Este versículo dice: “…y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos”. Algunos equivocadamente creen que este se está refiriendo a almas quemándose para siempre en el infierno.
El tiempo de lo que se describe aquí está aun por venir. El pasaje se está refiriendo a “Babilonia” (Apoc. 14:8), ‘…la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones de…su fornicación”. Este es el resurgimiento final, político/religioso del tiempo del fin del Imperio Romano, también descrito en Daniel 2:42-43 como los “dedos de los pies” y en Daniel 7:7, 24 como el décimo cuerno. Apocalipsis 13 lo describe como el séptimo y último cuerno y Apocalipsis 17:12 lo describe como la séptima cabeza teniendo diez cuernos (la cual todavía no ha aparecido).
Apocalipsis 14:9-10 dice, “Si alguno adora a la bestia [este resurgimiento final del tiempo del fin] y a su imagen, y recibe la marca…será atormentado con fuego y azufre…delante…del Cordero”. Mientras las personas que estén participando en este sistema de la “bestia” continúen rebelándose en contra de Dios, ellos no tendrán “reposo de día ni de noche” (vs. 11). Este no dice que ellos se estarán quemando en el infierno por la eternidad. Lo que este dice es que una vez sus cuerpos se hayan consumido, el humo asciende para siempre. El fuego mismo se extingue, pero los gases del humo continuarán circulando en la atmósfera.
Los adoradores de la bestia serán atormentados con fuego y azufre, como lo muestra Apoc. 14:10 y los principales autores serán echados a un lago de fuego que arde con azufre (Apoc. 19:20). Este acontecimiento sigue al climático retorno de Cristo después de Armagedón y está dentro del tiempo de la sexta de las últimas siete plagas. Esto ocurre durante el año de la ira de Dios (Apoc. 14:10), el cual no se completa sino hasta la séptima y final última plaga (Apoc. 16:17, 19).
Ni el lago de fuego mencionado en Apoc. 19:20, ni el fuego final de Apoc. 20:13-15, [el cual continua hasta que purga la superficie de la tierra], constituyen un “infierno de fuego eterno”. El libro de Malaquías claramente dice: “Hollaréis a los malos, los cuales serán cenizas bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que Yo actúe, ha dicho el ETERNO de los ejércitos” (3:3). Este versículo demuestra que los malos serán destruidos — borrados — no que estarán “quemándose” para siempre.
Si usted desea conocer más sobre la verdadera enseñanza de la Biblia sobre el infierno, solicite nuestro folleto “La verdad sobre el infierno”.