¿Sabe usted por qué cree lo que cree? ¿Ha examinado usted la fuente de sus creencias? ¿Ha probado si la Biblia es la base de su entendimiento en todos los asuntos?
Mucho de lo que Jesús enseñó vino del Antiguo Testamento. Por ejemplo: Él afirmó, en Mateo 4:4: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Está escrito, no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” Él realmente estaba citando de Deuteronomio 8:3, donde dice: “Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná… para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca del Eterno vivirá el hombre”.
Cuando se estudia la Biblia, en cualquier tema, todas las escrituras relacionadas con ese tema deben ser examinadas juntas. Entonces, podemos “probar todas las cosas” (I Tes. 5:21).
¿Abstinencia o moderación?
En casi todos los asuntos, parecen haber dos zanjas — dos extremos — en las que caen las personas. Esto es verdad de la bebida. Una zanja es creer que la Biblia afirma que todo el tema de beber es incorrecto — pecaminoso. El abuso del alcohol y la ebriedad son la otra zanja. Pero, ¿es incorrecto todo uso del alcohol? O, ¿enseña la Biblia que su abuso es inapropiado?
Las personas han ignorado lo que la Palabra de Dios enseña acerca de esto. Por ejemplo: el movimiento de Mujeres con Templanza de finales de los 1800s y principios de los 1900s jugó un gran papel en la prohibición legal del alcohol en los EE.UU. Esta organización era considerada el “organismo de control moral” de la nación. El nombre de la organización es engañoso. Éste debió haber sido llamado apropiadamente: el movimiento “de mujeres con prohibición” o “con abolición”. Ellas no creían en la moderación — sino en una total abstinencia. Esta organización creía que el problema era cualquier uso del alcohol, en vez del abuso.
El periodo de prohibición en los EE.UU. fue de corta duración. Los contrabandistas trajeron vastas cantidades de alcohol ilegal a través de lagos y ríos, o en camiones, oculto en formas ingeniosas para evitar a las autoridades. Pronto, el gobierno se dio cuenta que la demanda privada del alcohol sobrepasaba a la demanda pública para su prohibición.
¿Vino o jugo de uva?
Antes de discutir la perspectiva bíblica acerca del alcohol, removamos los conceptos erróneos. Uno común es que el significado de la palabra traducida en el Nuevo Testamento como “vino” es en realidad jugo de uva o posiblemente aun melaza.
En realidad, hay quince palabras del hebreo y del griego que son traducidas “vino” en la Biblia. Comparemos estas palabras en el contexto en el que son usadas. Esto ayudará a entender mejor sus significados de acuerdo a las escrituras.
Génesis 9:21 es la primera escritura en la que se menciona el vino. La palabra hebrea usada aquí es yayin. Ésta siempre significa “vino fermentado, primordialmente de las uvas”. Note: “Y bebió [Noé] del vino [yayin], y se embriagó”. Si Noé se embriagó, entonces él no podía haber estado bebiendo jugo de uvas. Esto no pudo haber sido otra cosa que una bebida alcohólica.
Ahora note el versículo 24: “Y despertó Noé de su embriaguez”. Esto indica que fue el vino el que lo hizo dormir o el que causó que se desmayara. El jugo de uvas o la melaza no les causa desmayos a las personas.
Además, I Samuel 25:36 afirma: “Nabal… tenía banquete… y el corazón de Nabal estaba alegre, y estaba completamente ebrio”. Esta es otra prueba de que el vino era una bebida embriagante.
Un ejemplo más en el Antiguo Testamento se encuentra en Isaías 28: “Ay… de los ebrios de Efraín… de los aturdidos del vino [yayin]” (vs. 1).
Luego, note Génesis 14:18. Uno identificado como Melquisedec, rey de Salem, le sirvió vino a Abraham. ¡Este vino (yayin) era el mismo liquido que había embriagado a Noé! Hebreos 7:2-3 declara que Melquisedec era “Rey de paz… sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”.
¡Esta Persona es nada menos que Jesucristo! (Para pruebas, lea nuestro libro ¡Las escrituras difíciles de la Biblia explicadas!) Dios le trajo vino a Abraham porque Él aprobaba el uso modesto del alcohol.
Otra palabra hebrea, shekar, significa “una bebida embriagadora”. Esto es vino preparado o destilado ya sea de la miel, de los dátiles o de la cebada. La Biblia lo describe como una “sidra”. Ésta es definitivamente una bebida embriagante — una que contiene alcohol.
La Fiesta de Tabernáculos
Dios dice que no en incorrecto desear vino o sidra durante Su Fiesta anual de los Tabernáculos, la cual Él le ordena a su pueblo que guarde: “Y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante del Eterno tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia” (Deu. 14:26).
La Fiesta de Tabernáculos (que ocurre en el otoño) es uno de siete Días Santos, o fiestas, anuales que Dios le ordena a Su pueblo a observar. La verdadera Iglesia de Dios los guarda. (Lea nuestro libro ¿Días Santos de Dios o festivales paganos?)
El vino también puede ser usado para ayudarle a relajarse y regocijarse. El rey Salomón escribió: “Por el placer se hace un banquete, y el vino alegra a los vivos” (Ecl. 10:19). Hay varios lugares en la Biblia donde Dios enfatiza la importancia de tener un corazón alegre y de gozar las carcajadas. Cantidades modestas de vino u otros tipos de alcohol pueden ayudar a promover esto.
Muchas escrituras adicionales podrían ser citadas para mostrar a los siervos de Dios usando el vino en una forma responsable, y con la aprobación de Dios.
La palabra para vino en el Nuevo Testamento
La palabra en el Nuevo Testamento traducida como “vino” es usualmente la palabra griega oinos. La historia del buen samaritano muestra que el vino (alcohol fermentado) puede ser usado como un antiséptico para tratar las heridas. Una pequeña cantidad de aceite (usualmente aceite de oliva) se derramaría sobre la herida para suavizarla, y entonces un poco de vino es usado para limpiarla (Lucas 10:30-37). Hoy, el alcohol aún es usado comúnmente como antiséptico.
Agua convertida en vino
El primer milagro registrado de Jesús fue convertir el agua en vino. ¡Tome nota que Su milagro no fue de la manera opuesta! Él no convirtió el vino en agua. Cristo no sólo aprobaba el beber vino, sino que ¡Su milagro fue en realidad para el propósito de proveer alcohol para todos los asistentes! El “gobernador” en la boda incluso comentó que era “buen vino” (Juan 2:1-12).
Si éste hubiera sido simplemente jugo de uva, él no habría dicho: “mas tú has reservado el buen vino hasta ahora”. El punto es que el mejor vino normalmente sería servido al principio de la fiesta, y el de calidad inferior debería ser guardado para más tarde, cuando el gusto ya no es tan importante. Este principio ciertamente no aplica al jugo de uvas.
La instrucción de Pablo a Timoteo
I Timoteo 5:23 contiene una declaración notable en la forma de una instrucción del apóstol Pablo a Timoteo. Él escribió: “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades”. El vino tiene propiedades inherentes, las cuales son beneficiosas para el cuerpo humano.
Considere la siguiente cita: “‘Numerosos estudios bien diseñados han concluido que la bebida con moderación está asociada con una salud cardiovascular mejorada’, escribió el director del Instituto Nacional para el Abuso del Alcohol y Alcoholismo (NIAAA) en 1996. El Comité de Nutrición de la Asociación Americana del Corazón también reportó en 1966: ‘La menor cantidad de muertes ocurren en aquellos que consumen una o dos bebidas al día’”.
Aunque estas declaraciones fueron escritas en 1966, ellas han soportado el examen del tiempo y son igual de relevantes hoy. Se ha comprobado que el vino tinto contiene elementos que reducen el colesterol y combaten el cáncer.
Entendiendo su valor cuando es usado en moderación, ciertas culturas hasta permiten el uso moderado de alcohol para los menores, bajo cercana supervisión adulta, resultando en beneficios tangibles para la salud.
Una advertencia de Proverbios
Hay algunas escrituras, las cuales, si no se leen cuidadosamente, si parecen condenar el uso del vino. Veremos que éstas no condenan su uso correcto sino, en cambio, su uso inapropiado. En ninguna parte de la Biblia condena Dios el uso del vino, en tanto no se abuse de éste. De hecho, como fue dicho anteriormente, Él fomenta el uso moderado del vino y de otras bebidas fuertes durante la Fiesta de Tabernáculos. El momento en que se comienza a beber en exceso es el momento en que el pecado comienza.
Consideremos ahora Proverbios 23:29-35: “¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar”.
Ésta es una descripción de alguien que ha consumido demasiado alcohol. Un hombre borracho es agresivo, combativo, aparentemente siempre listo para pelear — y siempre se queja de esta o aquella injusticia porque sus sentidos están en estupor. Aquellos en esta condición comúnmente parecen imaginarse a ellos mismos como habiendo sido agraviados. El uso excesivo del alcohol empaña el juicio y la percepción.
Este versículo dibuja el cuadro familiar de un borracho tropezando y cayendo, y quizá golpeándose, sin saberlo al momento. Sus ojos “sanguinolentos” (rojos) proceden de beber excesivamente. Después, tal persona puede despejarse y preguntarse dónde y cómo consiguió sus lesiones. Sin embargo, la persona puede ya estar buscando su próxima bebida.
Si, uno que es un bebedor de vino o un alcohólico está en mal estado. No puede funcionar apropiadamente, frecuentemente es anti-social, y, al final, sólo está interesado en sí mismo. Él es indiferente ante las necesidades de otros.
¿Acaso alguna parte de este cuadro tiene semejanza con usted? ¿Podría éste ser un cuadro de sus fines de semana — o aun de una típica noche de la semana? ¿Es usted uno que va a su taberna o bar local “sólo por un trago” y no sabe cuándo parar? Las borracheras y alcoholismo son claras violaciones a la Ley de Dios.
Gálatas 5:21 contiene una advertencia acerca de la conducta que mantendrá a las personas fuera del venidero reino de Dios. Aquí se declara que: “Envidia, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
En una instrucción similar a los corintios, Pablo escribió que ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, etc., “heredarán el reino de Dios” (I Cor. 6:9-10).
Dios tiene estándares — y éstos son descritos en Su Palabra. Esto incluye el uso correcto e incorrecto del alcohol. Dios no prescribe ni la abstinencia ni el uso excesivo de las bebidas alcohólicas.
¿Qué espera Dios?
¿Es el beber vino o alguna otra bebida alcohólica un placer pecaminoso, o es un hábito saludable que mejora la vida? Vimos que Cristo aprobó el tomar vino. Sus acciones y palabras dan el ejemplo por el cual los cristianos han de vivir.
¿Qué espera Dios de usted? Él espera que usted use el alcohol con sabiduría. Jesús no ha cambiado. Hebreos 13:8 dice que El es “el mismo ayer, y hoy, y para siempre”. Nosotros hemos de “seguir Sus pisadas” (I Pedro 2:21-24). Este principio es claro. ¡Tomar bebidas alcohólicas no es equivocado o pecaminoso! ¡El mal uso de las bebidas alcohólicas sí es pecado! No es la botella la que es el problema — ¡es la persona que sostiene la botella!
Como con la comida, el dinero, o cualquier cosa que tenga el potencial de ser mal utilizada, la moderación es el estándar bíblico para todos los verdaderos cristianos. Pablo escribió: “todo aquel que lucha por dominarse es moderado en todas las cosas” (I Cor. 9:25 — Versión King James) y “Dejad que vuestra moderación sea conocida de todos los hombres” (Fil. 4:5 — Versión King James).