“A pesar de toda nuestra discusión con el calendario, es evidente que la raza humana nunca perdió la secuencia septenaria [siete días] de los días de la semana y que el día sábado de estos últimos días viene a nosotros desde Adán, a través de las edades, sin faltar un solo intervalo.”
Dr. Totten de New Haven, Connecticut — Profesor de Astronomía.
Universidad de Yale (www.tagnet.org/llt/science.htm)
¿Es cierta la afirmación anterior? ¿Puede ser probada? Si es así, ¿Cómo? Al final de la semana de la creación en Génesis 1, Dios terminó Su actividad con una creación especial: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el séptimo día la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gen. 2:1-3).
Veinticinco siglos más tarde, en el Monte Sinaí, Dios le dio los Diez Mandamientos a la nación del antiguo Israel por medio de Moisés. El mandamiento del sábado en Éxodo hace referencia directa al relato de la creación en Génesis 2. Este dice: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el ETERNO tu Dios…porque en seis días hizo el ETERNO los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay” (Éxodo 20:8-11).
Estos son versículos puros y claros. Pero por el bien de la discusión, continuaremos con varios datos básicos. Dios hizo el sábado. Él reposó en el. Él lo santificó (lo apartó). Él lo bendijo. Él lo hizo que fuera el séptimo día de un ciclo de siete días.
Este folleto no está escrito principalmente para probar que el sábado debe guardarse. Las muchas pruebas bíblicas de este mandamiento requieren un libro mucho más extenso. Nuestro propósito aquí es probar que el ciclo semanal nunca ha cambiado desde la creación. Muchos suponen que sí ha cambiado. Si este ciclo ha sido roto o se ha perdido, no hay más obligación para que los seres humanos observen el verdadero día de reposo de la Biblia. Esto es así de simple. ¡Si el ciclo semanal ha sido roto, el día de reposo se ha perdido en la historia y no puede estar en efecto hoy!
Siguiéndole la Pista al Día de Reposo
Las personas se preguntan a menudo, “Bueno, yo sé que Dios creó el día de reposo, pero ¿Cómo podemos saber ahora cuál día de nuestra semana hizo Él santo?” o “¿No cambiaron los seres humanos el calendario?” Y además, nuestro séptimo día, sábado, fue nombrado “Saturday” (en el idioma inglés) en honor al dios pagano Saturno y algunos cuestionan si esto tuvo algún efecto en el calendario hebreo. Otros preguntan sobre “el día largo de Josué” o acerca de viajar alrededor del mundo y “ganar un día” o “perder un día”. Muchos naturalmente se preguntan qué posibles efectos pudieran haber tenido cualquiera de estos argumentos en el ciclo semanal.
Antes de dirigirnos a las inquietudes causadas por esta serie de preguntas, debemos reconocer primero un punto.
¡Considere! Estas preguntas, si bien son importantes individualmente, colectivamente representan una sola gran pregunta. ¿Es el Dios Todopoderoso del universo capaz de crear, consagrar, santificar y bendecir el séptimo día de la semana, pero al mismo tiempo, incapaz de cuidar el rumbo de este día a lo largo de la historia? ¿Le ordenaría Dios al pueblo “recordar” el día de reposo, sólo para olvidar que Él debe preservarlo a fin que esto sea posible? La idea es absurda. ¡Se insulta el poder de Dios al hacer que Él aparezca como un tembloroso hombre viejo, quien es tan desorganizado y olvidadizo que no puede velar por lo que ha creado u ordenado!
Mientras que la humanidad busca excusas para no guardar el sábado, algunos realmente se atreven a culpar a Dios como la razón por lo cual esto ya no es posible, y entonces razonan que si Él olvidó preservar el ciclo semanal, la humanidad ya no necesita observar el día de reposo.
La cristiandad profesa de este mundo — el catolicismo y las muchas ramas del protestantismo — guardan el domingo. Ha sido la Iglesia Católica Romana la que ha preservado el domingo como día de adoración. Note la siguiente increíble admisión de una carta del arzobispo de Baltimore, James Cardenal Gibbons (1877-1921). Aunque también hace una declaración acerca de cómo la observancia del sábado fue cambiada al domingo, esta cita demuestra la importancia de la preservación de la observancia del domingo para los católicos a través de los siglos. Esta es sólo una de muchas citas similares:
“¿Es el sábado el séptimo día de acuerdo con la Biblia y los Diez Mandamientos? Yo contesto que sí. ¿Es el domingo el primer día de la semana y fue cambiado por la Iglesia [Católica Romana] el séptimo día — sábado — por el domingo, el primer día? Yo contesto que sí. ¿Cambió Cristo el día? ¡Yo contesto que no!…Fielmente de ustedes, J. Cardenal Gibbons”.
¡Nadie parece cuestionarse nunca si el primer día de la semana es domingo! Dos billones de cristianos profesos afirman que ellos guardan el domingo en conmemoración de la supuesta resurrección de Cristo en ese día — el primer día de la semana. ¡Es inconcebible sugerir que tantas personas, ya sea intencionada, descuidada o inadvertidamente, estén guardando “su día”, el primer día de la semana, domingo, en el día equivocado! ¿Correcto? Pero los judíos no están menos seguros de que ellos están guardando el sábado en el verdadero séptimo día de la semana. El pueblo judío ha sido responsable de “seguirle la pista” a su día, el mismo día guardado por Jesús y los apóstoles, por muchos más siglos de los que los católicos han estado siguiendo “su día”.
El punto es este: Cada grupo (católicos y judíos) sabe muy bien qué día es cual — y ninguno se atrevería sugerir que el otro no lo sabe.
El Milagro del Maná Revela el Sábado
Se ha establecido que Dios le dio el día de reposo al antiguo Israel por medio de Moisés. ¿Por qué hizo Dios esto? ¡Él tenía que hacerlo! Israel acababa de pasar 400 años de esclavitud en Egipto. A ellos no les había sido permitido adorar al Dios de Abraham, Isaac y Jacob — sus antepasados — durante todos esos años. Al momento en que Dios los liberó, ellos habían olvidado la identidad del verdadero Dios y Su sábado.
Esta es una razón por la que el mandamiento del sábado comienza con las palabras “Acuérdate del día de reposo” — Israel lo había olvidado. Abraham, Isaac y Jacob habían guardado la ley de Dios (Gen. 26:5), pero el conocimiento del sábado se había perdido a través de los siglos.
Dios decidió aclarar el mandamiento del sábado a Israel mientras ellos estaban en el desierto de Sin. Israel había dejado atrás las “ollas de carne” de Egipto y se quejaba con Moisés porque le faltaba comida. Dios tenía que probar si ellos obedecerían Su ley. Esta fue una prueba específica diseñada para enseñarle a Israel la singularidad del tiempo santo del sábado. El relato se halla en Éxodo 16. Este ilustra que el pueblo mismo puede encontrarse pensando que “el tiempo ha estado perdido”.
Es bien conocida la historia del Antiguo Testamento acerca de Dios alimentando a Israel con maná (y codornices). Note: “He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no” (versículo 4). “Dijo también Moisés: El ETERNO os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque el ETERNO ha oído vuestras murmuraciones” (versículo 8).
La prueba había comenzado: ¿Guardaría Israel la ley de Dios — guardaría Su sábado? ¿Andarían ellos en Su ley o no?
El contexto continua: “Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia del ETERNO, porque Él ha oído vuestras murmuraciones. Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto y he aquí la gloria del ETERNO apareció en la nube…Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana descendió rocío en derredor del campamento” (versículos 9-10,13).
Es importante comprender que las codornices no llegaron sino hasta después del crepúsculo (la puesta del sol). También, Israel fue reunido como una congregación en el día del sábado. Se reunieron para un servicio religioso. Las codornices aparecieron cuando terminó el sábado y a la gente se le permitió reunirlas para la comida de la noche.
A la mañana siguiente fue el primer día de la semana y la primera vez que apareció el maná. Se le instruyó al pueblo que solamente reuniera lo suficiente para cada día o este criaría gusanos y hedería (versículo 20). El pueblo no le creyó a Moisés e intentó reunir maná extra. Justo como Dios dijo, crió gusanos y hedió. Sin embargo, el versículo 22 explica que en el sexto día de la semana ellos podían recoger tanto como el doble, para que así pudieran tener alimento para el sábado, y este no criaría gusanos ni hedería. Dios dijo esto porque “Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado al ETERNO” (versículo 23).
Como siempre es el caso, algunos no le creyeron a Dios e intentaron recoger maná en el sábado — el séptimo día (versículo 27). Justo como Dios dijo, no encontraron nada. ¡Cuán rápidamente se confundieron algunos respecto al tiempo! Esos israelitas debieron haber pensado que “el cómputo del tiempo se había perdido” y que el maná estaría allí, aún cuando Dios les había dicho que no. Otros pensaron que el maná podría detenerse en otros días que no fueran el sexto día, cuando no sería así. La respuesta de Dios para aquellos que se confundieron fue, “Y el ETERNO dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar Mis mandamientos y Mis leyes? Mirad que el ETERNO os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. Así el pueblo reposó el séptimo día” (versículos 28-30).
Dejemos a un lado la confusión y la desobediencia. ¡El único propósito de esta prueba fue mostrar que Dios hizo santo un tiempo específico — el séptimo día!
Cristo Guardó el Día Sábado
Mil quinientos años después del relato de Éxodo 16 está el ejemplo de Cristo. Él no tenía duda de cuál día era el día de reposo.
Marcos 2:27-28 registra a Cristo hablándole a los Fariseos: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del hombre es Señor aun del día de reposo”. ¡Si Cristo era Señor del día de reposo, Él habría sabido cuándo era este! Lucas 4:16 dice que la costumbre de Cristo era entrar en la sinagoga cada día de reposo (sábado).
En los años 69-70 d.C. todos los judíos fueron sacados de Palestina y dispersados por las naciones alrededor del mundo. A través de los últimos 19 siglos, ellos nunca se han confundido acerca de cuál es el día de reposo. Recuerde, Lucas 4:16 (y 17, 20) realmente mostró a Cristo reuniéndose con los judíos en la sinagoga en el sábado. Nuevamente, los judíos no se habían confundido acerca de qué día era este cuando Cristo estaba vivo.
Hoy, si el cómputo del tiempo se hubiera perdido, esperaríamos que los judíos, esparcidos alrededor del mundo y sin comunicarse unos con otros, estuvieran guardando días diferentes. ¡No obstante, hoy todos están en unidad — en acuerdo — de cuál es el sábado!
Un historiador dijo una vez “Más que los judíos hayan guardado el sábado, el sábado ha guardado a los Judíos”. ¡Esto es cierto! ¡Los judíos modernos nunca han perdido su identidad porque ellos nunca han perdido la pista del séptimo día que es el sábado!
No hay ninguna duda de que sábado se mantuvo intacto por 1,500 años hasta el tiempo de Cristo. Él ciertamente no estaba confundido y sabía cuándo guardarlo. Tampoco hay duda de que los judíos lo han guardado intacto desde entonces. Consideraremos momentáneamente otras pruebas del período después de Cristo, pero primero debemos examinar un acontecimiento previo a la vida de Cristo.
El Día Largo de Josué
La obediencia de Cristo al sábado estableció su continuidad a lo largo de toda Su vida. Así pues, aunque no debiera ahora haber necesidad de mirar hacia atrás en el tiempo, consideraremos otra objeción que surge. Algunos argumentan, “¿Qué de Josué? ¿No tuvo él un tipo de ‘día largo’ en el Antiguo Testamento? ¿No hizo ese día que se perdiera el tiempo e hizo al domingo el séptimo día de la semana?” ¿Es esto cierto? Debemos considerar cuidadosamente este relato, de Josué 10.
Note: “Entonces Josué habló al ETERNO…delante de los hijos de Israel…Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró…Y el sol se paró en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero” (10:12-13).
La Escritura establece que el sol se paró “casi un día entero”. Demostraremos más tarde que Dios define a un día normal como cerca de veinticuatro horas.
Un argumento ingenioso ha sido usado para enseñar que el día largo de Josué causó que el domingo se convirtiera en el nuevo séptimo día de la semana. Siguiéndole cuidadosamente la lógica a este argumento, se resume mejor de esta manera: “La semana en la cual ocurrió el día largo de Josué incluyó un período extra de veinticuatro horas. Este sería el período descrito como ‘casi un día entero’. ¡Si la batalla de Josué ocurrió, por ejemplo, en un jueves, entonces hubo ocho períodos de veinticuatro horas en la semana del día largo de Josué en vez de siete! Dado que el jueves tendría cerca de cuarenta y ocho horas de largo, este ahora también incluiría al viernes. El siguiente día, viernes, se convertiría entonces en el día que era el sábado. Y el sábado (que habría sido el séptimo día de esa semana) se convertirá en domingo”.
Esta lógica defectuosa entonces continuaría por concluir que “desde entonces el domingo ha sido el séptimo día”. ¡Por supuesto, esto significa que las personas han estado guardando el sábado en el día incorrecto por más de 3,400 años! Para que este argumento sea cierto, debemos preguntarnos: ¿Fue ese jueves realmente jueves y viernes — o fue ese jueves simplemente un jueves largo?
He aquí el problema con la lógica de este argumento. Aquellos que lo exponen no entienden la definición bíblica de lo que es un día. Hagamos esto claro. ¡Debemos dejar que la Biblia, y sólo la Biblia, defina lo que es un día! Los hombres tienen interminables ideas acerca de cosas que ellos creen
que la Biblia dice. Nosotros debemos examinar lo que ésta realmente dice — no lo que la gente con ideas preconcebidas cree que dice.
Los hombres tratan de decir que el día largo de Josué fueron dos días de veinticuatro horas cada uno. Esto es lo que se necesita para mover al séptimo día de la semana a lo que ahora es domingo. Volvamos al relato de Josué. ¿Se refiere Dios a este día como dos días? He aquí Su respuesta: “Y NO hubo DÍA como aquel, ni antes ni después de ÉL” (10:14). ¿Captó usted la palabra ‘él’? Dios se refiere a este período como un “día”, y como “él” (o sea, lo dice dos veces). Dios usa el singular, no el plural. ¡Dice día, no días!
No se equivoque. ¡Este no fue un día ordinario! Esto es muy cierto. Dios dice, “no hubo día como…aquel”. Fue sólo un día — y esto no significa “dos días en uno”. Fue un solo y único día en el curso de la historia humana, y quizás de todos los tiempos. Este fue un evento tremendo y sobrenatural, que demostró el gran poder de Dios. El universo es un mecanismo finamente sincronizado, el cual funciona como un reloj suizo gigante. Los astrónomos están de acuerdo con que este universo es todo interdependiente y se mueve conjuntamente. Literalmente, esto requirió que Dios detuviera los cielos enteros (recuerde, este milagro incluyó a la luna) por cerca de veinticuatro horas a fin de hacer que el sol “se detuviera”. ¡Utilizar este acontecimiento como una excusa para desobedecer el sábado es restarle importancia a uno de los más grandes milagros de todos los tiempos!
Los siguientes diagramas representan el error del ingenioso argumento que hemos descrito. El primer diagrama es la perspectiva incorrecta de la semana y el segundo es la perspectiva correcta.
Cómo Define La Biblia un Día
Los hombres podrían decidir que un día es veinticuatro horas según el reloj — pero eso no es lo que Dios dice. Debemos entender por qué Dios podría describir correctamente el día de cuarenta y ocho horas de Josué como un día.
ver tamaño completoPerspectiva Incorrecta del “Día Largo” de Josué
Esta gráfica muestra la perspectiva incorrecta del “día largo” de Josué como dos días de 24 horas. El resultado es que el primer día de la semana (domingo) se convierte en el séptimo día de la semana, permitiendo que el verdadero sábado se pierda.
ver tamaño completoPerspectiva Correcta del “Día Largo” de Josué
Esta gráfica muestra correctamente la semana del “día largo” de Josué”. El verdadero día sábado aún ocurre en el séptimo día de la semana.
En el capítulo de la creación de Génesis 1, Dios da Su definición de un día. Dios dice que Él “separó la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde (tinieblas) y la mañana (luz) un día…Y fue la tarde (tinieblas) y la mañana (luz) el día segundo…Y fue la tarde y la mañana el día tercero” (versículos 4-13) y así sucesivamente a lo largo de la primera semana. De este relato, vemos que los días están compuestos de tardes y mañanas. A pesar de la percepción común, un día no es simplemente la porción diurna de un período de veinticuatro horas. Es, de hecho, el período entero entre las puestas del sol.
¡Esta es la definición bíblica de la duración de un día! ¿Qué podría ser más claro?
Además, debemos ir a Levítico para ver lo que Dios dice que es el punto de partida de cada día. Note que “de tarde a tarde” (23:32) es como Dios instruyó que debe observarse el sábado. La palabra evening [traducción para tarde en el idioma inglés –Nota del Traductor] se deriva de la palabra even [usada en algunas versiones en inglés de la Biblia para designar la tarde –N.T.]. Por varios cientos de años después de la muerte de Cristo, la práctica general fue siempre comenzar los días a la puesta del sol, no a la medianoche. Cualquier enciclopedia explica esto y Lucas 4:40 y Marcos 1:32 muestran que los días comienzan y terminan a la puesta del sol.
El día largo de Josué consistió de una tarde [noche] de doce horas y una “mañana” [día] de treinta y seis horas. Pero esto no hace que sean dos días — este fue solamente un día muy largo.
Ahora debemos volver a plantear un punto anterior. Recuerde que Cristo no estaba confundido respecto al sábado y que Él lo guardó en el día apropiado más de 1,400 años después
del “día largo de Josué”. Para creer que el día largo de Josué alteró el ciclo semanal, perdiendo así un día, es necesario creer que Cristo mismo no hizo el ajuste para este “día largo”. Entonces uno debe creer que Cristo estuvo “desconectado” por un día completo en Su cálculo de cual día era el sábado — y así también los Judíos.
¡Ahora piense! ¡Si Cristo estuvo equivocado en Su cálculo del día sábado, entonces Él quebrantó el día de reposo — Él pecó — y la humanidad no tiene Salvador! Pero Cristo no pecó quebrantando el sábado o en alguna otra manera. Y la humanidad sí tiene un Salvador.
Finalmente, es interesante notar que aún aquellos quienes hacen referencia al relato de Josué siempre le llaman “el día largo de Josué” — no “los días
largos de Josué”. El argumento completo de tratar de comprimir dos días en uno, para escapar del mandamiento de guardar el día de reposo del séptimo día (sábado de hoy), parece un tanto ridículo, ¿no es así? No sea engañado por los ingeniosos argumentos de los hombres.
¿Pueden “Ganarse” o “Perderse” los Días?
Debido a que la tierra es redonda, los días son determinados por la rotación del planeta en su eje. Esta rotación se mide en relación con el sol. Lo mismo es con el sábado. La puesta del sol — en cualquier lugar sobre la tierra — determina el principio del sábado o de cualquier otro día. Es irrelevante si uno está en Nueva York, Manila o París. Un día es de “tarde [puesta del sol] a tarde [puesta del sol]” (Lev. 23:22). El principio de cualquier día se determina en base a dónde alguien esté cuando el sol baje.
La Línea Internacional de Cambio de Fecha fue establecida de tal manera que los hombres pudieran saber dónde sus viajes les requerirían añadir o restar un día — dependiendo de si ellos estuvieran viajando al este o al oeste. Con excepción de un par de islas apartadas en el Pacífico Sur, esta localización fue colocada de manera ideal en medio del Océano Pacífico porque así no permite a personas en diferentes partes del mundo guardar cualquier día (incluyendo el día sábado) en dos días diferentes. Las personas en Japón comienzan el sábado antes que aquellos en la India — quienes lo comienzan antes que las personas en Jerusalén — quienes lo comienzan antes que aquellos en Londres — quienes lo comienzan antes que las personas en Chicago — quienes lo comienzan antes que aquellos en Honolulu. ¡Sin embargo, todos lo guardan en el mismo día!
No se deje confundir por las personas quienes dicen que el viajar alrededor del mundo puede ocasionar que uno “gane” o “pierda” días. A menudo se hacen afirmaciones acerca de ganar horas si uno viaja hacia el oeste o de perder horas si uno viaja hacia el este. Esto no es la realidad, sino una percepción de la realidad.
¡He aquí como probarlo! Si uno comienza en Londres y viaja sin escala hacia el oeste alrededor del mundo, retornando a Londres, ¿llegará un día completo atrás de aquellos que nunca salieron de Londres? ¿Viajó esa persona hacia atrás en el tiempo y “ganó” veinticuatro horas? A la inversa, si uno hizo lo mismo, viajando sin escala hacia el este, ¿llegaría a Londres un día antes que todos los que permanecieron allí? ¿Viajó adelante en el tiempo y realmente “perdió” veinticuatro horas?
¡La idea es absurda! Con todo, es así como razonan algunas personas. Si esto fuera cierto, dos personas separadas, una viajando sin escala hacia al este y otra viajando sin escala hacia el oeste, llegarían ambas a Londres al mismo tiempo y aun así estarían con dos días de separación en el tiempo. Si dos personas hicieran esto una y otra vez, una se haría más joven, mientras que la otra estaría envejeciendo a un mayor ritmo. ¡Cuán ridículo es considerar esto! Aún así, este argumento engaña a muchas personas.
Hay un punto ligeramente diferente, aunque relacionado, el cual consideraremos. Parece que hay infinidad de formas que las personas se inventan para creer que el cómputo del tiempo puede perderse. ¿Qué tendría que suceder — exactamente — para que el cómputo del tiempo verdaderamente se perdiera, de manera tal que el mundo entero lo perdiera? Otra manera de hacer esta pregunta es: ¿Qué le tomaría hoy a seis billones de
personas sobre la tierra para que todos pierdan el rastro del tiempo?
Todos hemos conocido a personas quienes olvidan dónde están, se duermen o “pierden la noción del tiempo” cuando se supone que deberían estar en algún lugar o haciendo algo ya programado. Tal vez esto le ha ocurrido a usted varias veces. Así, pues, se admite que los individuos ciertamente pueden perder “la noción del tiempo”. ¡Sin embargo, alguien tendría que ser dejado sin sentido o caer en coma para perder consciencia del tiempo de tal manera que, cuando despierte, sea incapaz de saber cuánto tiempo ha pasado — días, semanas, meses o aun años! No obstante, esta persona simplemente preguntaría cuánto tiempo ha estado “fuera” y la contestación le reorientaría.
Llevemos esto más adelante. ¿Qué sería necesario para que todas las personas en la tierra perdieran la noción del tiempo? Lo siguiente tendría que suceder (estoy siendo gracioso): ¡Simultáneamente, cada persona en la tierra, por un extenso período de tiempo, tendría que perder la consciencia, dormirse o caer en coma! Es de suponer, entonces, que si todos recuperaran la conciencia, no quedaría nadie a quien preguntarle cuánto tiempo transcurrió mientras todos estuvieron “fuera”. Si aun una persona permaneciera consciente, esta podría decirles a todos lo que sucedió. Todos serían reorientados al tiempo correcto.
¿Puede usted ver lo absurdo de semejantes argumentos superficiales y engañosos acerca de “ganar” o “perder” tiempo?
La Iglesia Verdadera Prueba que el Cálculo del Tiempo No Se Ha Perdido
La verdadera Iglesia de Dios siempre ha guardado el día de reposo de Dios — el sábado. Tal como los judíos saben el día correcto, así también los cristianos.
La mayoría de los teólogos y religiosos han admitido hace mucho tiempo que el verdadero día de reposo de la Biblia es el séptimo día. Sin embargo, ellos no van a obedecerlo. Sábado, no domingo, es el séptimo día de la semana. Incluso un buen diccionario lo explica. Usted ya ha visto varias referencias de las Escrituras respecto al sábado. Dios lo santificó en la creación — mucho antes que hubiera algún judío o israelita para guardarlo.
Dios le dijo al antiguo Israel, “Y les di también Mis días de reposo, para que fuesen por señal entre Mí y ellos, para que supiesen que Yo soy el ETERNO que los santifico” (Ezequiel 20:12). Una de las más grandes CLAVES que identifican a la Iglesia verdadera, la que fue fundada por Jesucristo, es la señal del verdadero sábado de Dios.
La cita, “¡Mas que los judíos hayan guardado el sábado, el día sábado ha guardado a los Judíos!” fácilmente podría haberse dicho de la Iglesia verdadera, la cual ha estado bajo asedio a lo largo de las eras — en parte por guardar el día de reposo. La Iglesia de Roma, en el 363 d.C., decretó una sentencia de muerte a todos los que continuaran observando el sábado.
Cristo guardó el día de reposo. Un Cristiano es uno que sigue — que copia — el ejemplo de Jesucristo en su propia vida. ¡Su ejemplo fue la observancia del sábado! Por lo tanto, por 2,000 años, la Iglesia del Nuevo Testamento siempre ha guardado el sábado de Dios. El registro de la historia es que la Iglesia de Dios ha permanecido fiel al mandamiento del sábado a pesar de la intensa persecución. Éste ha permanecido como una señal entre Dios y Su pueblo.
¿Qué Acerca de los Cambios al Calendario Romano?
¿Qué hay sobre la importante pregunta de los cambios al calendario Romano? Hubo dos cambios importantes (en realidad fue un cambio que ocurrió en dos etapas) a dos diferentes calendarios romanos. Estos cambios son reconocidos. Pero, ¿cuál fue la naturaleza de estos cambios? ¿Afectaron el ciclo semanal? ¡No lo afectaron! Ninguno de los dos cambios afectó los días de la semana. Esto no evitó que las personas dijeran que estos cambios rompieron el ciclo semanal. Este razonamiento continúa con el reclamo de que esto causó que se perdiera el cómputo del tiempo — y así, que se perdiera la certeza de cuándo observar el sábado.
Es necesario algún entendimiento de historia. La mayoría no están familiarizados con el hecho de que al calendario de hoy se le llama el calendario Gregoriano o que el calendario Juliano fue el que le precedió.
La mayoría están familiarizados con el famoso emperador romano Julio César. Él ideó el primer calendario romano — llamado el “calendario Juliano”. Nuestro mes de julio
todavía lleva el sello de su nombre. Su calendario data de 45 A.C. y continuó hasta 1582 d.C. –abarcando más de 16 siglos. Un astrónomo griego llamado Sosígenes calculó el calendario en el año 46 A.C., el cual César adoptó.
El primer cambio al calendario ocurrió en 1582 y fue decretado por el papa Gregorio XIII (1572-1585). Desde este punto, el calendario ha sido conocido como el “calendario Gregoriano”. Ciento setenta años más tarde, en 1752, se le hizo otro cambio. Ambos cambios consistieron en quitarle días al calendario para corregir errores anteriores de construcción y cómputo ¿Qué había causado el problema?
Con el pasar de los siglos, los astrónomos habían alcanzado mayor precisión en el entendimiento de cómo computar y diseñar un calendario (solar) más exacto. Al calendario Juliano le faltaba precisión. Éste fue basado en la creencia que un año solar tenía exactamente 365¼ días de duración. De ahí, se le añadía al calendario un día extra cada cuatro años al mes de febrero. Los astrónomos aprendieron con el tiempo que el año solar era realmente 12 minutos y 14 segundos más corto que lo que se creía previamente. Esto causaba que el equinoccio de primavera fuera hacia atrás en el calendario, hasta que eventualmente llegaba al 11 de marzo en vez del 21 de marzo. Esto requería que se le quitaran diez días al calendario.
¡Mantenga en mente que los días fueron omitidos del mes — en octubre de 1582 — y no de la semana! El diagrama siguiente muestra cómo se hizo esto:
La primera semana de octubre transcurría del jueves 4 de octubre al viernes 15 de octubre. Los dos sábados en ambos lados de este cambio tenían aun siete días de separación. El sábado permaneció inalterado. No se rompió el ciclo semanal. Debido a que fueron los católicos quienes hicieron el cambio, son ellos los que poseen el mejor registro histórico de cómo lo hicieron. El cambio oficial tomó lugar en Italia, España y Portugal.
Aparentemente hubo mucho debate acerca de cómo y cuándo hacer el cambio. Note las siguientes dos citas: “Así, se hizo cada propuesta imaginable, sólo una idea nunca se mencionó, es decir, el abandono de la semana de siete días” (Enciclopedia Católica, Vol. 9, Pág. 251, Artículo “Lilio”). (Fue Lilio quien realmente propuso el cambio que fue aceptado al final).
También, “Se debe notar que en el período cristiano, el orden de los días en la semana nunca ha sido interrumpido. Así, cuando Gregorio XIII reformó el calendario en 1582, el jueves 4 de octubre fue seguido por el viernes 15 de octubre. Así, en Inglaterra, en 1752, el miércoles 2 de septiembre fue seguido por el jueves 14 de septiembre (Enciclopedia Católica, Vol. 3, Pág. 740, Artículo “Cronología”).
Como dijimos, dos cambios ocurrieron al calendario, los cuales en realidad fueron un cambio en dos etapas. Esto conlleva una explicación. ¡Cuando el papa Gregorio decretó el cambio, los británicos no accedieron! Ellos retuvieron el antiguo calendario Juliano hasta 1752 — ¡quedando así diez días atrás del recién establecido calendario Gregoriano! Obviamente, el guardar el sábado permaneció intacto en las áreas británicas durante estos 170 años.
Los británicos finalmente se determinaron a hacer el cambio. Con el paso de los 170 años vino una “acumulación” adicional en el calendario de un día más. ¡Ahora era necesario quitar once días para emparejar con el equinoccio de primavera, en vez de los diez anteriores! El cambio fue efectuado en septiembre de 1752. En vez de omitir diez días, entre jueves y viernes como en 1582, los británicos escogieron quitar once días entre el miércoles y jueves. El diagrama anterior explica lo sucedido. Una vez más, el guardar el sábado continuó intacto durante el período de siete días abarcando el cambio:
En realidad, hubo una tercera etapa para los cambios al calendario descritos anteriormente. ¡Los Rusos se negaron a hacer el cambio hasta 1907! Su calendario ahora había quedado trece días atrás de todos los demás. No fue sino hasta 1907 que ellos se sincronizaron con el resto del mundo, quitándole trece días a su calendario. Antes y después de este cambio, los que guardaban el sábado en Rusia observaban el mismo día que los que guardaban el sábado en cualquier otra parte del mundo. Ciertamente la misma práctica aplicó para los que guardaban el domingo.
¡Nadie puede contradecir estos datos básicos de la historia reciente!
El Punto de Vista de Científicos, Historiadores y Astrónomos
¿Se ha preguntado usted alguna vez de dónde se originaron los diferentes términos día, semana, mes y año? Consideremos el año. ¿Qué es? ¿Cómo se derivó? Los hombres determinaron que es la cantidad exacta de tiempo necesario para que la tierra gire una vez alrededor del Sol. Los astrónomos y científicos pudieron determinar la duración de un AÑO por medio de cómputos matemáticos precisos. ¡Sus cálculos no pueden ser discutidos!
¿Qué acerca de un MES? Lo mismo es cierto. La palabra mes (‘month’ en el idioma inglés –N.T.) es una versión acortada de “moonth” (o moon que significa luna en español) Los hombres determinaron que esta es la cantidad exacta de tiempo necesario para que la luna rote o gire alrededor de la tierra. Los astrónomos y científicos fueron capaces de determinar la longitud de un mes a través de cómputos matemáticos precisos. ¡Sus cálculos no pueden ser discutidos!
¿Qué acerca del DÍA? ¿Qué es? Nuevamente, lo mismo es cierto. Los hombres determinaron que es la cantidad exacta de tiempo necesario para que la tierra gire sobre su eje una vez. Los astrónomos y científicos fueron capaces de determinar la longitud de un día a través de cómputos matemáticos precisos. ¡Sus cálculos no pueden ser discutidos!
Ninguno de los cálculos anteriores requirió de una revelación de Dios. Todos los cómputos y cálculos pudieron ser hechos por hombres. Estos no pueden ser “interpretados” de otra manera. ¡La evidencia fue establecida hace mucho tiempo! (Usted puede solicitar nuestro folleto gratuito La verdad acerca del CALENDARIO DE DIOS).
Ahora consideremos quién determinó que la semana contenga siete días. ¿Fueron los científicos — astrónomos — matemáticos — historiadores — papas u otras autoridades religiosas? ¿Qué cómputo matemático exacto hubiera guiado a los hombres hacia una conclusión de siete días para la duración de la semana — de la misma forma en que fueron derivados el año, el mes y el día? ¡La astronomía y la matemática no tienen nada que ver con la duración de la semana! Así, pues, ¿por qué la semana no tiene cinco días? ¿Por qué no tiene ocho días o diez días? Esta pregunta de “¿por qué la semana tiene siete días?” siempre ha surgido ante el hombre.
¡La única contestación correcta a esta pregunta es que Dios le reveló divinamente la semana a la humanidad! ¡Ninguna otra solución se ajusta y el ciclo semanal de siete días es aceptado universalmente alrededor del mundo!
Muchos expertos han hablado acerca de la continuidad ininterrumpida del ciclo semanal desde la creación. Su testimonio representa su propia autoridad elevada, atestiguando a la santidad y al origen divino de la semana de siete días.
Considere las siguientes citas poderosas tomadas de www.tagnet.org/llt/science. Htm:
“La semana es un período de siete días…Esta ha sido utilizada desde tiempo inmemorial en casi todos los países orientales” (La Enciclopedia Británica 11ª edición, vol. 4 pág. 988, artículo “calendario”).
En los años de 1920 y a principios de los años de 1930, la Liga de las Naciones estaba considerando alterar el calendario Gregoriano. Muchas ideas fueron consideradas y debatidas. En el informe oficial de la Liga “Informe sobre la Reforma del Calendario”, publicado en Génova, el 17 de agosto de 1926 están las siguientes declaraciones por astrónomos prominentes:
“La semana se ha mantenido por miles de años y por lo tanto ha sido consagrada por uso inmemorial” (Anders Donner, “El Informe”, Pág.51. [Donner había sido profesor de astronomía en la Universidad de Helsingfors.]).
“Yo siempre he vacilado en sugerir la ruptura de la continuidad de la semana, la cual sin duda es la institución más antigua legada a nosotros por la antigüedad. “(Edouard Baillaud, “El Informe”, Pág. 52. [Baillaud fue Director del Observatorio de Paris.]).
“No ha habido cambio en nuestro calendario en los siglos pasados que haya afectado en alguna manera el ciclo de la semana” (James Robertson, carta personal, con fecha del 12 de marzo de 1932. [El Dr. Robertson fue Director de Efemérides Americanas, Depto. De la Marina, Observatorio Naval de los EE.UU., Washington, D.C.]).
“Hasta donde yo sé, en los varios cambios al calendario, no ha habido cambios en el ciclo de siete días de la semana, el cual ha venido desde tiempos muy antiguos” (F.W. Dyson, carta personal, con fecha del 4 de marzo de 1932. [El Dr. Dyson fue astrónomo real, del Observatorio Real, Greenwich, Londres.]).
“La semana de siete días ha estado en uso desde los días de la dispensación mosaica y no tenemos razón para suponer que haya existido irregularidades en la sucesión de las semanas y de sus días desde ese tiempo hasta el presente” (Declaración del Dr. W.W. Campbell. [El Dr. Campbell fue Director del Observatorio Lick, Mte. Hamilton, California.]).
“Por más de 3,000 años la ciencia ha ido hacia atrás y con profunda investigación revela el hecho de que en ese vasto período la duración del día no ha cambiado ni en la centésima parte de un solo segundo de tiempo”. (General O.M. Mitchell, Astronomía de la Biblia, pág. 235).
“A través de calcular los eclipses, puede ser probado que ningún tiempo se ha perdido y que los días de la creación fueron siete, divididos en veinticuatro horas cada uno” (Dr. Hinckley, La Atalaya, Julio de 1926. [El Dr. Hinckley fue un reconocido astrónomo en la mitad del siglo pasado.]).
“La continuidad de la semana ha cruzado los siglos y todos los calendarios conocidos, aún intacta” (Declaración del Profesor D. Eginitis. [El Dr. Eginitis fue Director del Observatorio de Atenas, Grecia.]).
Ahora tenemos esta cita más larga:
Es un hecho extraño que aun hoy haya una gran confusión referente a la cuestión del llamado “tiempo perdido”. Las alteraciones que se le han hecho al calendario en el pasado han dejado la impresión de que el cómputo del tiempo realmente se ha perdido. En realidad, desde luego, estos ajustes fueron hechos para poner al calendario más de acuerdo con el año natural [solar]. Ahora, desafortunadamente, esta supuesta “pérdida del tiempo” está todavía siendo utilizada para crear duda acerca del ininterrumpido ciclo del día de reposo del séptimo día que Dios inauguró en la Creación. Estoy contento de poder añadir el testimonio de mi adiestramiento científico a la naturaleza irrevocable del ciclo semanal.
“Habiendo estado computando el tiempo en Greenwich [Observatorio de Inglaterra] por muchos años, yo puedo atestiguar que todos nuestros días están en el control absoluto de Dios — implacablemente medidos por la rotación de la tierra sobre su eje. Este período diario de rotación no varía ni una milésima parte de un segundo en miles de años. También, el año tiene un número definido de días. Por consiguiente, se puede decir que ni un día se ha perdido desde la Creación, y a pesar de todos los cambios al calendario no ha habido ruptura en el ciclo semanal” (Declaración de Frank Jeffries [El Dr. Jeffries fue socio de la Sociedad Astronómica Real y Director de Investigaciones del Observatorio Real en Greenwich, Inglaterra]).
Finalmente, considere la siguiente extraordinaria admisión de la Iglesia Presbiteriana que guarda el domingo:
“La división del tiempo en semanas es una medida singular de tiempo por períodos de siete días que pueden ser trazados no solamente a través de la historia sagrada antes de la era de Moisés, sino en todas las civilizaciones antiguas de cada era, muchas de las cuales no pudieron haber derivado su noción de Moisés. Esta división fue reconocida entre los eruditos de Egipto, los Brahmanes de la India, los árabes, los asirios; según puede ser deducido de sus astrónomos y sacerdotes. Hesiodo (900 A.C.) declara que el séptimo día es santo. Así también Homero y Calímaco. Aún en la mitología sajona, es prominente la división por semanas. Más aún, incluso entre las tribus de adoradores primitivos en África, se nos ha dicho que un rasgo peculiar de su religión es un día sagrado en la semana, la violación del cual por hacer trabajo incurrirá en la ira de su dios. Indicios de una división similar de tiempo han sido observados entre los indios del continente americano.
“Ahora, ¿En qué otra teoría son explicables estos hechos sino en la suposición de un sábado divino ordenado en el origen de la raza?” (“El día de reposo cristiano” folleto número 271, publicado por la Junta Presbiteriana de Publicación).
El Cómputo del Tiempo No se ha Perdido
Este folleto ha considerado si el sábado se ha perdido en el tiempo desde la creación. Usted ha visto que no. Ninguna cantidad de trampas engañosas o de ingeniosa prestidigitación ha sido suficiente para derrocar la verdad acerca de cuándo debe observarse el sábado de Dios. Dios nunca les requiere a las personas que disciernan por sí mismas qué obedecer — solamente si ellas van a obedecer.
Usted ha visto ahora las pruebas de que el ciclo semanal se ha mantenido intacto por cerca de 6,000 años. ¿Qué hará usted? En la conclusión de su folleto ¿SE HA PERDIDO EL CÓMPUTO DEL TIEMPO?, Herbert W. Armstrong escribió:
“¿Apartaría Dios cierto día, pondría Su bendición en él (Génesis 2:1-3), lo SANTIFICARÍA, ordenaría que fuese GUARDADO Y SANTIFICADO ETERNAMENTE, y luego permitiría que la cuenta de ese tiempo se perdiera de tal modo que no pudiéramos saber cuándo observarlo?”
“¿SE HA PERDIDO EL TIEMPO?, ¡De ser así, entonces usted y yo somos ALMAS PERDIDAS, porque es PECADO profanar el sábado de Dios! Este es el cuarto punto de la Ley”.
“El pecado es infracción de la Ley” (1 Juan 3:4), y si infringimos solamente UNO DE SUS PUNTOS — cualquiera de ellos — somos pecadores culpables (Santiago 2:8-11). Las últimas palabras registradas de Jesús dicen: “Bienaventurados los que guardan Sus Mandamientos [los del Padre], para tener derecho al ÁRBOL DE LA VIDA” [vea la Versión Moderna] (Apocalipsis 22:14)”.