En cualquier pueblo en los Estados Unidos. En una calle se encuentra un edificio con ventanas de cristal entintado, una torre muy alta, una cruz, y una amplia entrada. Un cartel anunciando: “Únase a nosotros para la adoración de los servicios del domingo — 11:00 a.m. — Todos son bienvenidos. ¡Ven tal como eres!”
Una mujer que va pasando por ahí está complacida ya que puede asistir a esta Iglesia “tal y como es ella”.
En la página cinco de la sección “Estilos de vida y religión” del periódico local hay una lista de las iglesias en el área. En la parte superior un encabezado dice: “Asiste a la iglesia de tu elección”. El lector recorre con el dedo índice la lista. Su dedo se detiene sobre una iglesia que está convenientemente cerca de él. Ésta está bien.
Tales escenarios suceden incontables veces. El domingo en la mañana, millones caminan a través de las puertas de la Iglesia de su elección. Conveniencia, fácil de asistir, un ambiente confortable y un mensaje que “me hace sentir bien” a menudo son los únicos criterios. Aunque las personas no estén de acuerdo con todas las doctrinas de la iglesia, perciben que estar de acuerdo con las grandes o más importantes es lo “suficientemente bueno”. El cristianismo de cafetería es la norma aceptada.
Pero casi nadie piensa sobre si la iglesia que él o ella ha escogido es la iglesia que Jesucristo edificó (Mateo 16:18) o si tiene sus enseñanzas (28:20). Otros asumen que han escogido la Iglesia de Cristo, no obstante no lo han probado.
¿Acaso esto importa?
Solamente una Iglesia
La Iglesia de Dios Restaurada, la cual publica la revista La Plena Verdad (The Real Truth), con frecuencia es contactada por individuos quienes preguntan: “¿Hay una iglesia en mi área?” — “¿Tienen una iglesia cerca de mi?” — “¿Pueden decirme si hay una iglesia afiliada con ustedes o una que tenga creencias similares en mi localidad?” Algunos se preguntan si ellos pueden asistir a un servicio para “examinarnos”.
Ellos pudieran ser lectores de La Plena Verdad o de nuestra literatura. Habiendo sido expuestos a las enseñanzas del cristianismo tradicional, la expectación puede ser que la Iglesia de Dios restaurada es solamente una de las tantas denominaciones o sectas de las cuales se les ha dicho (y han asumido erróneamente) son colectivamente la verdadera Iglesia, y que la IDR es básicamente lo mismo en enseñanzas y en su conducta.
En Mateo 16:18, Jesús dijo: “Edificaré mi Iglesia”. Él era un carpintero e hijo de un carpintero. Sabía lo que significaba concebir, diseñar, planear y construir una estructura. Él siguió los principios y prácticas apropiadas, comenzando con una base sólida. No construyó de una manera descuidada, de mala calidad, confusa o incoherente, ni tenía secciones dispersas por todas partes. Todo lo que edificaba se reflejaba directamente sobre él — las construcciones eran indicadores de sus habilidades como Constructor Maestro. Éstas reflejaban calidad.
Al edificar su Iglesia, Jesús utilizó el mismo principio. Esto es “construir sobre el fundamento [enseñanzas] de los apóstoles y los profetas, Jesucristo mismo siendo la piedra angular” (Efesios 2:20), es un “edificio perfectamente unido” (versículo 21) — no está esparcida o dividida entre muchos grupos — y está “enseñando a todas las naciones a observar todas las cosas [no ‘algunas’ o la ‘mayoría’] todo lo que YO [no los hombres] os he ordenado” (Mateo 28:20).
Cristo llamó a su Iglesia una “pequeña manada” (Lucas 12: 32). Esto es muy diferente de lo que se ha imaginado y practicado por las iglesias del cristianismo profeso, cuya membresía se cuenta en billones.
Dios tiene solamente una Iglesia. Sus doctrinas y prácticas son especialmente diferentes de aquellas en el cristianismo tradicional dominante. Esta mantiene solamente la verdad de la Palabra de Dios — la Biblia.
Casi todas las iglesias del mundo practican una política de “puertas abiertas”. Esto es porque no están muy preocupados con lo que creen los asistentes. Aquí otra vez, la Iglesia de Dios es diferente. Una persona debe tener suficiente antecedente y entendimiento de sus enseñanzas antes de asistir. Esto es necesario para apreciar lo que una persona escuchará y aprenderá. (Nuestra serie de cuatro partes de la emisión de El Mundo por Venir “La verdadera Iglesia” presenta cuidadosamente quien y que es la única Iglesia que Jesús edificó).
Solamente la Iglesia que Jesús edificó tiene el verdadero conocimiento y entendimiento de la salvación — qué es y qué debe hacer un individuo para recibirla. Debe ser la verdad que enseña la verdadera Iglesia la que atraiga a una persona — no un gran número de miembros, no una congregación cercana, no un fácil ingreso, no
un mensaje de “sentirse bien” y no grandes e impresionantes edificios para reunirse.
¡Aquellos que buscan una iglesia grande o una cerca de ellos no están buscando la verdadera
Iglesia!
Aquellos que son atraídos a la verdad deben reconocer que la Iglesia de Cristo es una “manada pequeña”, y que sigue el patrón de la primera Iglesia, en la cual “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). Ellos entienden que la Iglesia no es un edificio físico. Es la Ekklesia — los “llamados a salir” — quienes creyendo las mismas cosas (versículo 44), continúan unánimes (versículo 46), fielmente congregándose el sábado (Hebreos 10:25) y en la medida que se necesite en los hogares de los miembros (Romanos 16:3, 5; I de Corintios 16:19; Colosos 4:15; Filemón 1:2).
No obstante nadie puede unirse a la Iglesia que Cristo edificó (y aún continúa edificando ahora). Dios debe llamar a cada persona. Jesús dijo claramente: “nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44). (Para entender más, lea nuestro artículo “¿Está usted siendo llamado?”)
La verdad
La verdad de Dios — sus doctrinas, el conocimiento del reino de Dios y como entrar ahí — tiene su propia atracción para aquellos que la aman. Tales personas han comprendido que se les ha dado la oportunidad de “conocer los misterios del reino de los cielos” (Mateo 13:11).
Jesús lo comparó a un “tesoro escondido en el campo; el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo” (versículo 44). También “es semejante a un mercader que busca buenas perlas; que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” (versículos 45-46).
Hay una disponibilidad para “pagar el precio” en la mente de alguien que se le ha dado tan grande y precioso conocimiento. En efecto, él está dispuesto a “correr descalzo por vidrios rotos a través de un campo abierto, esquivar el fuego de francotiradores” por aferrarse a la verdad. Reunirse en casas con pequeños números (o tal vez incluso solo), y tener algunas veces que conducir grandes distancias para hacerlo, no es un impedimento. La “perla de gran precio” bien vale la pena.
Probablemente usted ha leído o escuchado de Juan 8:32, el cual dice, “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Pero ¿Entiende como y de que lo libera la verdad? La mayoría asume que lo sabe.
Apocalipsis 12:9 llama a Satanás “el gran dragón…el cual engaña al mundo entero”. Tome esa declaración por lo que dice. El mundo entero está engañado por Satanás. Como el enemigo de Dios (y de la humanidad), este maestro del engaño falsifica cada una de las doctrinas de Dios. A través del cristianismo tradicional, Satanás presenta sus enseñanzas como si vinieran de Dios, manipulando las prácticas religiosas paganas a una humanidad desprevenida.
En lugar del sábado verdadero, el diablo presenta la adoración del domingo. En lugar de los Días Santos de Dios, el promueve los festivales paganos de la navidad y la pascua florida, los cuales fueron practicados hace mucho tiempo para honrar a las deidades paganas. En lugar del conocimiento de ser nacido en la Familia divina de Dios y regir con Jesucristo en el reino de Dios, Satanás ha engañado al “cristianismo” en creer que ser “nacido de nuevo” es alguna clase de sentimiento etéreo, y que la recompensa de los salvos es “andar alrededor del cielo” por la eternidad. Que el hombre tiene un alma inmortal; por lo tanto, la vida eterna realmente no es un don de Dios — y que ahora es el único día de salvación, lo cual significa que aquellos que vivieron antes de que Jesucristo naciera o nunca escucharon el nombre de Jesús están “perdidos”, condenados a un infierno cada vez mas ardiente.
Las personas sucumben a estas y otras enseñanzas falsas, y se mantienen ignorantes del plan de salvación de Dios paso a paso, a través del cual la inmensa mayoría que ha vivido desde Adán será salvo.
La verdad mantiene a alguien libre del engaño de Satanás — libre de la opresión del diablo y sus mentiras (Juan 8:44). Ésta mantiene libre a una persona del camino que guía a la muerte eterna, y pone a alguien en el camino que guía a la vida eterna. Esta nos libera de la esclavitud de los caminos y costumbres de este mundo, hacia la libertad de Jesucristo (Lucas 4:18; II de Corintios 3:17; Gálatas 5:1; Santiago 1:25).
Además, la verdad de Dios protege a los hijos de Dios engendrados, aun no nacidos, de “todo viento de (falsa) doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14). Ésta santifica a los creyentes (Juan 17:17) y limpia (Efesios 5:26), insta, corrige, y los instruye (II de Timoteo 3:16).
Escuchar y luego practicar la verdad edifica la fe (Romanos 10:17; Santiago 2:17-20). La verdad te “puede hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús…y es inspirada por Dios, y útil para enseñar…para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (II de Timoteo 3:15-17).
La verdad proporciona sabiduría, conocimiento y entendimiento, y es una lámpara a nuestros pies, alumbrando nuestro camino hacia la herencia del reino de Dios (Salmo 119:98-100, 104-105).
El camino estrecho y angosto
A incontables millones se les han enseñado por los ministros de este mundo que hay “muchas rutas al cielo” o “muchos rayos en la rueda de la salvación”. Esto se dice para tratar de dar sentido a la confusión y los mensajes de competencia en la cristiandad, y para mantener a sus seguidores engañados de cuestionar sus enseñanzas sin sentido.
Nada podría estar más lejos de la verdad. La Biblia — la palabra de la verdad — no dice tal cosa.
Note lo que dice Cristo acerca del camino a la vida eterna: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso [fácil] el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14).
La versión del cristianismo de este mundo ofrece una amplia y gran entrada, de forma sencilla, un ven como eres, nada se espera de ti, y lo hace en un tono de venta el cual apela a la naturaleza humana (Romanos 8:7)
Las palabras de Jesús contradicen este razonamiento: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Usted debe ser un “hacedor de la palabra, y no tan solamente oidor” (Santiago 1:22).
“Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:48).
Jesús también dijo, “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). ¡En realidad, pocos escogen ser escogidos!
¿Por qué es esto?
En la parábola del sembrador (Lucas 8:4-15), Cristo explica que algunos que escuchan la verdad: (1) permiten que los engaños del diablo los detengan de responder; (2) renuncian a causa de las pruebas o persecución; (3) están más ocupados con las preocupaciones de esta vida física presente, y no están dispuestos a renunciar a las riquezas y placeres que el mundo de Satanás tiene que ofrecer; (4) responden a ésta, la practican y la guardan, perseveran hasta el fin, mientras desarrollan el carácter justo, recto y piadoso.
El verdadero cristianismo es un camino de vida que trae incontables bendiciones. Es una vida rica, abundante y gozosa (Juan 10:10 — última parte; Juan 14:27, 15:11; Romanos 15:11). Involucra más que solo creer la verdad. Significa practicarla activamente — vivirla.
Sin embargo significa pelear contra el camino de este “presente siglo malo” (Gálatas 1:4). Significa salir de sus caminos, prácticas, costumbres y religiones, y estar dispuestos a sobresalir entre la multitud de los que guardan el domingo, la navidad, el año nuevo, la pascua florida y otras celebraciones del mundo. Significa que las pruebas, tribulaciones y la persecución vendrán por “ser diferente”. Si, “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22).
Incluso podría significar dificultades con amigos, familia y empleados, y sufrir pérdidas. Sin embargo, a cambio, recibe una familia espiritual de creyentes de igual mente ahora y la vida eterna después (Mateo 10:34-39, 19:28-29; Marcos 10:29-30).
Pero entienda que, a través de todo esto, la prueba de nuestra fe edifica paciencia (Santiago 1:3) y carácter piadoso, con la esperanza de recibir la vida eterna (Romanos 5:1-5). “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (I Pedro 1:7) — que “os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (II Pedro 1:11).
Para aquellos que comprometen sus vidas a vivir la verdad, “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará [permitirá] ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar (I de Corintios 10:13). Y aunque “muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará el Eterno” (Salmo 34:19).
¡Estas promesas son seguras!
¡La Obra de Dios!
Jesucristo fue un Mensajero enviado por Dios con una comisión: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4); “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado” (Lucas 4:43). “Recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino” (Mateo 4:23), “diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).
Cristo predicó el evangelio del venidero gobierno de Dios que gobernará al mundo. Su Iglesia hace lo mismo.
Al final de su ministerio sobre la tierra, Jesús dijo a sus apóstoles, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:18-20).
El ordenó a Pedro tres veces, “si me amas, apacienta mis ovejas” (Juan 21:15-17). La iglesia de Cristo realiza esta comisión también. Como la madre spiritual de los cristianos (Gálatas 4:26), la Iglesia protege, nutre y alimenta a los hijos engendrados con el espíritu de Dios.
Si un individuo esta cerca a una congregación, o es un miembro aislado, esto no tiene diferencia. Con más de 100 libros y folletos, cientos de artículos reimpresos, un Curso de Introducción de la Biblia de 30 lecciones, 209 cartas de “Preguntas y Respuestas”, otras numerosas piezas de literatura y cientos de sermones, con más siendo añadidas constantemente, la IDR enseña todas las verdades de Dios — todo lo que un individuo necesita saber acerca de la salvación.
Algunas congregaciones en la Iglesia de Dios Restaurada comienzan con una persona fiel, pareja o familia. Eventualmente, Dios a menudo añade rápidamente a un área específica (Hechos 2:47), haciendo crecer la congregación.
También, aquellos que empiezan como “pioneros” en su área tienen oportunidades varias veces al año de reunirse con más hermanos (por ejemplo, en la Fiesta de los Tabernáculos anual).
Ya sea que asistan a una congregación o adoren solos, el pueblo de Dios es alimentado abundantemente con alimento espiritual. Ellos reciben CDs con sermones semanales y boletines de anuncios
para llevar a cabo los servicios de sábado en casa, que los educan e informan acerca de la Obra de Dios. La IDR tiene la cantidad más grande de literatura que explica las verdades de Dios que el mundo jamás ha visto. Esta literatura, cubre todo tema bíblico, y es proporcionado a todos los miembros.
Otra vez, Jesús tiene una única Iglesia. Esta hace su Obra bajo un gobierno que explica y declara la verdad a través de dos comisiones: (1) predicar el verdadero evangelio del pronto venidero reino de Dios como un testimonio al mundo, y (2) alimentar al rebaño de Dios.
Por leer simplemente este articulo, usted se ha puesto en contacto con esa Iglesia. Esta tiene ministros entrados y consagrados del verdadero Jesucristo. Aunque es un pequeño rebaño, sus congregaciones en todo el mundo están apartadas y alimentadas por la verdad.
Los que buscan la verdadera Iglesia: la verdad enseñada allí es mucho más importante que la atracción de grandes números o estar convenientemente cerca.
¿Verdad o conveniencia? La verdad siempre debería ser el factor decisivo.