Profetizada siglos antes, la sepultura y resurrección de Jesucristo se cumplieron en un marco de tiempo preciso. Observe Mateo 12, “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (vs. 38-40).
El cristianismo profeso ha seguido erróneamente la tradición católica romana del viernes santo y el domingo de pascua, rechazando la verdad de las Escrituras. Esta tradición enseña que Cristo estuvo en la tumba desde el viernes por la tarde, justo antes del atardecer, hasta el amanecer del domingo. Este marco de tiempo incluye el viernes por la noche, la porción de luz del día y la noche del sábado. Esto es claramente dos noches y un día — no tres días y tres noches, como Cristo prometió como su única señal.
En lugar de creerle a Cristo, los teólogos ignoran sus propias palabras — que estaría tres días y tres noches en la tumba — tres días completos de 24 horas. Los religiosos proclaman la falsa idea de que Cristo sólo estuvo sepultado la mitad de ese tiempo. Sorprendentemente, muchos eruditos creen y enseñan esta idea falsa. Incluso el Comentario de Clarke, al explicar Mateo 12:40, sigue esta falsa tradición, establecida ya a mediados del siglo II d. C. A pesar de los intentos de muchos eruditos y teólogos de “probar” lo contrario, un día y dos noches no pueden significar tres días y tres noches.
Aceptado por el cristianismo profeso
La tradición del viernes santo y el domingo de pascua florida distorsiona la verdad de lo que realmente sucedió. Pero ¿cuál es el origen de esta tradición? Puesto que los creadores de esta falsa doctrina no tenían pruebas bíblicas sólidas o autoridad a la cual recurrir, apelaron a tácticas fraudulentas para legitimar sus invenciones. Una de esas afirmaciones fue que Hermes, el hermano del Papa Pío (alrededor del año 147 d. C.) “había recibido instrucciones de un ángel, quien ordenó que todos los hombres guardaran la Pasch [Pascua] en el día del Señor [domingo]” (Antigüedades de la Iglesia Cristiana, Joseph Bingham, p. 1149).
El apóstol Pablo escribió, “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gál. 1:8). Él repite esta misma advertencia en el versículo 9. Las instrucciones de un ángel nunca pueden reemplazar la palabra de Dios.
En un giro distorsionado, el domingo llegó a representar tanto la Pascua como el momento de la crucifixión y sepultura de Cristo, Y la resurrección. Sin embargo, como no era lógico condensar los acontecimientos de tres días y tres noches en un solo día, nació la idea de una crucifixión en viernes. La carta de Hermes antes mencionada se utilizó para validar la posición de Aniceto, el sucesor de Pío, quien disputó con Policarpo la cuestión de transferir la Pascua al domingo. Entrenado por el apóstol Juan, Policarpo retuvo y enseñó la observancia de la Pascua como siempre lo había hecho Cristo y los apóstoles. No obstante, los obispos de Roma tenían otras ideas.
Por lo tanto, la carta de Hermes fue ya sea una falsificación o fue escrita engañosamente por Pío, quien murió justo antes de la visita de Policarpo a Roma (Padres Apostólicos, James Donaldson, p. 324). Los obispos de Roma habían decretado que poseían el poder de reemplazar y cambiar los tiempos y las leyes de Dios (vea Daniel 7:25). Ellos reescribieron la historia y cambiaron el orden de los acontecimientos para introducir sus doctrinas falsas.
Su esfuerzo por cambiar el día de la resurrección al domingo fue simplemente una continuación de la tradición babilónica — que Nimrod (padre de la Religión Babilónica de los Misterios) resucitó en domingo. Para el año 321 d. C., el emperador romano Constantino estableció el domingo como parte de la religión oficial del estado, legitimando así todas las diversas tradiciones vinculadas a ese día.
Lo que realmente sucedió desde la sepultura hasta la resurrección
La crucifixión de Cristo tuvo lugar el día de la Pascua, el 14 de Abib (o Nisán), el primer mes del calendario sagrado de Dios. Esto ocurrió en el año 31 d. C., en que la Pascua cayó un miércoles. Muchos no consideran la profecía de que al Mesías se le “quitará la vida…a la mitad de la semana” (Dan. 9:26-27). El miércoles cae a mitad de la semana — el mismo día en que cayó la Pascua en el año 31 d. C. De acuerdo al calendario romano, esta fecha fue un miércoles 25 de abril.
Entre las horas novena y doceava (3:00 - 6:00 pm), Cristo murió (Lucas 23:44-46). Con el permiso del gobernador Pilato, José de Arimatea pidió el cuerpo, lo envolvió con lienzos (Juan 19:40) y lo colocó en el sepulcro (Lucas 23:50-53). Cuando se completó el entierro, el sábado “estaba para comenzar” (vs. 54). Por lo tanto, el entierro tuvo lugar el día de la Pascua, poco antes del atardecer.
Esa Pascua era un día de preparación, ya que precedió a un día de reposo anual. Este día de reposo anual (llamado el primer día de Panes sin Levadura) era llamado un día de reposo o “día de gran solemnidad” (Juan 19:31) y cayó en jueves ese año. Fue en este día que el sumo sacerdote y los fariseos acudieron a Pilato para asegurarse de que el sepulcro de Cristo estuviera asegurado y sellado (Mat. 27:62-66).
Marcos 16:1 registra lo que ocurrió ese viernes, “Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle”. (El versículo 2 salta al domingo por la mañana). La frase, “Cuando pasó el día de reposo”, se refiere al día solemne que ocurrió el jueves. Puesto que las mujeres no podían comprar especias en el séptimo día, el día de reposo (semanal), el viernes era el único tiempo en que podían hacerlo.
Lucas 23:56 dice, “Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento”. Después de comprar las especias, regresaron y las prepararon para aplicarlas al cuerpo de Cristo en la tumba, lo cual planeaban hacer después de descansar el día de reposo semanal.
Lucas 24:1 dice, “El primer día de la semana [domingo], muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas”. Las mujeres encontraron el sepulcro vacío (vs. 3). Dos ángeles con vestiduras resplandecientes les informaron que Cristo ya había “resucitado” (vs. 4-6). Marcos 16:2 dice que las mujeres estaban presentes “ya salido el sol”. Es decir que Cristo resucitó antes del amanecer. Juan 20:1 nos dice además que María Magdalena llegó temprano “siendo aún oscuro” y encontró que la piedra que sellaba el sepulcro ya había sido quitada. Ninguna resurrección al amanecer podría haber ocurrido — ¡porque Cristo ya había resucitado!
En ninguna parte las Escrituras se registra que Cristo resucitó al amanecer del domingo. Sin embargo, nos dice que Cristo estaría en su tumba por tres días y tres noches. Cualquiera que esté dispuesto a creer en la Biblia no le resultará difícil aceptar esto. De hecho, es la única conclusión lógica que se puede sacar. Cristo fue colocado en la tumba poco antes del atardecer del miércoles. Tres días completos (tres días y tres noches) nos llevan al final del día de reposo semanal, justo antes de la puesta del sol, cuando Cristo resucitó — ¡tal como Él había profetizado!
Pruebas para confirmar el año 31 d. C.
El calendario sagrado revela que la Pascua ocurrió un miércoles en el año 31 d. C. Al establecer primero el día de la semana y el día del mes de la Pascua en 1931, podemos llegar al día de la semana y al día del mes de la Pascua en el año 31 d. C. Habrían transcurrido exactamente cien ciclos de tiempo de 19 años. Seguir este método ayuda grandemente a calcular la diferencia de tiempo transcurrido entre el calendario romano y sagrado durante ese lapso de 1.900 años. Después de esto, podemos calcular con seguridad el mes y la semana en que cayó la Pascua en el año 31 d. C. (Nuestro folleto gratuito La verdad sobre el calendario de Dios explica estos cálculos con mayor detalle técnico).
Varios programas de software del calendario hebreo calculan cuándo cae la Pascua o cualquier otro Día Santo en casi cualquier año, incluso antes del 31 d. C.
Los siguientes relatos históricos validarán aún más la evidencia presentada aquí.
El decreto de Artajerjes
En el séptimo año de Artajerjes, rey de Persia, se emitió un decreto para reconstruir Jerusalén (Esdras 7). Siguió el decreto de Ciro, en el que reconoció que el “Eterno el Dios de los cielos” le había mandado “que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá” (Esdras 1:2). El decreto de Artajerjes adquirió importancia debido a una profecía revelada a Daniel.
Daniel 9:25 dice, “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. Esto muestra que hay 62 semanas + 7 semanas — 69 semanas proféticas (o 483 días). Al aplicar el principio de un día por cada año (Núm. 14:34; Eze. 4:6), llegamos a 483 años desde el decreto hasta el comienzo del ministerio de Cristo.
El decreto se hizo durante el séptimo año del reinado de Artajerjes (457 a. C.). Esta fecha está históricamente bien documentada. Al restar 457 de 483, llegamos al año 26 d. C. Cuando del a. C. hasta el d. C., los astrónomos suman correctamente un año, ya que no hay un año “cero”, aunque los historiadores y cronólogos generalmente descuidan hacerlo. Añadir un año nos lleva al año 27 d. C. — el año profetizado del comienzo del ministerio del Mesías.
Lucas 3:23 nos dice, “Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años…” El contexto de este versículo es después de que Juan el Bautista había comenzado su ministerio y justo antes de que Jesús comenzara el suyo. Puesto que Jesús tenía 30 años en el año 27 d. C., habría nacido en el año 4 a. C. Recuerde, hay que añadir un año para compensar la falta de un año “cero”. Así, desde el año 4 A.C., avanzar 30 años nos lleva al 27 d. C. Esto nos lleva a la siguiente prueba histórica que confirma aún más cuando nació Cristo.
El tiempo de la muerte de Herodes
Poco después del nacimiento de Cristo, un ángel se le apareció a José en sueños y le dijo que él y su esposa María debían tomar al niño y huir a Egipto. Permanecieron allí hasta la muerte de Herodes (Mat. 2:15). Cristo era un niño de menos de un año cuando murió Herodes.
Mateo 2:16 revela que Herodes “mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos”. Herodes conocía la edad aproximada del niño, pero fue más allá de esa edad incluyendo aquellos de hasta dos años, para asegurar que el Mesías profetizado no escapara de la ejecución.
Para establecer mejor el tiempo exacto de la muerte de Herodes, encontramos en las Antigüedades de los judíos de Josefo una referencia a un eclipse lunar. Una nota a pie de página en la traducción de Whiston de Josefo dice, “Este eclipse de luna (que es el único eclipse mencionado por Josefo) es de gran importancia para la determinación del tiempo de la muerte de Herodes… y para el nacimiento y la cronología completa de Jesucristo. Esto sucedió el 13 de marzo del año del período juliano 4710, y el año 4 antes de la era cristiana” (Libro XVII, cap. vi, sec. 4). Según Josefo, Herodes murió el año siguiente, el 3 a. C.
Poco después de la muerte de Herodes, el ángel le instruyó a José que regresara a la tierra de Israel con María y Jesús, que tendría alrededor de un año.
Época de la construcción del Templo
Como se mencionó, Cristo tenía 30 años (Lucas 3:23) cuando comenzó su ministerio en el año 27 d. C. Ahora, veremos cómo la cronología del templo armoniza con la cronología de Cristo, “Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo” (Juan 2:18-21).
Esto ocurrió en la primera Pascua durante el ministerio de Cristo, en el año 28 d. C. Los judíos dijeron que el templo había estado en construcción por 46 años. Al añadir un año para compensar la falta de un año “cero”, esto significa que la construcción del templo comenzó en el año 19 a. C., en el año decimoctavo del reinado de Herodes.
En Antigüedades, Josefo escribió: “Y ahora Herodes, en el año dieciocho de su reinado… emprendió una obra muy grande, esto es, construir por sí mismo el templo de Dios…” (Libro XV, cap. xi, sec. 1). Desde el año 19 a. C., avanzamos 46 años desde el inicio de la reconstrucción del templo, llegando al año 28 d. C. — la primera Pascua después del comienzo del ministerio de Cristo.
El reinado del emperador Tiberio
Otra evidencia histórica involucra el tiempo del comienzo del ministerio de Juan el Bautista. Lucas 3:1 comienza, “En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato…” Luego describe el comienzo del ministerio de Juan.
El reinado del emperador romano Tiberio comenzó alrededor del año 11 o 12 d. C., ya que él reinó simultáneamente que Augusto César durante aproximadamente dos años. Si sumamos los 15 años del reinado de Tiberio al 11 o 12 d. C., llegamos al 26 o 27 d. C. Aquí nuevamente vemos la cronología bíblica verificada por la historia. El año 15 de Tiberio nos lleva precisamente al comienzo del ministerio de Juan el Bautista, que fue justo antes del tiempo del ministerio de Cristo.
El gobierno de Poncio Pilato
Los historiadores coinciden en que Pilato gobernó durante diez años. Lucas 3:1 muestra que, durante el año 15 del reinado de Tiberio, Pilato era gobernador. Algunos relatos históricos, como la Enciclopedia Británica, asignan el gobierno de Pilato entre el 26 y el 36 d. C. Cuando fue llamado, inmediatamente buscó ayuda de su cercano aliado político, el emperador Tiberio. Sin embargo, mientras Pilato iba en camino a hablar, Tiberio murió en el año 37 d. C. Con la muerte de Tiberio, el gobierno de Pilato terminó ese mismo año. Por lo tanto, el gobierno de diez años de Pilato habría tenido que coincidir con los años 27 al 37 d. C.
Ahora recapitulemos: el gobierno de Pilato sobre Judea comenzó a principios del año 27 d. C., durante el año decimoquinto del gobierno de Tiberio. Entre tanto, Juan el Bautista comenzó su ministerio a principios del año 27 d. C., que precedió al ministerio de Cristo por varios meses.
El ministerio de Cristo no habría comenzado hasta el otoño del año 27 d. C. ya que (1) tenía 30 años cuando comenzó su ministerio y (2) nació en el otoño del año 4 a. C. (Lea nuestro folleto El verdadero origen de la Navidad). El ministerio no pudo haber comenzado después del año 28 d. C. porque, en ese momento, la construcción del templo, que duró 46 años, habría terminado. Así, el otoño del año 27 d. C. corresponde con numerosas pruebas seculares e históricas, así como con las Escrituras.
La duración del ministerio de Cristo
Recuerde la profecía en Daniel 9, que estableció 483 años, desde el 457 a. C. hasta el 27 d. C. El versículo 27 establece la duración del ministerio profetizado de Cristo: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”.
Cristo debía confirmar el pacto por una semana. Según el principio de un año por cada día, los siete días de esa semana equivalen a siete años. Sin embargo, a mitad de la semana, el Mesías debía hacer cesar el sacrificio y la ofrenda. Esto se hizo al ofrecer su propia vida para cubrir los pecados de toda la humanidad, como parte del plan de salvación de Dios. Al Mesías se le “quitó la vida” (vs. 26) a la “mitad de la semana” — después de tres “días y medio” o años proféticos. Su ministerio terrenal duró exactamente tres años y medio. Luego le fue quitada la vida — crucificado — a mitad de la semana — miércoles. En esta profecía, la “mitad de la semana” tenía un significado dual, como lo tiene la mayoría de las profecías.
Puesto que el ministerio de Cristo comenzó en el otoño del año 27 d. C., esto significa que fue crucificado en la primavera del año 31 d. C., tres años y medio después.
Juan 2:23 registra la primera Pascua de su ministerio en el año 28 d. C.: “Estando en Jerusalén en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía”. Después, Cristo comenzó a enseñar en el área de Judea, cerca de Jerusalén.
Lucas 6:1 registra un evento durante la temporada de la Pascua en el segundo año de su ministerio, en el año 29 d. C.: “Y aconteció que el segundo día de reposo después del primero, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos” (VKJ).
El término “el segundo día de reposo después del primero”, significa el segundo día solemne, que era el último día de Panes sin Levadura. Aunque este evento se cubrió en Mateo 12:1-8 y Marcos 2:23-28, sólo en el relato de Lucas, escrito en griego, aclara cual día de reposo era. El término griego, deuteroproton sabbaton, literalmente significa “el segundo día de reposo del primer rango” — o el segundo día solemne de esa temporada de la Pascua.
Juan 6:4-5 registra lo siguiente, lo cual precedió la tercera Pascua (30 d. C.) del ministerio de Cristo: “Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” Esto también está registrado en Mateo 14:15, Marcos 6:35-36 y Lucas 9:12.
La cuarta y última Pascua del ministerio de Cristo es la Pascua más documentada de todas. Los cuatro evangelios la cubren en detalle. Note Lucas 22:1-2, “Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarle; porque temían al pueblo”. Juan 11:55 registra, “Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse”.
La última Pascua de Cristo completó su ministerio terrenal de tres años y medio. Nuevamente, esto comenzó en el otoño del año 27 d. C. y terminó en la primavera del año 31 d. C., un miércoles — “a mitad de semana”. El mundo del cristianismo profeso dice que la crucifixión de Cristo ocurrió un viernes, en el año 33 d. C. Sin embargo, se puede documentar fácilmente mediante el Calendario Sagrado de Dios que ninguna de las cuatro Pascuas durante el ministerio de Cristo sucedió en viernes. Las cuatro Pascuas cayeron en lunes (28 d. C.), sábado (29 d. C.), miércoles (30 d. C.) y miércoles (31 d. C.), respectivamente.
Hemos probado a partir de la palabra de Dios, su Calendario Sagrado y la historia secular del hombre que la crucifixión no tuvo lugar ni en un viernes ni en el año 33 d. C. Más bien, Cristo fue crucificado y sepultado un miércoles del año 31 d. C. Ahora que usted está armado con la verdad, ¿la aceptará o a las tradiciones ciegas del cristianismo profeso?