idea de que, como el aceite a un motor, el agua enfría, limpia, lubrica y generalmente mejora la condición del cuerpo. Ellos no tienen idea de que deberían beber cantidades significativas de agua, mucho más allá de simplemente beber cuando tienen sed.
Es un hecho bien conocido que las frutas limpian el cuerpo, los vegetales lo construyen, los granos lo sostienen y las hierbas ayudan a sanarlo. Muchos doctores lo saben. Lo mismo ocurre con las empresas farmacéuticas, que obtienen muchos medicamentos de las plantas.
No obstante, pocos padres les enseñan realmente a sus hijos — y esta es una parte importante de la educación correcta — que para alcanzar el éxito en la vida ¡ellos deben estar SALUDABLES!
A nadie le gusta estar enfermo. A nadie la gusta la sensación de la falta de energía. La mala salud y enfermedad no enriquecen la vida. Por el contrario, estas le roban a la persona (y potencialmente pueden bloquear por completo) la habilidad de continuar con un verdadero éxito. Si alguien ha establecido la meta correcta y ha logrado una educación adecuada, y sin embargo, sufre de mala salud y tiene conocimiento insuficiente para corregirla, alcanzar el verdadero éxito es casi un sueño imposible.
El mundo ignora el hecho que Dios ha delimitado en Su Palabra (Levítico 11 y Deuteronomio 14) muchos tipos de animales terrestres, criaturas marinas y aves que son carroñeros — y no son buenos para comer. Este es conocimiento revelado y es el más importante de entender si se quiere disfrutar de buena salud. Sólo la Biblia revela a estas criaturas inmundas por lo que son.
La mayoría de las personas come alimentos desvitalizados que han sido despojados de los minerales más importantes necesarios para la buena salud. Recuerdo cierto tipo de pan, cuando niño, que había sido despojado de más de 20 minerales diferentes, a fin de hacerlo blanco y puro en apariencia, con ocho “adicionados nuevamente” para que lo pudieran llamar “enriquecido”. Más tarde, este mismo fabricante de pan informó que cuatro nutrientes más le fueron “adicionados”, haciéndolo “enriquecido” en 12 maneras. Luego ellos anunciaron un salto final a 16 maneras. La mayoría de las personas fueron engañadas y no reconocieron que los granos originales del pan habían sido dañados en dos formas separadas: (1) algunos elementos nunca regresaron al pan y (2) aquellos que lo hicieron, no regresaron con la precisión, el equilibrio y la construcción que el Creador había planificado originalmente cuando diseñó los granos en primer lugar.
Millones comen diariamente lo que sólo podría ser descrito como “comida sin alimento”. Ellos comen cereales para el desayuno que están cargados con azúcar y llenos de materiales que proporcionan poco más que calorías vacías y sin mérito.
Con la invención de la televisión y muchos otros dispositivos que ahorran trabajo, la mayoría de quienes viven en la era moderna ya no se ejercitan como deberían. Muchos son sedentarios — “teleadictos” que se sientan frente a su televisor o la pantalla de la computadora, a comer patatas fritas, dulces, golosinas y otros tipos de comida chatarra. Esta mezcla mortal ha dejado a la mayoría de las personas en la “civilización” occidental con sobrepeso y desnutrición — y desvitalizada de energía.
Yo he pasado gran parte de mi vida entrenando y practicando deportes vigorosos. A partir de los cinco años de edad, inicié una carrera en natación competitiva que se extendió por 14 años e incluyó 7.000 millas de entrenamiento riguroso en el agua. Hubo tiempos en que pensé que pasaba toda mi vida en una piscina. Aunque llegué a las metas que me había establecido a mí mismo, las excedí, y tuve que regresar a un enfoque más moderado del ejercicio. Tuve que aprender equilibrio con respecto a la actividad física.
Los seres humanos son dados a los extremos. Ellos se ejercitan demasiado o muy poco — o nada en absoluto. Ahora camino más de dos millas cada día con mi esposa, que camina más de tres millas al día. Yo quiero estar vigorosamente saludable, y lo estoy. Yo sé por qué nací — entiendo el gran propósito de la vida. Y esto me inspira y me impulsa a cuidar de mi salud, para que pueda cumplirlo.
He sufrido de mala salud y lesiones que algunas veces fueron causadas por descuido. Es frustrante estar en cama, usar bastón o muletas para caminar. Esto reduce la efectividad de uno — limita la capacidad y productividad. Jamás he disfrutado estar enfermo. Usted tampoco.
Aunque se pueden aprender lecciones de la enfermedad y las dolencias, este no es un estado natural. Dios no espera que las personas se enfermen. Pero cuando ellas violan la ley de la causa y efecto, invariablemente, este es el resultado. En su mayoría, las personas eligen enfermarse. Las enfermedades y dolencias no son depredadores aleatorios que llaman a las puertas de algunas personas y pasan por otras. En general, son un subproducto de hacer caso omiso de los principios de la buena salud.
Permítame mencionar que uno de los principios de la buena salud es evitar los accidentes tanto como sea posible. Sea razonablemente cuidadoso y circunspecto acerca de lo qué hace y cómo hace las cosas. Pensar cuidadosamente mediante la forma de evitar lesiones, en determinadas circunstancias, puede eliminar una gran cantidad de dolor innecesario y angustia.
Incluso un estudio superficial de los ricos y “exitosos” de este mundo revela que la mayoría de ellos gozan de una salud un tanto mejor que la del promedio. Ellos están generalmente más conscientes de la nutrición, ejercicio y descanso apropiado. Ellos por lo general, parecen entender que su cuerpo es un recurso. ¡Al igual que con cualquier recurso no renovable, ellos pueden agotarlo! (Lea nuestro folleto Los principios de Dios para una vida saludable, para aprender mucho más acerca de la buena salud.)
Este no necesita ser usted, si obedece la tercera ley del éxito — ¡buena salud!
La cuarta ley — más vital
La buena salud es un trampolín para la aplicación de la cuarta ley: ¡empuje!
He conocido a muchos que guardaron las primeras tres leyes del éxito, pero nunca progresaron a la cuarta ley de vital importancia. Ellos parecían entender el verdadero éxito, y que necesitaban una buena educación, y la importancia de gozar de buena salud. Pero ellos nunca se impulsaron activamente hacia su meta. Ellos nunca usaron su educación, salud y entendimiento del éxito con el ingrediente crucial del empuje para alcanzar lo que buscaban.
La mayoría de las personas gastan energía como si quisieran ver lo poco que se puede utilizar para salir del paso. Es como si quisieran eludir haciendo lo mínimo, y todavía esperar tener éxito. Sólo los más dotados y afortunados logran alguna vez algún tipo de éxito duradero si olvidan emplear el empuje. Esto no puede ser enfatizado lo suficiente.
Yo no soy por naturaleza una persona que se levanta temprano. Tuve que aprender — entrenarme a mí mismo — para levantarme en la mañana. A través de la mayor parte de mi último año de preparatoria, yo nadaba una milla cada mañana. Esta era sólo una de tres prácticas diarias que tenía, antes y después de asistir también a clase. Yo tenía una meta y me empujé a mí mismo para alcanzarla. Sabía que no tenía tanta habilidad natural como un gran atleta, pero me determiné, mediante la capacitación de mí mismo a pensar de esta manera, para impulsarme a trabajar más duro que cualquiera de mis oponentes. Como resultado, le gané a muchos de los mejores atletas.
El desarrollo de esta práctica temprano en la vida me enseñó que físicamente podría lograr mucho más de lo que creía posible, si empezaba con buen estado de salud — y luego me empujaba a mí mismo. Incluso aprendí una especie de adicción al dolor y la fatiga cuando estaba entrenando como nadador y en varios otros deportes. Nunca he olvidado la lección de que puedo hacer mucho más de lo que inicialmente creí posible, si yo estuviera simplemente dispuesto a esforzarme para recorrer “la milla extra”.
Las recompensas fueron emocionantes — incluso estimulantes — ¡y yo no quería renunciar a ese sentimiento de logro!
El sabio rey Salomón dijo una vez: “el deseo cumplido regocija el alma” (Prov. 13:19). Todos disfrutan de la realización de tareas importantes. Esto es verdaderamente satisfactorio — “dulce para el alma”. Pero esto no puede hacerse sin reconocer y utilizar la cuarta ley extremadamente importante — ¡empuje!
La quinta ley crítica
Ahora estamos preparados para entender la quinta ley: ¡ingenio!
El entendimiento de las leyes del éxito estaría incompleto si no se reconoce que las cosas pueden ir mal, o pueden ser más difíciles y complejas de lo que inicialmente se esperaba. De hecho, pocas cosas son tan fáciles como parecen.
A menudo, uno debe sentarse y pensar en cómo afrontar mejor los obstáculos inesperados y las dificultades que aparecen en el camino hacia el éxito. Invariablemente, hay muchos de estos en la vida que el sabio se entrena para “esperar lo inesperado”.
Si bien es importante anticipar los obstáculos inesperados en su búsqueda por alcanzarlo, no es tan importante como mostrar ingenio para vencerlos. Cualquier obstáculo que caiga en su camino debe ser afrontado y resuelto. Esto requiere determinación y la voluntad de pensar a través de las diferentes alternativas — las diversas posibles soluciones — que puedan ser aplicadas para que usted pueda progresar hacia su meta.
Si la vida fuera siempre fácil, y si el camino siempre fuera viento en popa, cualquiera podría tener éxito mediante el uso de sólo las primeras cuatro leyes del éxito. Pero la vida no es así. Los problemas, dificultades, obstáculos y resistencia imprevista requieren constante ingenio para que uno tenga éxito.
Usted debe entrenarse cuidadosamente para mantener la calma en la crisis. El pánico no logra nada, excepto hacer que otros a su alrededor entren en pánico y se desperdicie el tiempo. Supe hace mucho tiempo que ponerme nervioso, preocuparme y entrar en pánico jamás eliminaría el obstáculo al que me estaba enfrentando. Esto no cambiaba, ni siquiera lo disminuía. Esta reacción sólo me retrasaba, causando a menudo que perdiera tiempo precioso que podría haber estado usando para viajar al siguiente obstáculo, si hubiera empleado el ingenio inmediatamente después de detectar cualquier problema al que me enfrentara.
Mi tío Frank, el hermano menor de mi madre, es uno de los hombres más astuto que he conocido. Durante su permanencia de treinta años con la Enciclopedia Británica, escribió o guió todos sus mejores anuncios, y su liderazgo multiplicó las ventas varias veces, por muchos millones de dólares. Él también es un consumado historiador y estratega de Lincoln, Custer y la Guerra Civil. Él es un hombre muy exitoso que posee una gran imaginación. He buscado copiarlo desde que era un niño pequeño.
Fue una combinación de todas estas cualidades lo que le permitió decirme una vez: “David, siempre debes adelantarte a tus oponentes”. La primera vez que me dijo esto, yo no entendí realmente cuán importante era este principio. Con el tiempo, me di cuenta que era prácticamente lo más importante. Me di cuenta que la mayoría de las personas no lo hacen — y nunca se les ha enseñado a hacerlo.
Los oponentes no siempre son personas. Todos los problemas, dificultades, resistencias, obstáculos o impedimentos que usted enfrente es, en cierto sentido, un oponente. ¡Determínese a pensar fuera de ellos! Mire cada uno a los ojos y diga: “eres tú o yo, amigo — y no voy a ser yo”. Practique esto y usted mejorará. Esto se volverá más natural. Con el tiempo, usted incluso se encontrará prosperando en ellos, disfrutando el desafío de derrotar a los enemigos que quieren derrotarle. La “emoción de la victoria” comenzará a sustituir periódicamente la “agonía de la derrota” que consume a tantas personas que no saben que tienen que aplicar la calma, razonando cuidadosamente a los problemas con el fin de derrotarlos.
Nunca olvide: para lograr el verdadero éxito, practique el ¡ingenio!
La sexta ley descuidada
Aun practicando la quinta ley será insuficiente para asegurar la victoria — el éxito verdadero — si usted no emplea continuamente la sexta ley: ¡perseverancia!
Para practicar habitualmente la quinta ley, uno debe encontrarse casi automáticamente al borde de practicar la sexta ley del éxito.
Una vez más, la vida no es fácil. Cristo enseñó: “Entrad por la puerta estrecha [difícil]; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mat. 7:13-14).
Cristo entendió que sólo unos pocos pagarían el precio de convertirse en cristianos. Él supo que muchos verían el verdadero camino cristiano como algo demasiado difícil, demasiado contrario al camino fácil que casi todos escogen en la vida. Ellos no se enfocarían en la recompensa, sino que retrocederían del precio, creyendo que es demasiado grande para lo que podrían “obtener” del verdadero cristianismo.
Disfrutar el dulce sabor del éxito tiene un precio. Lamentablemente, la mayoría no está dispuesta a pagarlo. Igual que alguien que elige comprar un reloj en particular, y luego encuentra que es demasiado caro — mientras es el que eligió cuidadosamente y el que desea — la mayoría simplemente se conforma con un reloj más barato. No están dispuestos a ahorrar para la compra, porque no quieren “pagar el precio”. Ellos aceptan algo menos cuando no era necesario.
Alcanzar el éxito requiere que nos apeguemos a la meta. Se requiere perseverancia, frecuentemente llamada tenacidad. Winston Churchill exhortó a Gran Bretaña en la 2° Guerra Mundial a “nunca, nunca, nunca rendirse”. Con la ayuda de otras fuerzas aliadas, alcanzaron la victoria contra Hitler y las potencias del eje — y el curso completo de la historia mundial fue cambiado. A menudo he pensado que la inspiración de este gran estadista a moverse a la acción, explicando que los británicos (estoy parafraseando) “los combatirían en el aire, los combatirían en los campos, los combatirían en las ciudades y los combatirían en las playas”, fue uno de los ejemplos más sobresalientes de perseverancia y coraje continuo e imperecedero que he visto alguna vez. ¡Es posible que una generación entera haya cambiado y sobrevivió sólo por las palabras de este hombre singular!
Cuando era niño, nunca se me permitió ser un “desertor”. Aunque mi padre generalmente me permitía escoger ciertos deportes, pasatiempos o cursos escolares, nunca me permitió desertar después de haber hecho mi elección. Eso estaba fuera de la cuestión — impensable para él.
Como resultado, la idea de desertar o renunciar es una de las cosas más repugnantes que pueda pensar. Estoy enormemente agradecido por haber sido forzado por mi padre (porque yo no lo habría escogido, naturalmente, de esta manera), y por circunstancias adicionales más adelante en mi vida, a practicar perseverancia frente a la resistencia.
Si alguien, al enfrentar una prueba u oposición, es ingenioso una, dos y tres veces, y luego se da por vencido — renuncia — el ingenio no fue suficiente para asegurar el éxito. La tenacidad era necesaria, pero faltó.
Muy pocos parecen entender que ellos deben presionar — y presionar — ¡Y PRESIONAR! Si puede entrenarse a sí mismo para pintar una casa, manejar bicicleta o tocar un piano, usted puede entrenarse para pensar — y para vivir — de esta manera. ¡No se permita creer o conformarse con menos!
Después de la muerte de Herbert W. Armstrong, los líderes que lo reemplazaron apartaron a la Iglesia de Dios de la verdad, destruyendo esencialmente la iglesia visible. Todos los que creyeron mucha, o toda la verdad huyeron de esa iglesia. Después de establecer La Iglesia de Dios Restaurada, nosotros enfrentamos muchos obstáculos, impedimentos, intensa persecución — y mucha oposición, sin importar hacia donde viéramos. Como siempre ocurre en tales circunstancias, algunos se convirtieron en los fatalistas y pesimistas, y renunciaron. ¡Se rindieron — y tiraron la toalla!
Continuar, bajo la supervisión constante de Cristo, nunca ha sido fácil. Pero, puesto que es la Iglesia de Dios — y porque nosotros nunca renunciamos — no sólo estamos sobreviviendo, sino que estamos floreciendo y llevando el evangelio del reino de Dios alrededor del mundo. A pesar de la enorme oposición que sufrimos en los primeros días de nuestra existencia, esta Obra de Cristo está teniendo éxito de una manera que ninguno habría creído posible. Si es la Obra de Cristo, y ha de permanecer Su Obra, debemos seguir sus palabras: “mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mat. 24:13; 10:22). Eso estamos determinados a hacer. Y en cada meta en la vida, usted debe hacer lo mismo.
Entrénese a sí mismo para rechazar la sola idea de desertar. Entrénese para sentirse avergonzado y apenado a la sola idea de ello. Dígase a sí mismo que las opciones que estén a su disposición, renunciar no es una de ellas, siempre y cuando usted haya establecido la meta correcta. Para el tiempo en que usted haya empleado las primeras cinco leyes del éxito, la última cosa que nunca debe permitir en su mente es descuidar la vital sexta ley, que requiere paciente perseverancia hacia su objetivo.
¡Incesante, implacable, persistente y continuamente, apéguese a su meta! ¡Nunca se dé por vencido! ¡Nunca se convierta en un desertor! ¡Nunca tire la toalla! ¡Practique perseverancia hasta el final!
La muy importante y desconocida séptima ley
Hemos llegado a la séptima y más grande de las siete leyes del éxito: ¡contacto con, guía de y ayuda continua de dios!
Habiendo aprendido, y habiéndose determinado a practicar las primeras seis leyes, usted aún está a un largo paso de cualquier esperanza de alcanzar un verdadero éxito y duradero. No obstante, aunque muchos, con mucho esfuerzo, y la aplicación del razonamiento humano, pudieron discernir las primeras seis leyes del éxito, ellos nunca pudieron descubrir la séptima ley pasada por alto.
Unos pocos hombres, contados como grandes por los “grandes” de este mundo, han podido aprender y practicar las primeras seis leyes. Ellos se han convertido en éxitos a los ojos de sus compañeros y la sociedad. ¡Pero esto no los ha hecho un verdadero éxito! Ellos han quedado a un paso de la meta final. Si ellos hubieran tenido esta importante clave, esto no habría sucedido. ¡La suma de sus vidas habría sido muy diferente!
La piedra angular
En este punto, una importante explicación debe ser dada para establecer en su pensamiento la enorme piedra angular, la séptima ley. En realidad, aunque he escogido tratarla al último, es en realidad la primera ley del éxito, en orden de importancia. Entendamos.
Nada en la vida, de algún valor real, puede tener lugar sin Dios. Todo el crecimiento espiritual, desarrollo y progreso son bloqueados sin esta ley firmemente establecida en la mente. Por tanto, es en realidad el punto de partida para el verdadero crecimiento, en ruta hacia el verdadero éxito. Pero yo la he incluido al último, porque es la ley global, universal, que la humanidad no puede averiguar por sí misma. Dios debe revelarla.
Como expliqué, los hombres pueden practicar las otras leyes, después de primero discernir sistemáticamente cada una por ellos mismos. Aunque esto es tan difícil que sólo unos pocos lo han hecho, es posible. Ninguna de las primeras seis leyes es conocimiento revelado espiritualmente. La séptima ley — contacto con dios — es conocimiento revelado. ¡Nadie puede discernirlo sin la ayuda de Dios!
Esta gran séptima ley es en la que las personas están menos interesadas. ¿Por qué? Porque la mayoría de las personas quieren vivir en sus propios términos. Ellos ciertamente desean éxito, fama y riqueza — y todas las “cosas buenas” de la vida — pero no si esto significa obedecer a Dios. Sin embargo, es un sabio y todopoderoso Creador quien ha hecho la mente y el cuerpo humano. Él sabe mejor cómo funciona. Sólo Dios puede revelar los muchos principios, valores, leyes, claves de conocimiento y entendimiento que fluyen del constante contacto diario con Él.
Dios como un último recurso
Muchos millones claman buscar a Dios. Pero, en realidad, no lo hacen. Ellos claman tener a Dios en sus vidas — ser religiosos. ¡Pero, en realidad, no es así!
Es un hecho de la vida que la mayoría de las personas jamás buscan verdaderamente a Dios — nunca claman realmente a Él por verdadera ayuda — a menos que estén en peligro extremo. En estos momentos, Dios repentinamente se vuelve muy importante. Entonces, las personas realmente necesitan Su ayuda. Cuando las cosas van bien, ellos no quieren que “meta Su nariz en sus asuntos”. Ellos quieren que Él permanezca fuera del camino, para que ellos puedan dirigir sus propios caminos, buscar sus propias metas y definición de éxito.
Sin embargo, cuando tienen una terrible salud, graves dificultades financieras, cuando su matrimonio se rompió, o después de la muerte de un hijo o un ser querido, Dios se vuelve más importante. El problema es que Dios es la última opción — en vez de la primera, como debería ser. Las personas viven como si “cuando todo lo demás falla, intentemos con Dios”. Tristemente, esto ocurre después que las personas lo han rechazado, deshonrado y desobedecido generalmente en toda, o en gran parte de sus vidas. Aunque eso es mejor que nunca, no es lo suficientemente bueno. Esa es la razón por la que la séptima ley del éxito es, en realidad, la primera que debe ser aplicada.
Usted ahora comprende por qué dije esto anteriormente.
Una gran elección
La vida involucra muchas elecciones, algunas de ellas grandes. A través de Moisés, Dios le presentó a la nación de la antigua Israel la elección final de la vida. Note: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deu. 30:19).
Esto fue escrito hace casi 3.500 años. No obstante, nada ha cambiado. Usted y yo somos enfrentados a la misma elección. Con Jesucristo habiendo pagado la pena de muerte por los pecados (Rom. 6:23), hoy Dios le ofrece a las personas la vida eterna — si ellos lo buscan y lo obedecen.
Está más allá del alcance y propósito de este folleto explicar las muchas escrituras que describen el camino de la verdadera salvación de la Biblia. Ésta jamás ha sido “ir al cielo”. Esta creencia no es más que superstición pagana — una ficción creada por hombres engañados, cortados de Dios. Para los que “escojan la vida”, Dios les ha prometido algo mucho más grande que una experiencia indolente parecida a “rondar por el cielo todo el día”.
Pero las personas deben querer buscar a Dios. Usted nació con libre albedrío. Usted tiene el derecho — y poder — de escoger la muerte. También tiene el derecho de escoger la vida. Considere cuidadosamente lo que usted hace — la dirección que escoge. Porque nadie puede alcanzar el verdadero éxito si viola ya sea la primera ley, que es definir correctamente el éxito, o la séptima ley, ¡que es buscar a Dios en camino al verdadero éxito!
Dios inspiró a Jeremías a escribir: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (2:13).
Tome un momento para reflexionar sobre este versículo. Determínese a no “dejar” a Dios, porque usted también está determinado a nunca beber de un vaso que “no va a retener el agua”. Las falsas creencias paganas, enseñadas por las iglesias de este mundo, son “vasos que gotean” — “cisternas rotas”. Estas no funcionan — ¡y llevan al fracaso!
El rico, famoso y poderoso rey Salomón
Estudios han mostrado, hace varios años, que tanto como el 20% de los presidentes de las principales compañías estudian el libro de Proverbios. Salomón, a quien Dios describió como el hombre más sabio que haya vivido, registró este libro de la Biblia, junto con el libro de Eclesiastés. En este último, describió sus muchas actividades físicas en la búsqueda de la felicidad y realización definitivas.
Aquí está un largo pasaje que describe lo que él hizo. Esto viene de la traducción de Moffat: “Ven prueba del gusto y disfruta… busqué en mi mente cómo mimar a mi cuerpo con el vino (manteniendo el control de mí mismo en todo momento sabiamente), como llegar a la necedad, hasta que pudiera ver lo mejor que los hijos de los hombres pudieran razonar… edifiqué casas, planté viñas, hice huertos y jardines, y planté toda clase de árboles frutales, me hice estanques de aguas, para regar los árboles en mis plantaciones; Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; tuve grandes manadas y rebaños, más grandes que cualquiera antes de mí en Jerusalén. Acumulé oro y plata, tesoros reales; me aseguré de cantantes, tanto de hombres como mujeres, y muchas amantes, el placer del hombre. Fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén… no me negué nada de lo que codicié; no negué a mi corazón ningún gozo — porque mi corazón sentía gozo en toda esta fatiga; obtuve mucho de todos mis esfuerzos… Pero cuando me di la vuelta para mirar a todo lo que había conseguido y todo mi esfuerzo y trabajo, entonces todo esto era vano y fútil…Nada en este mundo vale la pena” (Ecl. 2:1, 3-11).
Muy pocos han experimentado tantas cosas, en la persecución final del placer, como lo hizo Salomón. Tome un momento para pensar sobre la extensión de lo que él dijo que hizo. Sin embargo, Salomón no encontró ninguna de estas cosas, o incluso todas ellas puestas juntas, satisfaciendo permanentemente. Ellas lo dejaron insatisfecho — y vacío. Con el tiempo, dejó de practicar la séptima ley del éxito (I Reyes 11:4).
Prácticamente nadie aprende o practica la séptima ley del éxito. Esa es la razón por la que la mayoría de las personas jamás experimentan la maravillosa felicidad, contentamiento y paz que deberían. Muchos se niegan a sí mismos, de manera inconsciente, el cumplimiento de estas cosas, porque ellos nunca “escogen la vida”. Ellos nunca escogen buscar a Dios, quien puede dirigirlos a la vida eterna. Ellos nunca descubren la razón de su existencia.
No es de extrañar que muchas personas se den por vencidas en la vida y se suicidan. He conocido a varios que hicieron esto, y siempre fue porque ellos habían perdido la esperanza de que pudieran tener un futuro significativo. Ellos se dieron por vencidos y perdieron lo que podría haber sido un verdadero éxito, si sólo hubieran estado dispuestos a aprender y a continuar por el camino correcto.
Isaías explica cómo llenar el vacío de la existencia humana de aquellos separados de Dios: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura” (55:1-2).
La mayoría de las personas no tienen la menor idea de por qué nacieron. Ellos ni siquiera saben si hay un propósito para la vida humana. No obstante, la Biblia está literalmente llena de escrituras que describen y enfatizan la importancia de edificar el carácter espiritual. Yo he escrito muchos folletos que explican cuán vital es que los verdaderos cristianos edifiquen carácter a lo largo de sus vidas. Usted puede leerlos.
Usted nació para cumplir un gran propósito. Ningún colegio o universidad puede enseñarle esto. Es conocimiento revelado, entendido sólo por unos pocos. Pueda Dios revelarle este conocimiento a usted, para que pueda convertirse en uno de los pocos. Pida a Dios sabiduría y Él se la dará: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Stgo. 1:5).
Crea este versículo. USTED puede pedirle al mismo Dios que le dé un poco de la misma sabiduría que le dio a Salomón. ¡Él le responderá si usted lo busca en verdad!
Este folleto podría explicar la importancia de desarrollar amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, etc. (Gál. 5:22-23). También podría explicar sobre la humildad, misericordia, compasión y más. Pero esto lo desviaría de su propósito declarado.
No es el propósito aquí explicar en detalle por qué la Palabra de Dios enseña tanto como lo hace sobre el tema de la edificación del carácter. Pero es crítico reconocer que nadie puede ser realmente un verdadero éxito espiritual en la vida sin desarrollar las muchas cualidades del carácter, descritas a lo largo de la Biblia.
Una vez más, la mayoría de personas no tienen una pista, indicio o señal de por qué nacieron. Ellas ni siquiera saben si hay una razón — un propósito — para su existencia. Sólo la Biblia lo revela. (Lea nuestro libro El asombroso potencial del hombre.)
Dios quiere que cada ser humano se convierta en un éxito. Él dice a través del apóstol Pablo que “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (I Tim. 2:4). Y a través del apóstol Pedro Él añade que “no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (II Pedro 3:9).
En el más grande sentido general, alcanzar la salvación es llegar a un nivel de éxito verdadero y final, más allá de cualquier cosa posible en esta vida. Aunque la mayoría de los cristianos profesos probablemente estarían de acuerdo con esta afirmación, no se le ha ocurrido a casi ninguno de ellos que el más grande Autor del éxito — ¡DIOS! — ¡revelaría cómo alcanzar ese verdadero éxito!
¡Esto es lo que los ricos, famosos, poderosos, grandes — y supuestamente “exitosos” — de este mundo nunca reconocieron!
Es una gran ironía que la mayoría de las personas ignoran y rechazan las instrucciones del propio Dios a quien profesan servir — y de quien esperan recibir éxito eterno — ¡salvación! No obstante, en un giro irónico adicional, estas mismas personas probablemente se alinearían en millones si pudieran comprar una fórmula registrada, que garantice traerles éxito sin esfuerzo.
Ahora que usted conoce la fórmula — las leyes del éxito — ¿qué hará con ellos?
Lo qué funciona
Antes de que el Sr. Armstrong concluyera su folleto Las siete leyes del ÉXITO, él resumió brevemente las siete leyes que recién había explicado. En un punto posterior, cerca de su conclusión, él estaba discutiendo la quinta ley bajo el subtítulo “¡VALE LA PENA!” He aquí lo que él escribió:
“Las personas que tratan de vivir sin el CRISTO viviente en sus vidas se están perdiendo del recurso más práctico y valioso que podrían tener. En el lenguaje de nuestro tiempo, ‘¡vale la pena!’ Por supuesto, nosotros debemos hacer nuestro propio esfuerzo. Debemos pensar realmente. Nosotros usamos todos nuestros propios recursos e ingenio natural. Pero tenemos esa seguridad añadida de guía divina. Frecuentemente, Dios simplemente resuelve las circunstancias. ¡É l simplemente nos da ‘las pausas’! ¡VALE LA PENA!”
“Finalmente, consideremos la SEXTA ley del éxito. Perseverancia — tenacidad — constancia — de no darse nunca por vencido o desertar”.
“El Manual del Hacedor parece lleno de esto. La parábola de Jesús, del sembrador y la semilla, mostró cuatro grupos. Todos escucharon el Mensaje de Dios. A todos se les dio una oportunidad. Tres grupos se dieron por vencidos. Uno, en realidad, nunca comenzó. Dos comenzaron con gozo y gran fruto, pero dejaron que sus antiguas amistades, las preocupaciones de la vida material y los placeres los asfixiaran, y desalentaran. La otra clase de desertores simplemente no tenía la profundidad de la fuerza de carácter dentro de sí mismos para quedarse con nada. Ellos no eran más que desertores naturales. Incluso los que continuaron o perseveraron, algunos fueron más diligentes, más ingeniosos, mejor preparados, más cuidadosos de su salud, y consecuentemente llegaron más lejos en logros que otros. ¡De ellos será la recompensa mayor!”
“Jesucristo dijo claramente: ‘Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo’ (Mat. 24:13)”.
“Sí, estas siete leyes son el camino, no sólo para el éxito comercial y económico — ellas son las leyes que llevan a vidas ricas, gratificantes, llenas de interés y abundantes; y, al final, a la vida y gloria eternas en el Reino de Dios”.
“Esto le enseña a escoger la meta correcta. Le enseña a estudiar, a mostrarse aprobado ante su Hacedor. Le enseña a adquirir conocimiento, educación verdadera y correcta — preparación para el éxito. Le enseña a cuidar su salud. Le enseña diligencia — impulso — dedicación, aplicación persistente. Le enseña ingenio, y le ofrece ayuda divina para aplicarlo — y le enseña a ¡permanecer en ello hasta el final!”
“¡qué vida tan feliz ha puesto Dios a nuestra disposición! ¡Qué bendición — qué gozo! Qué seguridad, esta vida de fe viviente implícita — confianza en el Creador — ¡Dios!”
“¡Yo lo sé! ¡Yo he estado disfrutando de esta vida por más de cincuenta y siete años! Es una vida activa — pero es interesante, emocionante, feliz, ¡y abundantemente gratificante! Es un constante mirar hacia la meta en general — ¡una eternidad en el Reino de Dios!”
“¡Quiero compartir esa vida con usted! ¡Usted puede disfrutarla también!”