Esta creencia, que a veces es denominada como metempsicosis o “transmigración del alma”, sostiene que después de la muerte de una persona, su “alma” experimenta un renacimiento en un nuevo cuerpo. Este “nuevo cuerpo” podría ser de otra persona, o incluso de una bestia o un insecto.
La doctrina de la inmortalidad del alma es el fundamento de la creencia de la reencarnación. Pero la Biblia claramente muestra que la doctrina es falsa. Por favor lea Génesis 3:19: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. Nótese que este versículo no dice que usted regresará en otro cuerpo cuando muera. Esto dice que usted volverá al polvo.
En Salmos 146:4, leemos que cuando alguien muere, “sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos”. También leemos, “Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene mas el hombre que la bestia… Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo”.
Si lo desea, puede leer nuestros folletos, La verdad acerca del infierno, ¿Hay vida después de la muerte?, y ¿Cuál es su recompensa en la próxima vida? Estos Folletos plenamente exponen la falacia de la doctrina de la inmortalidad del alma, y explican el verdadero potencial del hombre.